Un año más que se va y…
El año que está por terminar finaliza, en todo sentido, peor de como empezó. Diciembre se está yendo con todo lo extraño que ha sido: comenzó como un cálido verano, pero a partir del sábado 19 parecía un otoño tardío con viento de noviembre o febrero y también con frío penetrante, además de lo lluvioso que fue el domingo 20 y la inusitada nevada en el Tajumulco. Al final del año, habrá quien haga su propio balance; y no dejan de darse a conocer las noticias más destacadas, los personajes del año y a los pocos que les ha ido bien.
En elPeriódico del pasado 21, a toda página, ya se informó de las cuantiosas utilidades registradas por exportadores, supermercados, pacas, casas de empeño y préstamos, empresas de cobro, y cadenas de comida rápida.
A lo que no se hace referencia --pero si está en otras publicaciones-- es a las exorbitantes ganancias del sistema bancario y financiero, el cual está cada vez más en manos del capital extranjero y que todo ello se da en un país irresponsablemente endeudado, con dos millones de guatemaltecos amenazados por la hambruna (110 mil niños entre ellos), 410 mil personas en estado de inseguridad alimentaria, las reservas de alimentos por agotarse y la pobreza y pobreza extrema aumentando en espiral así como el desempleo y el subempleo.
En lo institucional, a nivel del Ejecutivo, no se ha optado por hacer un alto en el camino, escuchar lo que se sabe y dice sobre cómo está la situación del país en realidad, y tratar de enmendar el rumbo. La justicia está de lo más corrompida y maliciosamente retardada. En la legislatura actual, la bancada oficial es la peor de las que le han antecedido, las alianzas logradas son de lo más funestas y la oposición es tan oportunista como inconsistente e irresponsable.
Identificar el eslabón más débil del poder (el real y el formal), no es difícil. Se trata, en su conjunto, de los tres Organismos de Estado. Y, aunque en la Constitución se diga que entre ellos no puede haber subordinación y que para el ejercicio de la soberanía el pueblo se las delega, esto no es así. La no subordinación es una ficción; el ejercicio de la soberanía, también.
La legislación se emite, el ejecutivo se administra y la justicia se imparte en interés de uno o más de los sectores dominantes o de los que se disputan por serlo y, para escarnio del país, un embajador estadounidense que así como se mete hasta la cocina de Casa Presidencial es muy dado en su embajada a imponer componendas bajo la mesa.
La historia y nuestra realidad actual no hay que verlas al margen o por encima de la lucha de clases y los intereses de clase. Las contradicciones existentes son, en algunos casos, de carácter antagónico. Las no antagónicas, pueden solventarse sin que nada pase. Las antagónicas, al agudizarse, tensan más la situación.
Diciembre ha sido un mes con luces y sombras, emociones y contratiempos, expectativas y desencantos, logros y pesares, consumismo impuesto y violencia incontenible y, según el Informe 2009 de Latinobarómetro, un 50 por ciento de la población que dice que apoyaría un golpe de Estado. Es el mes en que en un día como ayer --hace 13 años-- se firmó una Paz que está pendiente de construir y cuyos acuerdos han sido desvirtuados e incumplidos.
A punto de darle vuelta a la última hoja del almanaque, celebro tener todavía tiempo y salud para acordarme de la primera nevada del invierno de 1964 en Budapest, la víspera del 31 de diciembre. A Ana María y a mi nos sigue pareciendo la postal que no alcanzamos a enviar a los nuestros y que, en mi caso, marca el fin del año en que tomo conciencia de lo que significa ser padre. Pedro, el hijo mayor, nació en julio; su hermano, dos años después, en enero.
La felicidad y los pesares se juntan. Sin duda es por eso que mucha más felicidad habría en nuestra casa con el nacimiento en 1970 de Ernesto, nuestro tercer hijo y de Miguel José, el menor, en 1976. Esta felicidad tan grande resulta imposible separarla del inmenso dolor que su fallecimiento nos causara cuando apenas empezaban a vivir.
En todo caso, el ánimo hay que mantenerlo en alto, siempre en alto, estar de pié y, de frente al sur, saludar el 51 aniversario del triunfo de la Revolución Cubana.
A mi segundo hijo, Espartaco, en su cumpleaños, lo felicito y, con las palabras de Antonino, el poeta, escritas por Otto René Castillo antes de una batalla más, le abrazo diciéndole que “las aves de más dulce canto, defienden su libertad también con garras”.
En la Tesis sobre Feuerbach, Carlos Marx afirmó que a lo largo de la historia, "los filósofos se han dedicado a interpretar el mundo, pero de lo que se trata es de transformarlo". Sirva este espacio para continuar en este esfuerzo permanente por tomar el cielo por asalto.
martes, 29 de diciembre de 2009
jueves, 24 de diciembre de 2009
A media semana
A 40 años de distancia
En homenaje a Bernardo Alvarado Monzón
y Huberto Alvarado Arellano
Hace 40 años, el 22 de diciembre, al medio día, se clausuraba en un lugar no lejos de la capital de Guatemala y en las más estrictas condiciones de clandestinidad, el IV Congreso del Partido Guatemalteco del Trabajo, PGT. El Congreso se instaló la mañana del viernes 19. Las medidas de seguridad observadas, las intervenciones, participación y disciplina de los delegados electos llegados de todo el país y las tareas a cargo de las unidades de apoyo garantizaron su exitosa realización.
Los trabajos de preparación del Congreso se llevaron a cabo en el curso del año y en ellos se contó con la participación de militantes, cuadros y dirigentes del Partido y de su organización juvenil que en sus respectivos organismos estudiaron, discutieron y dieron su opinión sobre los proyectos de documentos a conocer y aprobar por el órgano superior del Partido.
Durante el evento, se discutieron y aprobaron los siguientes documentos: 1) El Informe del Comité Central sobre la lucha y actividad del Partido; 2) El Programa del Partido; y, 3) Los nuevos Estatutos. Se eligió, además, el nuevo Comité Central. En el curso de las reuniones de trabajo y discusión se dio lectura a los saludos de varios Partidos Comunistas y Obreros hermanos. Se presentó y fue aprobado el Informe de la Juventud Patriótica del Trabajo, JPT, sobre sus labores y actividad, perspectivas de desarrollo y vínculos con los jóvenes y estudiantes guatemaltecos.
El Informe del Comité Central consta de cinco capítulos: I) Principales aspectos y experiencias de la lucha revolucionaria; II) El Partido, su actividad, sus problemas, sus éxitos y sus fallas y debilidades; III) Situación económica, clases sociales y cuadro político de Guatemala; IV) Cuestiones internacionales; y, V) La orientación fundamental del Partido.
De la discusión del Informe y demás materiales y, en especial, del desarrollo y enriquecimiento de su Capítulo V, el Congreso adoptó la Resolución sobre La Orientación Fundamental del Partido.
La Orientación Fundamental aprobada como El Camino de la Revolución Guatemalteca consta de seis capítulos: I. Principales rasgos del país; II. Cuestiones estratégicas de la Revolución Guatemalteca; III. Principios generales de la Guerra Revolucionaria Popular; IV. Sobre las etapas y el posible curso del proceso revolucionario; V. Principales rasgos de la situación internacional; y, VI. Breve caracterización del período actual en el país.
El Programa de la Revolución Popular adoptado, a su vez, contiene cinco capítulos: Primero. Guatemala país atrasado y dependiente; Segundo. La revolución agraria, antiimperialista y popular; Tercero. El programa de la revolución; Cuarto. Plataforma de lucha por las demandas inmediatas del pueblo; y, Quinto. La revolución socialista guatemalteca. Además de una breve Introducción, el Programa concluye con el Llamamiento Organizados y Unidos a luchar y vencer.
En la Introducción a los Estatutos aprobados, se define al PGT como el partido marxista leninista de los comunistas guatemaltecos y la forma superior de organización de la clase obrera y de las masas trabajadoras del país. Sus 80 artículos norman las características y principios de organización y militancia, métodos y estilos de dirección, trabajo y planificación, control, balance y cumplimiento de lo acordado y sus resoluciones, dirección colectiva y responsabilidad personal, vigilancia y disciplina revolucionaria.
A 40 años de distancia, puede decirse que fue así como en aquél momento el IV Congreso logró sistematizar, desarrollar, enriquecer y resolver las cuestiones más importantes y fundamentales de la lucha revolucionaria en nuestro país, considerar sus antecedentes y visualizar sus perspectivas.
Posteriormente, los delegados al Congreso y el Comité Central electo explicaron y discutieron con las bases y organismos intermedios del partido y la dirección de la Juventud y sus militantes, con los amigos, colaboradores y simpatizantes, los resultados y documentos adoptados, su aplicación y cumplimiento en sus respectivos centros de trabajo y estudio y frentes de lucha, como parte de la educación y formación, capacitación y preparación teórica y práctica.
En los 28 años ulteriores --en etapas y momentos muy concretos de la lucha (1969 - 1972, 1972 – 1974, y 1974 – 1997)-- y gracias a la experiencia y conocimientos sucesivamente adquiridos y acumulados, y la práctica desarrollada, se logró ir superando y mejorando lo que hasta el IV Congreso se alcanzó examinar y acordar colectivamente.
En homenaje a Bernardo Alvarado Monzón
y Huberto Alvarado Arellano
Hace 40 años, el 22 de diciembre, al medio día, se clausuraba en un lugar no lejos de la capital de Guatemala y en las más estrictas condiciones de clandestinidad, el IV Congreso del Partido Guatemalteco del Trabajo, PGT. El Congreso se instaló la mañana del viernes 19. Las medidas de seguridad observadas, las intervenciones, participación y disciplina de los delegados electos llegados de todo el país y las tareas a cargo de las unidades de apoyo garantizaron su exitosa realización.
Los trabajos de preparación del Congreso se llevaron a cabo en el curso del año y en ellos se contó con la participación de militantes, cuadros y dirigentes del Partido y de su organización juvenil que en sus respectivos organismos estudiaron, discutieron y dieron su opinión sobre los proyectos de documentos a conocer y aprobar por el órgano superior del Partido.
Durante el evento, se discutieron y aprobaron los siguientes documentos: 1) El Informe del Comité Central sobre la lucha y actividad del Partido; 2) El Programa del Partido; y, 3) Los nuevos Estatutos. Se eligió, además, el nuevo Comité Central. En el curso de las reuniones de trabajo y discusión se dio lectura a los saludos de varios Partidos Comunistas y Obreros hermanos. Se presentó y fue aprobado el Informe de la Juventud Patriótica del Trabajo, JPT, sobre sus labores y actividad, perspectivas de desarrollo y vínculos con los jóvenes y estudiantes guatemaltecos.
El Informe del Comité Central consta de cinco capítulos: I) Principales aspectos y experiencias de la lucha revolucionaria; II) El Partido, su actividad, sus problemas, sus éxitos y sus fallas y debilidades; III) Situación económica, clases sociales y cuadro político de Guatemala; IV) Cuestiones internacionales; y, V) La orientación fundamental del Partido.
De la discusión del Informe y demás materiales y, en especial, del desarrollo y enriquecimiento de su Capítulo V, el Congreso adoptó la Resolución sobre La Orientación Fundamental del Partido.
La Orientación Fundamental aprobada como El Camino de la Revolución Guatemalteca consta de seis capítulos: I. Principales rasgos del país; II. Cuestiones estratégicas de la Revolución Guatemalteca; III. Principios generales de la Guerra Revolucionaria Popular; IV. Sobre las etapas y el posible curso del proceso revolucionario; V. Principales rasgos de la situación internacional; y, VI. Breve caracterización del período actual en el país.
El Programa de la Revolución Popular adoptado, a su vez, contiene cinco capítulos: Primero. Guatemala país atrasado y dependiente; Segundo. La revolución agraria, antiimperialista y popular; Tercero. El programa de la revolución; Cuarto. Plataforma de lucha por las demandas inmediatas del pueblo; y, Quinto. La revolución socialista guatemalteca. Además de una breve Introducción, el Programa concluye con el Llamamiento Organizados y Unidos a luchar y vencer.
En la Introducción a los Estatutos aprobados, se define al PGT como el partido marxista leninista de los comunistas guatemaltecos y la forma superior de organización de la clase obrera y de las masas trabajadoras del país. Sus 80 artículos norman las características y principios de organización y militancia, métodos y estilos de dirección, trabajo y planificación, control, balance y cumplimiento de lo acordado y sus resoluciones, dirección colectiva y responsabilidad personal, vigilancia y disciplina revolucionaria.
A 40 años de distancia, puede decirse que fue así como en aquél momento el IV Congreso logró sistematizar, desarrollar, enriquecer y resolver las cuestiones más importantes y fundamentales de la lucha revolucionaria en nuestro país, considerar sus antecedentes y visualizar sus perspectivas.
Posteriormente, los delegados al Congreso y el Comité Central electo explicaron y discutieron con las bases y organismos intermedios del partido y la dirección de la Juventud y sus militantes, con los amigos, colaboradores y simpatizantes, los resultados y documentos adoptados, su aplicación y cumplimiento en sus respectivos centros de trabajo y estudio y frentes de lucha, como parte de la educación y formación, capacitación y preparación teórica y práctica.
En los 28 años ulteriores --en etapas y momentos muy concretos de la lucha (1969 - 1972, 1972 – 1974, y 1974 – 1997)-- y gracias a la experiencia y conocimientos sucesivamente adquiridos y acumulados, y la práctica desarrollada, se logró ir superando y mejorando lo que hasta el IV Congreso se alcanzó examinar y acordar colectivamente.
miércoles, 16 de diciembre de 2009
A media semana
Por la ruta de la emancipación
libertadora y solidaria
El pasado lunes 14 se clausuró exitosamente en el Palacio de Convenciones de La Habana, Cuba, la VIII Cumbre de la Alternativa Bolivariana para los pueblos de Nuestra América (ALBA). Su realización coincidió con el V Aniversario de su creación y cuyo Documento de Constitución fue suscrito en la capital cubana por el entonces Presidente y Jefe de Estado de la República de Cuba, Comandante Fidel Castro Ruz, y el Presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Hugo Chávez Frías.
A la fecha, la Alternativa se ha ampliado y logrado concretar importantísimos proyectos de profundo contenido humanitario, social, solidario, integracionista y complementario y, además, pasado a ser la alternativa a la ya sepultada Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA).
Haciendo un poco de historia es oportuno traer a cuenta que a raíz del triunfo de la Revolución Cubana en enero de 1959 y, más concretamente, a partir de que el Presidente John F. Kennedy se instaló en la Casa Blanca (1961-1963) intentó institucionalizar un proyecto hemisférico a fin de salirle al paso y contener la influencia y simpatía que los éxitos revolucionarios en Cuba podrían despertar a lo largo y ancho del Continente y llegaran a expandirse. En agosto de 1961, en Punta del Este (Uruguay), se creó la Alianza para el Progreso (ALPRO) de la que ya ni se habla ni se le recuerda a no ser para referirse a su fracaso.
Al Presidente Kennedy hay que cargarle a su cuenta las provocaciones, amenazas y agresiones contra Cuba incluyendo la fracasada invasión a Playa Girón, la crisis de octubre, y la serie de planes subversivos y guerra bacteriológica, operaciones encubiertas que sus sucesores han desplegado e incrementado, y la responsabilidad de endurecer el criminal bloqueo que dura hasta hoy.
En particular, a partir de la administración de Ronald Reagan (1981-1989), la política agresiva contra Cuba se arreció y a la continuidad de las amenazas, provocaciones y agresiones de sus antecesores, se dio paso a la institucionalización de la globalización del gran capital, el libre mercado, el neoliberalismo, y la privatización y saqueo de los recursos estratégicos propiedad de los pueblos y naciones de nuestro Continente.
Se adelgazó a los Estados y se les impuso la subsidiaridad en beneficio de las oligarquías locales y las transnacionales. El “patio trasero” pasó a ser, además, espacio bajo control imperial para la libre circulación de sus mercancías, la colocación de sus excedentes y basurero de sus desechos contaminantes y tóxicos.
La ominosa etapa iniciada el 1 de enero de 1994 con la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (NAFTA, por sus siglas en inglés) representa para el resto de países del Continente la generalización de la política de libre mercado y suscripción forzada y asimétrica de los Tratados de Libre Comercio (TLC) en beneficio de las transnacionales estadounidenses y perjuicio para los pueblos cuyos gobernantes los han suscrito.
Es ese el escenario de los sucesivos y estrepitosos fracasos de la Casa Blanca en sus relaciones y política hacia América Latina y el Caribe, en particular, durante la última década del siglo pasado marcada por un mundo unipolar depredador y, lo que va de la presente, por dos guerras que está perdiendo y la recesión más grave de los últimos 70 años que afecta a todo el mundo.
De ahí que en su desesperación la potencia imperial más poderosa de la historia se vea urgida de reactivar su IV Flota, hacer uso de las siete bases militares de que ya dispone en Colombia, reforzar las demás con que cuenta en otros países, echar mano de nuevo a los golpes militares, y utilizar procesos electorales convencionales a fin de restablecer su poder de dominación y explotación a la manera de los años de la Guerra Fría.
Como contrapartida, la trascendencia y proyección de la VIII Cumbre radica en lo que ya se ha logrado en lo social, económico y político, y en lo que se acordó para de aquí en adelante y que consta en su Declaración Final.
Los nueve Jefes de Estado y de Gobierno y los pueblos que ahora integran la Alternativa Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América – Tratado de Comercio de los Pueblos (ALBA – TCP), están concretando de manera creadora y desafiante, la emancipación libertadora de nuestros pueblos y al calor de la solidaridad internacionalista y humanitaria, la construcción de un mundo mejor con el Comandante Fidel y el Presidente Chávez al frente.
libertadora y solidaria
El pasado lunes 14 se clausuró exitosamente en el Palacio de Convenciones de La Habana, Cuba, la VIII Cumbre de la Alternativa Bolivariana para los pueblos de Nuestra América (ALBA). Su realización coincidió con el V Aniversario de su creación y cuyo Documento de Constitución fue suscrito en la capital cubana por el entonces Presidente y Jefe de Estado de la República de Cuba, Comandante Fidel Castro Ruz, y el Presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Hugo Chávez Frías.
A la fecha, la Alternativa se ha ampliado y logrado concretar importantísimos proyectos de profundo contenido humanitario, social, solidario, integracionista y complementario y, además, pasado a ser la alternativa a la ya sepultada Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA).
Haciendo un poco de historia es oportuno traer a cuenta que a raíz del triunfo de la Revolución Cubana en enero de 1959 y, más concretamente, a partir de que el Presidente John F. Kennedy se instaló en la Casa Blanca (1961-1963) intentó institucionalizar un proyecto hemisférico a fin de salirle al paso y contener la influencia y simpatía que los éxitos revolucionarios en Cuba podrían despertar a lo largo y ancho del Continente y llegaran a expandirse. En agosto de 1961, en Punta del Este (Uruguay), se creó la Alianza para el Progreso (ALPRO) de la que ya ni se habla ni se le recuerda a no ser para referirse a su fracaso.
Al Presidente Kennedy hay que cargarle a su cuenta las provocaciones, amenazas y agresiones contra Cuba incluyendo la fracasada invasión a Playa Girón, la crisis de octubre, y la serie de planes subversivos y guerra bacteriológica, operaciones encubiertas que sus sucesores han desplegado e incrementado, y la responsabilidad de endurecer el criminal bloqueo que dura hasta hoy.
En particular, a partir de la administración de Ronald Reagan (1981-1989), la política agresiva contra Cuba se arreció y a la continuidad de las amenazas, provocaciones y agresiones de sus antecesores, se dio paso a la institucionalización de la globalización del gran capital, el libre mercado, el neoliberalismo, y la privatización y saqueo de los recursos estratégicos propiedad de los pueblos y naciones de nuestro Continente.
Se adelgazó a los Estados y se les impuso la subsidiaridad en beneficio de las oligarquías locales y las transnacionales. El “patio trasero” pasó a ser, además, espacio bajo control imperial para la libre circulación de sus mercancías, la colocación de sus excedentes y basurero de sus desechos contaminantes y tóxicos.
La ominosa etapa iniciada el 1 de enero de 1994 con la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (NAFTA, por sus siglas en inglés) representa para el resto de países del Continente la generalización de la política de libre mercado y suscripción forzada y asimétrica de los Tratados de Libre Comercio (TLC) en beneficio de las transnacionales estadounidenses y perjuicio para los pueblos cuyos gobernantes los han suscrito.
Es ese el escenario de los sucesivos y estrepitosos fracasos de la Casa Blanca en sus relaciones y política hacia América Latina y el Caribe, en particular, durante la última década del siglo pasado marcada por un mundo unipolar depredador y, lo que va de la presente, por dos guerras que está perdiendo y la recesión más grave de los últimos 70 años que afecta a todo el mundo.
De ahí que en su desesperación la potencia imperial más poderosa de la historia se vea urgida de reactivar su IV Flota, hacer uso de las siete bases militares de que ya dispone en Colombia, reforzar las demás con que cuenta en otros países, echar mano de nuevo a los golpes militares, y utilizar procesos electorales convencionales a fin de restablecer su poder de dominación y explotación a la manera de los años de la Guerra Fría.
Como contrapartida, la trascendencia y proyección de la VIII Cumbre radica en lo que ya se ha logrado en lo social, económico y político, y en lo que se acordó para de aquí en adelante y que consta en su Declaración Final.
Los nueve Jefes de Estado y de Gobierno y los pueblos que ahora integran la Alternativa Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América – Tratado de Comercio de los Pueblos (ALBA – TCP), están concretando de manera creadora y desafiante, la emancipación libertadora de nuestros pueblos y al calor de la solidaridad internacionalista y humanitaria, la construcción de un mundo mejor con el Comandante Fidel y el Presidente Chávez al frente.
jueves, 10 de diciembre de 2009
A media semana
De los seis u ocho, ya hay cinco
La contraofensiva derechizante de las oligarquías locales y los neoconservadores estadounidenses en América Latina y el Caribe, en unos casos, pasa por los golpes de Estado y, en otros, por procesos electorales convencionales. En uno y otro caso, el deliberado propósito es contener y, si les es posible, derrocar a los gobernantes de Venezuela, Bolivia y Ecuador, y acabar con los procesos de transformaciones revolucionarias, democráticas y progresistas que encabezan. Por supuesto, ello modificaría la correlación de fuerzas y de gobiernos en América del Sur.
Los grandes consorcios transnacionales de prensa, la SIP que los representa, y los medios escritos, radiales y de televisión de su propiedad, son sus principales aliados en su propósito por distorsionar los hechos e ir, concertadamente, configurando una opinión que cuestiona y deforma lo que sucede en Cuba, Venezuela, Bolivia y Ecuador, tanto como en Nicaragua. El Salvador empieza a inquietarlos y darles dolores de cabeza.
Para los empresarios locales y el Departamento de Estado, Paraguay, Uruguay, Argentina y Brasil tampoco están fuera de su ofensiva. El filo principal lo dirigen a contener o interceptar los cambios que se están dando, de acuerdo a la situación y condiciones de cada país, sus características y peculiaridades y que, en la medida que tendieran a profundizarse, podrían poner en riesgo sus planes de dominación y control geoestratégico. Chile, en nada los afecta; Panamá, Colombia y México, menos; Perú, tampoco y no se diga Honduras con un gobernante impuesto bajo un régimen de facto y que esperan que tome posesión el 28 de enero.
Ante el golpe de Estado en Honduras, el presidente Arias, antes que favorecer el restablecimiento del orden constitucional y la restitución del presidente Zelaya al cargo para el que fue electo, prolongó deliberadamente la crisis y favoreció, a la larga, el montaje de la farsa del 28 de noviembre. Se apresta ahora a recibir en San José al ultraderechista “mandatario” hondureño así electo.
En el caso del Guatemala, hay que considerar lo que para nuestro pueblo y nuestro país significa formar parte del Plan Puebla-Panamá, las cada vez más estrechas relaciones con el gobierno de Uribe, la puesta en marcha de la construcción de la Franja Transversal del Norte (FTN), los ya también iniciados trabajos de construcción del Canal Terrestre Interoceánico (CTI) --eufemísticamente denominado Corredor Tecnológico (CT)--, que unirá al océano Atlántico con el Pacífico, y la reinstalación de las Brigadas militares que ya habían sido clausuradas según lo convenido en los Acuerdos de Paz.
Puede decirse, entonces, que en México, Honduras, Panamá, Colombia y Perú gobierna la derecha y que sus gobernantes son los más cercanos aliados del imperio. El de Costa Rica ya se ha movido en esa dirección y, los de Guatemala, lo son desde 1954. En Chile, Brasil y la República Dominicana, a través de la vía electoral, podrían sumarse a esa corriente los gobiernos que resultaran electos. Electoralmente, también, podría ocurrir en Nicaragua y, mediante el golpe de Estado, en Paraguay.
De lo anterior se infiere que la lucha entre la emancipación libertadora e independentista, soberana e integracionista en América Latina y el Caribe y la derechización neoliberal, militarizante y neocolonizadora --encabezada por Bush, Cheney, McCain, Negroponte, Reich y Valenzuela, y la derecha de la región--, tenderá a ser cada vez más aguda y, en esa medida, configurando los campos de cada fuerza, sector, movimiento social y popular, y los pueblos y gobiernos del Continente.
En este escenario cobra toda su vigencia y se enriquece el pensamiento, la lucha y batallas libradas por Maceo, Gómez, Agramonte y Martí, por Bolívar, Sucre, San Martín y Morazán, por Pedro Molina y Dolores Bedoya, por Baliño y Grobart, Mariátegui, Sandino, Farabundo y Mella, por Lázaro y Blas, Frank, Abel, Camilo y el Che, por Ñico y Severo, Carlos Rafael y Almeida, por Vilma, Celia y Aidé.
Mantiene toda su vigencia y se enriquece, también, el pensamiento, la lucha y batallas libradas por Juárez, Zapata, Villa y Cárdenas, por Prestes, Arismendi, Shafick y Padilla, por Obando Sánchez y Víctor Manuel, por Turcios Lima y Rolando, por Nayo y por Huberto.
La contraofensiva derechizante de las oligarquías locales y los neoconservadores estadounidenses en América Latina y el Caribe, en unos casos, pasa por los golpes de Estado y, en otros, por procesos electorales convencionales. En uno y otro caso, el deliberado propósito es contener y, si les es posible, derrocar a los gobernantes de Venezuela, Bolivia y Ecuador, y acabar con los procesos de transformaciones revolucionarias, democráticas y progresistas que encabezan. Por supuesto, ello modificaría la correlación de fuerzas y de gobiernos en América del Sur.
Los grandes consorcios transnacionales de prensa, la SIP que los representa, y los medios escritos, radiales y de televisión de su propiedad, son sus principales aliados en su propósito por distorsionar los hechos e ir, concertadamente, configurando una opinión que cuestiona y deforma lo que sucede en Cuba, Venezuela, Bolivia y Ecuador, tanto como en Nicaragua. El Salvador empieza a inquietarlos y darles dolores de cabeza.
Para los empresarios locales y el Departamento de Estado, Paraguay, Uruguay, Argentina y Brasil tampoco están fuera de su ofensiva. El filo principal lo dirigen a contener o interceptar los cambios que se están dando, de acuerdo a la situación y condiciones de cada país, sus características y peculiaridades y que, en la medida que tendieran a profundizarse, podrían poner en riesgo sus planes de dominación y control geoestratégico. Chile, en nada los afecta; Panamá, Colombia y México, menos; Perú, tampoco y no se diga Honduras con un gobernante impuesto bajo un régimen de facto y que esperan que tome posesión el 28 de enero.
Ante el golpe de Estado en Honduras, el presidente Arias, antes que favorecer el restablecimiento del orden constitucional y la restitución del presidente Zelaya al cargo para el que fue electo, prolongó deliberadamente la crisis y favoreció, a la larga, el montaje de la farsa del 28 de noviembre. Se apresta ahora a recibir en San José al ultraderechista “mandatario” hondureño así electo.
En el caso del Guatemala, hay que considerar lo que para nuestro pueblo y nuestro país significa formar parte del Plan Puebla-Panamá, las cada vez más estrechas relaciones con el gobierno de Uribe, la puesta en marcha de la construcción de la Franja Transversal del Norte (FTN), los ya también iniciados trabajos de construcción del Canal Terrestre Interoceánico (CTI) --eufemísticamente denominado Corredor Tecnológico (CT)--, que unirá al océano Atlántico con el Pacífico, y la reinstalación de las Brigadas militares que ya habían sido clausuradas según lo convenido en los Acuerdos de Paz.
Puede decirse, entonces, que en México, Honduras, Panamá, Colombia y Perú gobierna la derecha y que sus gobernantes son los más cercanos aliados del imperio. El de Costa Rica ya se ha movido en esa dirección y, los de Guatemala, lo son desde 1954. En Chile, Brasil y la República Dominicana, a través de la vía electoral, podrían sumarse a esa corriente los gobiernos que resultaran electos. Electoralmente, también, podría ocurrir en Nicaragua y, mediante el golpe de Estado, en Paraguay.
De lo anterior se infiere que la lucha entre la emancipación libertadora e independentista, soberana e integracionista en América Latina y el Caribe y la derechización neoliberal, militarizante y neocolonizadora --encabezada por Bush, Cheney, McCain, Negroponte, Reich y Valenzuela, y la derecha de la región--, tenderá a ser cada vez más aguda y, en esa medida, configurando los campos de cada fuerza, sector, movimiento social y popular, y los pueblos y gobiernos del Continente.
En este escenario cobra toda su vigencia y se enriquece el pensamiento, la lucha y batallas libradas por Maceo, Gómez, Agramonte y Martí, por Bolívar, Sucre, San Martín y Morazán, por Pedro Molina y Dolores Bedoya, por Baliño y Grobart, Mariátegui, Sandino, Farabundo y Mella, por Lázaro y Blas, Frank, Abel, Camilo y el Che, por Ñico y Severo, Carlos Rafael y Almeida, por Vilma, Celia y Aidé.
Mantiene toda su vigencia y se enriquece, también, el pensamiento, la lucha y batallas libradas por Juárez, Zapata, Villa y Cárdenas, por Prestes, Arismendi, Shafick y Padilla, por Obando Sánchez y Víctor Manuel, por Turcios Lima y Rolando, por Nayo y por Huberto.
jueves, 3 de diciembre de 2009
A media semana
EE.UU. y América Latina: correlación gubernamental de fuerzas
En el 53 aniversario del día del desembarco
del yate Granma
En una de sus más recientes Reflexiones, el Comandante en Jefe de la Revolución Cubana, Fidel Castro Ruz, luego de que lamenta “tener que criticar a Obama, conociendo que, en ese país, hay otros posibles Presidentes peores que él”, sostiene “de que antes de que Obama concluya su mandato habrá de seis a ocho gobiernos de derecha en América Latina que serán aliados del imperio”. Considera, además, que “el sector más derechista en Estados Unidos tratará de limitar su mandato a un período de cuatro años de gobierno. Un Nixon, un Bush o alguien parecido a Cheney serán de nuevo Presidentes”. (Una historia de ciencia ficción, 11 de noviembre de 2009).
Una previsión de tal alcance corresponde a la de un estadista que claramente define el posible escenario y correlación gubernamental que ya ha empezado a configurarse en América Latina como parte de la contraofensiva política y militarización del imperio y la ultraderecha en el Hemisferio Occidental.
Este fin de semana tuvieron lugar dos procesos comiciales diametralmente diferentes en dos países muy distintos y con características y en condiciones igualmente muy diferentes.
En Honduras las votaciones del domingo fueron una burda farsa montada por un gobierno de facto, el apoyo de los militares golpistas, las más poderosas familias de la oligarquía de nuestro vecino país, y la participación de cinco partidos que secundaron y avalaron el golpe militar del 28 de junio. Ahora ya está reconocida y es pública la complicidad del gobierno de Estados Unidos y, no se diga, del partido Republicano, así como de los gobernantes de Panamá, Perú, Colombia y Costa Rica, las cúpulas empresariales del área y, además, de la Unión Europea, con la sola excepción de España.
La gran mayoría de ciudadanas y ciudadanos con derecho a votar se resistieron a asistir a las urnas y desde el mismo día del golpe militar han mantenido una tenaz y pacífica resistencia, y dado pruebas de su unidad y cohesión, capacidad, iniciativa y claridad de objetivos. Su antecedente histórico es la huelga bananera de 1954 que durante 69 días enfrentó a la nación y el pueblo hondureño al dominio imperial de Estados Unidos.
Son muchas e ilustrativas las lecciones a extraer de estas hasta hoy 158 jornadas de heroicas movilizaciones ciudadanas y populares en medio de una represión policial y militar y sanguinario terrorismo propio de un gobierno espurio.
En ese marco, en la mayoría de países de América Latina (salvo Cuba, Venezuela, Bolivia y Ecuador), todavía tienen lugar elecciones convencionales que en algunos casos pueden dar como resultado sucesiones de corte socialdemócrata (Uruguay) y que, en Paraguay, aunque pusieron fin a gobernantes de corte dictatorial y represivo, no quiere decir que la ultraderecha paraguaya y estadounidense dejen de estar tratando de crear las condiciones para una ruptura institucional y maniobrando a fin de limitar y desviar al gobierno del Presidente Lugo del contenido democrático y progresista por el que fue electo. En Brasil, las próximas elecciones podrían dar paso al retorno de un gobierno conservador y empresarial.
En Chile, el agotamiento y desgaste de la Concertación gobernante y el avance de la ultraderecha, abre las posibilidades de que el gobierno pase a manos del empresario Sebastián Piñera que nada de positivo puede representar para aquél hermano pueblo cuyas demandas más sentidas no han sido resueltas ni satisfechas por quienes después del derrumbe de Pinochet en 1989 han gobernado al país.
En cuanto a lo que está sucediendo y vaya a suceder en América Central, México, Colombia y Perú, espero empezar a abordarlo a partir de la semana entrante.
En el 53 aniversario del día del desembarco
del yate Granma
En una de sus más recientes Reflexiones, el Comandante en Jefe de la Revolución Cubana, Fidel Castro Ruz, luego de que lamenta “tener que criticar a Obama, conociendo que, en ese país, hay otros posibles Presidentes peores que él”, sostiene “de que antes de que Obama concluya su mandato habrá de seis a ocho gobiernos de derecha en América Latina que serán aliados del imperio”. Considera, además, que “el sector más derechista en Estados Unidos tratará de limitar su mandato a un período de cuatro años de gobierno. Un Nixon, un Bush o alguien parecido a Cheney serán de nuevo Presidentes”. (Una historia de ciencia ficción, 11 de noviembre de 2009).
Una previsión de tal alcance corresponde a la de un estadista que claramente define el posible escenario y correlación gubernamental que ya ha empezado a configurarse en América Latina como parte de la contraofensiva política y militarización del imperio y la ultraderecha en el Hemisferio Occidental.
Este fin de semana tuvieron lugar dos procesos comiciales diametralmente diferentes en dos países muy distintos y con características y en condiciones igualmente muy diferentes.
En Honduras las votaciones del domingo fueron una burda farsa montada por un gobierno de facto, el apoyo de los militares golpistas, las más poderosas familias de la oligarquía de nuestro vecino país, y la participación de cinco partidos que secundaron y avalaron el golpe militar del 28 de junio. Ahora ya está reconocida y es pública la complicidad del gobierno de Estados Unidos y, no se diga, del partido Republicano, así como de los gobernantes de Panamá, Perú, Colombia y Costa Rica, las cúpulas empresariales del área y, además, de la Unión Europea, con la sola excepción de España.
La gran mayoría de ciudadanas y ciudadanos con derecho a votar se resistieron a asistir a las urnas y desde el mismo día del golpe militar han mantenido una tenaz y pacífica resistencia, y dado pruebas de su unidad y cohesión, capacidad, iniciativa y claridad de objetivos. Su antecedente histórico es la huelga bananera de 1954 que durante 69 días enfrentó a la nación y el pueblo hondureño al dominio imperial de Estados Unidos.
Son muchas e ilustrativas las lecciones a extraer de estas hasta hoy 158 jornadas de heroicas movilizaciones ciudadanas y populares en medio de una represión policial y militar y sanguinario terrorismo propio de un gobierno espurio.
En ese marco, en la mayoría de países de América Latina (salvo Cuba, Venezuela, Bolivia y Ecuador), todavía tienen lugar elecciones convencionales que en algunos casos pueden dar como resultado sucesiones de corte socialdemócrata (Uruguay) y que, en Paraguay, aunque pusieron fin a gobernantes de corte dictatorial y represivo, no quiere decir que la ultraderecha paraguaya y estadounidense dejen de estar tratando de crear las condiciones para una ruptura institucional y maniobrando a fin de limitar y desviar al gobierno del Presidente Lugo del contenido democrático y progresista por el que fue electo. En Brasil, las próximas elecciones podrían dar paso al retorno de un gobierno conservador y empresarial.
En Chile, el agotamiento y desgaste de la Concertación gobernante y el avance de la ultraderecha, abre las posibilidades de que el gobierno pase a manos del empresario Sebastián Piñera que nada de positivo puede representar para aquél hermano pueblo cuyas demandas más sentidas no han sido resueltas ni satisfechas por quienes después del derrumbe de Pinochet en 1989 han gobernado al país.
En cuanto a lo que está sucediendo y vaya a suceder en América Central, México, Colombia y Perú, espero empezar a abordarlo a partir de la semana entrante.
En todo caso, el escenario y correlación gubernamental de fuerzas en América Latina y en Estados Unidos, tiende a moverse y configurar, en general, a favor de la extrema derecha. Como ya lo he dicho más de una vez --e insisto ahora-- es el peligro principal a enfrentar y desbaratar al fragor de la más amplia unidad y solidaridad internacionalista y antiimperial de gobiernos progresistas y fuerzas populares del Continente.
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