sábado, 30 de mayo de 2009

2008: Año de la recesión

El poder de las élites

El poder del capitalismo, el capitalismo mismo y el de las élites es, por su naturaleza y carácter, explotador, corrupto, discriminatorio, excluyente; se asienta en un sistema ideado por quienes lo detentan e institucionalizado por sus operadores políticos, la tecnocracia estatal y sus burócratas.

En el caso de nuestro país, el sector organizado de la élite del poder, representa a unas 20 familias que le han encomendado la defensa a ultranza del derecho a la propiedad privada, la primacía del interés individual sobre el social, el pleno “goce” de la libertad para su enriquecimiento, la acumulación de capital, el acaparamiento de utilidades y ganancias, el libre mercado, y la explotación incontrolada de las riquezas naturales y los recursos no renovables.

La élite del poder se ha abrogado, además, el “derecho” a decidir el destino del país; manda, ordena e impone a gobernantes, autoridades y funcionarios. Es el papel que en lo institucional y con los rasgos, características y modalidades de cada momento, se auto asignó desde años atrás de comienzos del siglo pasado y, más recientemente, a partir de junio de 1954.

Durante el gobierno del dictador Ubico (1931 – 1944), los intereses de los abuelos de los ahora potentados del país, estuvieron por demás asegurados y garantizados. Su servilismo y complacencia ante el tirano no tenía límites: le fueron obedientes, sumisos, y cuando se percataron que podían prescindir de él --más no de su régimen-- lo abandonaron, dejaron que renunciara y apoyaron a Ponce Vaides para que lo sucediera a partir del 1 de julio de 1944.

En los años de la Primavera Democrática (20 de octubre de 1944 – 27 de junio de 1954), estuvieron siempre detrás de los más de 30 intentos de golpes de Estado contra el gobierno del Presidente Arévalo; estimularon, financiaron, fraguaron y apoyaron la invasión mercenaria de junio de 1954 que obligó a renunciar al Presidente Arbenz.

A partir de ese año, parecieran haber entrado en un proceso de reajuste y reacomodo que coincide con el período convulso e inestable durante el que se sucedieron varias juntas militares (junio a septiembre) impuestas por la Embajada de EE.UU., y tres gobernantes liberacionistas: Castillo Armas, (1 de septiembre de 1954 - 26 de julio de 1957); González López, que sólo estuvo tres meses en el cargo; y, Flores Avendaño, de octubre de 1957 a marzo de 1958.

El electo general Ydígoras Fuentes (1958 – 1963), no les fue un gobernante incómodo y, como gozaba de su confianza y apoyo, consintieron su corrupción y desgobierno. Llegado el momento, promovieron el golpe militar que lo depuso en marzo de 1963.

A esas alturas ya era evidente el pacto de poder tácitamente concertado entre la elite económica y la cúpula militar entonces dominante, mediante el que convinieron que la administración pública pasara a manos de camarillas militares contrainsurgentes que sucesivamente encabezaron Peralta Azurdia (1963 – 1966), Arana Osorio (1970 – 1974), Laugerud García (1874 – 1978), y Lucas García (1978 - 1982). Aunque el diseño no haya sido exactamente ese, así es como se fue concretando.

El gobierno de Méndez Montenegro (1966 – 1970), no fue la excepción. Para poder asumir el cargo para el que fue electo, hubo de firmar un documento mediante el que se comprometió a garantizar el continuismo castrense, la salvaguarda e intocabilidad de los intereses del poder económico y una mayor dependencia del imperialismo estadounidense.

Todo indica --y la historia reciente lo confirma-- que en sus relaciones de poder, la élite económica en el país se comporta y procede, hacia abajo, como el capataz reprendido por el patrono y, hacia arriba --ante las multinacionales y la dominación imperialista--, con muy poco margen de maniobra y decisión. Sus relaciones son, a la vez de dominantes, de sumisión. En ello radica su debilidad principal y no hay que dejar de considerar que pase a ser lo determinante en el desplazamiento de algunos de ellos, su sustitución por empresas e inversionistas extranjeros y el capital transnacional --como ya está ocurriendo--, así como que, aunque no a todos, el coletazo de la recesión en Estados Unidos los golpee y afecte.

Si usted ha visto Los Simpsons, recordará al señor Burns, el rico personaje que en el imaginario pueblo de Springfield se cree dueño de todo y de todos y, como tal, hacia abajo de él, se conduce como algunos de los potentados de nuestro país y, ante quienes están encima de sus hombros, igual. Como dijera Matt Groening, el autor de esta serie de televisión, de ahí la desconfianza del ciudadano común ante el poder de quienes, según Aristóteles, “fallan a la hora de discernir en la vida qué es el bien”.

Por ahora, hasta aquí. Al período que comienza en 1982, continúa a partir de 1986 y se prolonga hasta hoy, me referiré la próxima semana y, el primer miércoles de septiembre, trataré de desentrañar lo que hay en el fondo de la actual crisis de gobernabilidad, sus causas, efectos, desenvolvimiento, y probable desenlace.



Diario La Hora, Guatemala
20 de agosto de 2008,
RRR \ cgs

miércoles, 27 de mayo de 2009

A media semana

Una crisis general y prolongada


En un momento como el actual, no es de extrañar que haya para quienes la muerte violenta de tres personas sea la gota que rebalsó el vaso, y vehementemente exijan justicia. A estos grupos no les importan los 15 o 20 asesinatos que a diario se comenten en el país, los altos índices de mortalidad materno infantil, por desnutrición, hambre y a causa de enfermedades fácilmente prevenibles y curables.

No son éstos los únicos indicadores de una crisis general y prolongada no resuelta (1954 – 2009). Son, apenas, algunas de sus manifestaciones de las que unas se ignoran o se reconocen por conveniencia u oportunismo y, sólo una, la primera, indigna a los que estos dos últimos domingos se han manifestado contra el Gobierno en la plaza Italia del Centro Cívico.

A los jóvenes de tres universidades privadas (Marroquín, Landívar y Del Valle) y algunos de la San Carlos, junto a adultos mayores, profesionales y empresarios se les motiva con consignas carentes de sentido y coreadas sospechosamente: “Guatemala quiere justicia”, “Los héroes no se lloran… se imitan”, “Basta ya!!!”, “No quiero sentir miedo de pedir justicia”. Estos jóvenes, por supuesto, no habían nacido en 1954 ni en 1956 o en 1962 ni en 1970 y sí, probablemente, a partir de 1980 o de 1986.

Si así es, lo más seguro es que sus padres o sus abuelos nada les hayan referido de los aciagos momentos de nuestra historia reciente y, menos, que hayan tenido tiempo de estudiar lo sucedido en estos 55 años. En consecuencia, puede que nada sepan de dónde radica y en qué consiste la causa principal de lo que está sucediendo ahora, su desencadenamiento y desarrollo, y que tampoco entienden a quién corresponde la responsabilidad principal. Además, lo más probable es que menosprecien, desconozcan o ignoren los esfuerzos hechos por tratar de superar exitosamente el estado actual de cosas y lograr que Guatemala no sea lo que es hoy.

Lo que predomina actualmente es la confusión y desorientación. Esta desorientación y confusión, lo mismo reúne, agita y moviliza a quienes están contra el Gobierno que a quienes dicen apoyarlo. Lo que no se dice pero sí se sabe es lo que está detrás de las manifestaciones pidiendo la renuncia del gobernante, los poderosos intereses en juego y a quienes es a los que más interesa la desestabilización institucional.

Quienes dicen apoyar al gobernante, por su parte, son víctimas de engaño o amenazas o chantaje o lo hacen en agradecimiento a lo que paternalistamente se les ofrece y da.

Lo que debería indignar a sus agremiados es que la dirigencia de la Unidad de Acción Sindical y Popular (UASP), y la de los maestros jefeados por un líder comprometido con el oficialismo, no tengan claro que la formalidad institucional no se defiende solapando la corrupción, la impunidad, el tráfico de influencias, el nepotismo, el asistencialismo electorero continuista y la ineptitud de quienes tienen a cargo el manejo de la cosa publica. Cuando los intereses personales se anteponen a los de los sindicalizados se es propenso a dar esos bandazos y amarrarse a una causa ajena a la de las bases.

Resulta inaceptable, pero no sorprende, también, que la dirección de una expresión de la atomizada y dispersa izquierda guatemalteca apoye al gobierno, y vea que es así como contribuye a desbaratar la conspiración y amenazas de golpe de Estado o la defenestración del mandatario. Con esta posición, confunde y desorienta a sus cada vez menos seguidores. Lo mismo sucede con quienes son de la opinión que si el mandatario fuera realmente socialdemócrata, contaría con más apoyo y respaldo popular y social.

Unos y otros se equivocan de medio a medio. Los primeros, por compromisos tácitos o expresos y los segundos porque ignoran o no tienen en cuenta que la socialdemocracia es una fuerza que trata de interceptar o mediatizar la lucha revolucionaria y mantener a flote el sistema.

En una situación así, lo correcto e inequívoco es: 1) guardar distancia de quienes están contra el gobierno y tratan de botarlo y de quienes dicen defenderlo y apoyarlo; 2) trabajar a favor de la articulación de una alternativa popular, democrática y progresista que, con entera independencia, marque el punto de partida del más amplio e incluyente proceso de acumulación de fuerzas para la toma del poder político; y, 3) darle paso a los cambios que el país necesita a partir de lo convenido en los Acuerdos de Paz, en tanto vía legítima e institucional para resolver de una vez por todas la ya tan prolongada crisis general, en interés del país y nuestro pueblo, el progreso y desarrollo, la independencia y soberanía nacional.



Diario La Hora, Guatemala,
27 de mayo de 2009,
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lunes, 25 de mayo de 2009

2008: año de la recesión

La crisis, ¿a quién favorece
y a quién perjudica?



La crisis actual en el país es una manifestación concreta del sistema imperante. De ahí que lo que procedería preguntarse es a quién o a quiénes beneficia y quién o quiénes son los perjudicados. Previamente a intentar aproximarse a una respuesta, es oportuno precisar que cuando me refiero al sistema estoy hablando de un todo y no de uno o más de uno de sus componentes. Se trata, además, del sistema que impera en un país o en un conjunto de países con sus características y particularidades derivadas de realidades y condiciones específicas.

A contrapelo de lo que opinan los ideólogos de la “izquierda modernizante”, en la actualidad siguen existiendo dos sistemas diametralmente opuestos por su naturaleza y carácter, sus realizaciones, estado actual, desarrollo, desenvolvimiento, perspectivas y, sobre todo, por sus objetivos. Como será fácil advertir, me estoy refiriendo al sistema capitalista y su estado y condiciones en cada país, región o continente, y al sistema socialista, igualmente con sus características y estado en cada país, región o continente.

En tales condiciones, resulta un contrasentido, por no decir una aberración, negar la existencia de las clases sociales y su lucha en lo nacional e internacional.

De una parte, está la oligarquía que viene a ser lo que en el pasado se le conoció como la burguesía y cuya caracterización corresponde a su naturaleza, estructura y composición actual, y porque expresa y está fusionada con los intereses de clase del imperialismo en su fase de globalización neoliberal.

De otra parte, está la clase obrera, el campesinado y demás capas trabajadoras de la población que, independientemente de su estado, situación, condiciones, organización, movilización, lucha y unidad, expresan y encarnan los intereses de los pueblos y naciones oprimidas y explotadas, discriminadas y excluidas, y sojuzgadas por la dominación y explotación oligárquica e imperialista.

En una sociedad determinada, el sistema imperante es la base y eje en torno a lo que gira todo lo demás. Del lado del sistema capitalista, en la fase actual de la dominación y explotación imperialista, su estado actual y condiciones muy concretas, así como hay países altamente desarrollados, hay países en desarrollo y países subdesarrollados.

Para el caso de Guatemala, se está en presencia de un país subdesarrollado. El sistema imperante corresponde, en consecuencia, al de un país atrasado, dependiente y neocolonizado; está en correspondencia, además, con los intereses de clase de la élite oligárquica dominante. Su institucionalización se concreta en un Estado que corresponde al carácter y naturaleza del sistema en que se asienta. Resulta siendo, entonces, un Estado de un país con un sistema atrasado, dependiente, neocolonizado y, además, en una ya muy prolongada crisis de agotamiento y caducidad.

De resultas de lo anterior, es fácil encontrar el entrelazamiento que se da entre un sistema en crisis y el Estado en que se institucionaliza. De ahí que en tanto no se produzcan cambios de fondo en el sistema, es imposible que el Estado cambie y, a la inversa; es decir, que por los cambios que se puedan dar en lo institucional, el sistema vaya a cambiar.

En consecuencia, para transformar la realidad no se trata de resolver lo que son los efectos del sistema y, menos, cada uno por separado. La ingobernabilidad, la corrupción, el nepotismo, el tráfico de influencias, el contrabando, la inseguridad ciudadana, el atraso, el hambre, la pobreza, el régimen de tenencia, propiedad y explotación de la tierra, los bajos salarios, el desempleo, los altos precios de los alimentos y la inflación galopante, son sólo algunos de las entrelazadas manifestaciones del sistema.

Otras manifestaciones de la crisis general del sistema en lo institucional, político, económico y social, se expresan, además, en los tres Poderes del Estado, sus instituciones, autoridades y funcionarios; el poder político y los partidos; la economía y las finanzas, las relaciones de producción y trabajo, la discriminación, el racismo y la exclusión social.

De esa cuenta, en una coyuntura como en la que se está, resulta peligroso e irresponsable dejarse llevar por la finta de que por lo que hay que empezar es por una depuración institucional. Ello significa prestarse al juego del poder oligárquico y caer en la trampa de la élite dominante que resulta de nuevo siendo la principal y más interesada en recomponer a su manera el poder político e institucional para así poder mantener intacto el sistema. No es difícil encontrar las similitudes y diferencias con los días previos al 25 de mayo de 1993 y su desenlace continuista.

Es ésta la cruda y desesperante realidad que sólo se va a cambiar si radicalmente se cambia el sistema.

De ello, además de estar conscientes, hay que trabajar para organizar, movilizar y unir a las fuerzas y sectores sociales y populares del país, al calor de la lucha por las transformaciones de fondo que Guatemala necesita.


Diario La Hora, Guatemala,
27 de agosto de 2008,
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miércoles, 20 de mayo de 2009

A media semana

Alternativa para el cambio


La grave crisis que se vive en Guatemala tendrá que resolverse --quiérase o no-- políticamente. Y aunque hay que tomar en cuenta el número de quienes fueron “obligados” y “acarreados” a manifestar el domingo en la Plaza de la Constitución en apoyo al gobernante y su esposa, como también el de los que “voluntaria” y “espontáneamente” se reunieron en la Plaza Italia en oposición al gobierno, esto no es determinante. Hay otros elementos y componentes más importantes, así como poderosos y encontrados intereses en juego, a considerar.

A partir del domingo 17, el gobierno queda debilitado y se aísla más. Esto se debe al errático manejo político de la crisis. Aunque ésta sea su debilidad principal, no quiere decir que se haya reducido al máximo su margen de maniobra y, menos, que esté a punto de caer o ser defenestrado. Esto, por un lado. Por el otro, el empresariado y sus seguidores no salen fortalecidos aunque sí con posibilidades de mantener la iniciativa, disponer de un mayor margen de maniobra y ejercer más presión a fin de alcanzar lo que ya se habían propuesto aún antes del asesinato de Khalil Musa y su hija, y de Rodrigo Rosenberg.

Son varios y distintos los factores que influyen, en una u otra dirección. El desenlace de la crisis no está a la vuelta de la esquina y su tendencia es a agravarse.

Al gobernante lo afectan contradicciones internas (no antagónicas aunque cada vez más evidentes) que podrían obligarlo a tener que hacer algunas concesiones y ceder en lo que hasta el domingo no parecía dispuesto, sin que ello signifique que el empresariado tenga todo a su favor.

No es una casualidad que, apresuradamente, haya tenido que venir al país el subsecretario de Estado para Asuntos del Hemisferio Occidental en funciones, David Robinson, reunirse a puerta cerrada con el mandatario guatemalteco y en presencia del canciller, el vicepresidente y el embajador estadounidense en Guatemala, diplomáticamente le manifestara “el total apoyo del gobierno de Estados Unidos ‘ante la situación”. Ese mismo día se informó que el visitante se reuniría con el sector privado. (Diario La Hora, 18 de mayo de 2009).

De lo que en ambas reuniones se haya tratado bajo la mesa no se sabrá nada y lo convenido por señas sólo servirá a las partes en pugna para ganar tiempo. Lo que no puede dejar de decirse es que la visita del funcionario estadounidense es una injerencia más en nuestros asuntos internos y una maniobra a dos bandas de la diplomacia intervencionista yanqui. Es, además, un atropello a nuestra soberanía e independencia y afecta y lesiona la ya tan deteriorada y vulnerada institucionalidad y estabilidad del país.

En tales condiciones, al gobierno no le queda sino comprometerse (aunque sea de palabra) a no interferir en el esclarecimiento de los crímenes que motivaron el mayor agravamiento de la crisis y respetar el debido proceso; insistir en su ya expresada decisión de ordenarle a la bancada oficial que agilice la aprobación de la iniciativa de ley sobre las Comisiones de Postulación y si lo logra será a cambio de compromisos costosos y tener que aceptar las condiciones de quienes se oponen a su emisión; dejar para después la modernización tributaria; aceptar la fiscalización independiente del Banco de Desarrollo Rural, S.A. (BANRURAL), y prescindir de algunos de sus funcionarios y allegados empezando, como se rumoró ayer y se confirma hoy, por sus personeros en ANACAFÉ. Lo que no parece fácil es que deje de lado sus asistencialistas y cuestionados programas de Cohesión Social ya que vendría a ser la mayor derrota política y personal de la gestión de quienes se dicen socialdemócratas.

En cuanto a cómo queda el empresariado después de su concentración del domingo, lo más peligroso es que se vaya a envalentonar aún más y en lugar de la cordura y sensatez a que llama a quienes lo secundan, predomine su arrogancia y prepotencia y trate de arrinconar más a quien puede que esté viendo vacilante, más aislado y debilitado de lo que en realidad está.

En medio del desbarajuste político e institucional a que se ha orillado al país, es esclarecedora la posición de la dirigencia del CUC y de CNOC que en conferencia de prensa del sábado 16 llamó a “constituir un bloque popular con representación de los diferentes sectores en donde se exija la transformación del Estado, y no caer en el juego de los grupos de poder… en pugna”. (albedrío, 17 de mayo de 2009).

Si así es, podría estarse hablando ya del comienzo de la articulación de la alternativa social y popular, unitaria e incluyente, de cara al futuro, para los cambios que el país necesita.


Diario La Hora, Guatemala
20 de mayo de 2009,
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lunes, 18 de mayo de 2009

2008: El año de la recesión

El momento actual


Desde antes que empezara a retomar el tema sobre algunos aspectos de la historia más reciente de nuestro país, comenzaron a perfilarse suficientes factores y elementos que, ahora puede decirse, están reconfigurado el entorno internacional así como que la situación nacional haya llegado a los extremos de gravedad en que está y que no era difícil de prever.

El punto de partida es el viernes 8 de agosto con la inauguración de los más impresionantes Juegos Olímpicos de los últimos tiempos. Simultáneamente, se produjo el desencadenamiento del conflicto bélico en El Cáucaso. Las casualidades no se dan con independencia de la voluntad y decisión de quienes están en las más altas esferas del poder. Tampoco, las coincidencias. En este caso se trata de una más de las aventuras guerreristas que suele urdir el señor George W. Bush cuando así conviene al ala más reaccionaria, conservadora y fundamentalista de la derecha republicana que actualmente gobierna en Estados Unidos.

Todo indica que la República Popular China (RPCh), está en tránsito de dejar de ser una potencia emergente para pasar a constituirse en una de las más grandes potencias del planeta. Ello viene a confirmar que la exitosa edificación del socialismo se da cuando la dirigencia del Partido Comunista en el poder y el gobierno tiene el suficiente realismo y capacidad para percibir, interpretar y concretar los cambios necesarios a fin de afianzar, profundizar y alcanzar nuevos e importantes avances, logros y conquistas en lo económico, político y social.

La exitosa celebración de los Juegos Olímpicos de Beijing, lo confirma. De resultas de ello -lo que se puede percibir desde aquí y los camaradas chinos han procedido a hacer con sensatez y sabido enfrentar y resolver-, es lo mucho que en un momento dado hay que recomponer, redefinir y rediseñar como parte del complejo y no fácil proceso de edificación de la vía socialista de desarrollo, progreso y equidad.

Diversos factores y algunos elementos más, permiten advertir la emergencia de un mundo multipolar en el que la hegemonía imperial estadounidense se debilita y aísla en medio de la crisis general que afecta a las grandes potencias capitalistas. Lo que no hay que perder de vista es que esta crisis a quien más golpea es al pueblo estadounidense, como consecuencia de problemas financieros y bancarios no resueltos, los altos precios de los combustibles y los alimentos, las altas tasas de desempleo de agosto, la sensible reducción de la capacidad adquisitiva de la clase media y el aumento de los índices de pobreza y pobreza extrema de la clase obrera, la población afroestadounidense y los migrantes e ilegales.

De la tan agravada crisis estructural en la metrópoli imperial, no están exentos los pueblos y países del Sur y sus coletazos y consecuencias se sienten con toda crudeza y gravedad.

En un cuadro así, no es de extrañar que los guerreristas del Pentágono hayan acicateado y estén detrás de los reaccionarios y pro occidentales gobernantes georgianos que el mismo 8 de agosto lanzaron una ofensiva militar contra Osetia del Sur y que, al día siguiente, Abkhasia se viera envuelta en el conflicto que tensa y agrava la situación en una área de importancia geoestratégica que enfrenta a Rusia y sus aliados con Occidente.

Al igual que el fascismo, el imperialismo trata de expandirse y sortear sus crisis acudiendo a la guerra y del conflicto en el Cáucaso, como de la guerra en Afganistán e Irak, quienes llevan las de perder, son los gobernantes estadounidenses y sus aliados.

En cuanto a la situación nacional, así como entre 1954 y 1986 y de 1986 a 2008, ha habido gobiernos de lo más nefastos, no sólo hay que calificarlos así sino señalarlos, al igual que a la élite económica local y los neocolonizadores extranjeros, como los principales responsables de que el país esté como está y que hacia donde se le ha llevado es a estar, cíclicamente, cada vez peor.

La ingobernabilidad, la anarquía y el caos, son manifestación y resultado de la acumulación de lo que no se ha resuelto, así como de la incompetencia y errática gestión de quienes han estado a cargo de la administración pública. Lo son, también, la denunciada dilapidación de fondos en el Congreso de la República y el develado espionaje en la Casa Presidencial.

Lo que podría resultar siendo prematuro afirmar es que esté dándose un reacomodo en las alturas y, menos, que sea a la “izquierda”. Lo que es evidente es el cada vez mayor acercamiento y compromisos del gobernante con sus homólogos de El Salvador y Colombia, con la República China de Taiwan, y el enfriamiento de relaciones con la República Bolivariana de Venezuela, con Bolivia y Ecuador y, en cierta forma, con el gobernante hondureño.

No es de extrañar, entonces, que haya quienes opinen que lo que no está resuelto son las disputas por el control del poder, que tendieran a ser cada vez más difíciles de solventar y la pita terminara rompiéndose por lo más delgado.

¿Meros deseos, suposiciones, o riesgo real? El tiempo lo dirá.




Diario La Hora, Guatemala,
0 de septiembre de 2008,
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2008: El año de la recesión

El momento actual


Desde antes que empezara a retomar el tema sobre algunos aspectos de la historia más reciente de nuestro país, comenzaron a perfilarse suficientes factores y elementos que, ahora puede decirse, están reconfigurado el entorno internacional así como que la situación nacional haya llegado a los extremos de gravedad en que está y que no era difícil de prever.

El punto de partida es el viernes 8 de agosto con la inauguración de los más impresionantes Juegos Olímpicos de los últimos tiempos. Simultáneamente, se produjo el desencadenamiento del conflicto bélico en El Cáucaso. Las casualidades no se dan con independencia de la voluntad y decisión de quienes están en las más altas esferas del poder. Tampoco, las coincidencias. En este caso se trata de una más de las aventuras guerreristas que suele urdir el señor George W. Bush cuando así conviene al ala más reaccionaria, conservadora y fundamentalista de la derecha republicana que actualmente gobierna en Estados Unidos.

Todo indica que la República Popular China (RPCh), está en tránsito de dejar de ser una potencia emergente para pasar a constituirse en una de las más grandes potencias del planeta. Ello viene a confirmar que la exitosa edificación del socialismo se da cuando la dirigencia del Partido Comunista en el poder y el gobierno tiene el suficiente realismo y capacidad para percibir, interpretar y concretar los cambios necesarios a fin de afianzar, profundizar y alcanzar nuevos e importantes avances, logros y conquistas en lo económico, político y social.

La exitosa celebración de los Juegos Olímpicos de Beijing, lo confirma. De resultas de ello -lo que se puede percibir desde aquí y los camaradas chinos han procedido a hacer con sensatez y sabido enfrentar y resolver-, es lo mucho que en un momento dado hay que recomponer, redefinir y rediseñar como parte del complejo y no fácil proceso de edificación de la vía socialista de desarrollo, progreso y equidad.

Diversos factores y algunos elementos más, permiten advertir la emergencia de un mundo multipolar en el que la hegemonía imperial estadounidense se debilita y aísla en medio de la crisis general que afecta a las grandes potencias capitalistas. Lo que no hay que perder de vista es que esta crisis a quien más golpea es al pueblo estadounidense, como consecuencia de problemas financieros y bancarios no resueltos, los altos precios de los combustibles y los alimentos, las altas tasas de desempleo de agosto, la sensible reducción de la capacidad adquisitiva de la clase media y el aumento de los índices de pobreza y pobreza extrema de la clase obrera, la población afroestadounidense y los migrantes e ilegales.

De la tan agravada crisis estructural en la metrópoli imperial, no están exentos los pueblos y países del Sur y sus coletazos y consecuencias se sienten con toda crudeza y gravedad.

En un cuadro así, no es de extrañar que los guerreristas del Pentágono hayan acicateado y estén detrás de los reaccionarios y pro occidentales gobernantes georgianos que el mismo 8 de agosto lanzaron una ofensiva militar contra Osetia del Sur y que, al día siguiente, Abkhasia se viera envuelta en el conflicto que tensa y agrava la situación en una área de importancia geoestratégica que enfrenta a Rusia y sus aliados con Occidente.

Al igual que el fascismo, el imperialismo trata de expandirse y sortear sus crisis acudiendo a la guerra y del conflicto en el Cáucaso, como de la guerra en Afganistán e Irak, quienes llevan las de perder, son los gobernantes estadounidenses y sus aliados.

En cuanto a la situación nacional, así como entre 1954 y 1986 y de 1986 a 2008, ha habido gobiernos de lo más nefastos, no sólo hay que calificarlos así sino señalarlos, al igual que a la élite económica local y los neocolonizadores extranjeros, como los principales responsables de que el país esté como está y que hacia donde se le ha llevado es a estar, cíclicamente, cada vez peor.

La ingobernabilidad, la anarquía y el caos, son manifestación y resultado de la acumulación de lo que no se ha resuelto, así como de la incompetencia y errática gestión de quienes han estado a cargo de la administración pública. Lo son, también, la denunciada dilapidación de fondos en el Congreso de la República y el develado espionaje en la Casa Presidencial.

Lo que podría resultar siendo prematuro afirmar es que esté dándose un reacomodo en las alturas y, menos, que sea a la “izquierda”. Lo que es evidente es el cada vez mayor acercamiento y compromisos del gobernante con sus homólogos de El Salvador y Colombia, con la República China de Taiwan, y el enfriamiento de relaciones con la República Bolivariana de Venezuela, con Bolivia y Ecuador y, en cierta forma, con el gobernante hondureño.

No es de extrañar, entonces, que haya quienes opinen que lo que no está resuelto son las disputas por el control del poder, que tendieran a ser cada vez más difíciles de solventar y la pita terminara rompiéndose por lo más delgado.

¿Meros deseos, suposiciones, o riesgo real? El tiempo lo dirá.




Diario La Hora, Guatemala,
0 de septiembre de 2008,
RRR \ cgs

viernes, 15 de mayo de 2009

2008: Año de la recesión

El momento actual


Desde antes que empezara a retomar el tema sobre algunos aspectos de la historia más reciente de nuestro país, comenzaron a perfilarse suficientes factores y elementos que, ahora puede decirse, están reconfigurado el entorno internacional así como que la situación nacional haya llegado a los extremos de gravedad en que está y que no era difícil de prever.

El punto de partida es el viernes 8 de agosto con la inauguración de los más impresionantes Juegos Olímpicos de los últimos tiempos. Simultáneamente, se produjo el desencadenamiento del conflicto bélico en El Cáucaso. Las casualidades no se dan con independencia de la voluntad y decisión de quienes están en las más altas esferas del poder. Tampoco, las coincidencias. En este caso se trata de una más de las aventuras guerreristas que suele urdir el señor George W. Bush cuando así conviene al ala más reaccionaria, conservadora y fundamentalista de la derecha republicana que actualmente gobierna en Estados Unidos.

Todo indica que la República Popular China (RPCh), está en tránsito de dejar de ser una potencia emergente para pasar a constituirse en una de las más grandes potencias del planeta. Ello viene a confirmar que la exitosa edificación del socialismo se da cuando la dirigencia del Partido Comunista en el poder y el gobierno tiene el suficiente realismo y capacidad para percibir, interpretar y concretar los cambios necesarios a fin de afianzar, profundizar y alcanzar nuevos e importantes avances, logros y conquistas en lo económico, político y social.

La exitosa celebración de los Juegos Olímpicos de Beijing, lo confirma. De resultas de ello -lo que se puede percibir desde aquí y los camaradas chinos han procedido a hacer con sensatez y sabido enfrentar y resolver-, es lo mucho que en un momento dado hay que recomponer, redefinir y rediseñar como parte del complejo y no fácil proceso de edificación de la vía socialista de desarrollo, progreso y equidad.

Diversos factores y algunos elementos más, permiten advertir la emergencia de un mundo multipolar en el que la hegemonía imperial estadounidense se debilita y aísla en medio de la crisis general que afecta a las grandes potencias capitalistas. Lo que no hay que perder de vista es que esta crisis a quien más golpea es al pueblo estadounidense, como consecuencia de problemas financieros y bancarios no resueltos, los altos precios de los combustibles y los alimentos, las altas tasas de desempleo de agosto, la sensible reducción de la capacidad adquisitiva de la clase media y el aumento de los índices de pobreza y pobreza extrema de la clase obrera, la población afroestadounidense y los migrantes e ilegales.

De la tan agravada crisis estructural en la metrópoli imperial, no están exentos los pueblos y países del Sur y sus coletazos y consecuencias se sienten con toda crudeza y gravedad.

En un cuadro así, no es de extrañar que los guerreristas del Pentágono hayan acicateado y estén detrás de los reaccionarios y pro occidentales gobernantes georgianos que el mismo 8 de agosto lanzaron una ofensiva militar contra Osetia del Sur y que, al día siguiente, Abkhasia se viera envuelta en el conflicto que tensa y agrava la situación en una área de importancia geoestratégica que enfrenta a Rusia y sus aliados con Occidente.

Al igual que el fascismo, el imperialismo trata de expandirse y sortear sus crisis acudiendo a la guerra y del conflicto en el Cáucaso, como de la guerra en Afganistán e Irak, quienes llevan las de perder, son los gobernantes estadounidenses y sus aliados.

En cuanto a la situación nacional, así como entre 1954 y 1986 y de 1986 a 2008, ha habido gobiernos de lo más nefastos, no sólo hay que calificarlos así sino señalarlos, al igual que a la élite económica local y los neocolonizadores extranjeros, como los principales responsables de que el país esté como está y que hacia donde se le ha llevado es a estar, cíclicamente, cada vez peor.

La ingobernabilidad, la anarquía y el caos, son manifestación y resultado de la acumulación de lo que no se ha resuelto, así como de la incompetencia y errática gestión de quienes han estado a cargo de la administración pública. Lo son, también, la denunciada dilapidación de fondos en el Congreso de la República y el develado espionaje en la Casa Presidencial.

Lo que podría resultar siendo prematuro afirmar es que esté dándose un reacomodo en las alturas y, menos, que sea a la “izquierda”. Lo que es evidente es el cada vez mayor acercamiento y compromisos del gobernante con sus homólogos de El Salvador y Colombia, con la República China de Taiwan, y el enfriamiento de relaciones con la República Bolivariana de Venezuela, con Bolivia y Ecuador y, en cierta forma, con el gobernante hondureño.

No es de extrañar, entonces, que haya quienes opinen que lo que no está resuelto son las disputas por el control del poder, que tendieran a ser cada vez más difíciles de solventar y la pita terminara rompiéndose por lo más delgado.

¿Meros deseos, suposiciones, o riesgo real? El tiempo lo dirá.




Diario La Hora, Guatemala,
0 de septiembre de 2008,
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miércoles, 13 de mayo de 2009

A media semana

¿Qué más podría suceder?


El 14 de abril, al medio día, fueron asesinados por un grupo de desconocidos el empresario del sector textil y de origen libanés, señor Khalil Musa, y su hija, señora Marjorie Musa. La Fiscalía encargada del caso, según se informó ayer, busca a los autores materiales de este doble crimen.

Este domingo 10, otro grupo de desconocidos asesinó al abogado Rodrigo Rosenberg. Hasta el lunes no parecía (a nivel público, al menos) que ambos hechos tuvieran alguna relación. Sin embargo, a partir de lo que se dio a conocer ayer, es posible decir que no sólo hay una relación directa sino que le da un vuelco inesperado a la situación. Las consecuencias, son impredecibles.

El vuelco inesperado y las consecuencias impredecibles se deben al contenido de un video que empezó a circular la tarde del lunes y que se hizo público el martes. Según lo que se informa, el video en cuestión fue grabado por el licenciado Rosenberg el jueves de la semana pasada, es decir, dos días antes de su asesinato.

Para el editorialista de Prensa Libre de ayer, “La acusación hecha pública […] por una grabación filmada por el abogado Rodrigo Rosenberg Marzano, horas antes de ser asesinado, creó la más grave crisis política de la actual democracia del país, porque nunca antes un presidente de la República electo de manera libre había sido señalado de participar de forma directa o indirecta en un asesinato”.

El día de ayer, las noticias difundidas por Emisoras Unidas eran de suyo inquietantes. Esta vez, Radio Sonora guardó (para decirlo de algún modo) un sospechoso silencio. A la población la alarmó el vuelo constante de aviones y helicópteros sobre la ciudad capital y la movilización de simpatizantes del gobierno que airadamente dijeron estar dispuestos a defender a su presidente hasta las últimas consecuencias.

Se estuvo informando, además, sobre una manifestación de empresarios y de familiares y amigos del abogado asesinado que en la Plaza de la Constitución y frente a la Casa Presidencial exigían el esclarecimiento del crimen y, en algunos casos, la renuncia del gobernante. El dirigente principal del Partido Patriota, PP, demandó la separación del cargo del mandatario en tanto se investigan los hechos denunciados. El gobernante, por su parte, cuestionó la validez de lo denunciado en el video y aseguró apoyar las diligencias para esclarecer tan delicado y grave caso.

Cuando las cosas llegan al punto en que estaban ayer, es obligado preguntarse si después de la tensión que se vivió aquél aciago martes 24 de marzo podría ocurrir algo más grave. La respuesta es que en nuestro país la realidad supera a la ficción y no hay imaginario humano capaz de abarcar todo lo que en política pueda ocurrir.

Lo característico de estos últimos 50 días es el agravamiento de la crisis de institucionalidad y gobernabilidad que afecta a los tres Poderes del Estado y al conjunto de sus instituciones y dependencias. Puede decirse, entonces, que se está ante una generalizada crisis de gobernabilidad e institucionalidad y que pareciera estarse a punto de desembocar en una situación como la que se dio durante el autogolpe de Estado de Serrano Elías (mayo de 1963) o a lo ocurrido durante el jueves negro y el viernes de luto (julio de 2003). En ambos casos, en las condiciones y situación concreta de un momento como el actual.

Claro que si no se trata de llegar al fondo de la crisis, lo más fácil es seguir atribuyéndola a una conspiración o a un complot o a las maquinaciones o maquiavelismo de los opositores al gobierno, sin identificarlos ni dar nombres. La vista habría que dirigirla en otra dirección y no caer en el simplismo de ver sólo lo que son algunas de las manifestaciones de la crisis, ignorar sus verdaderas causas y dejar de lado lo que se está dando en las interioridades del poder político, sus contradicciones no resueltas, los conflictos de intereses en pugna y el tráfico de influencias, el nepotismo y la impunidad.

No pienso que en estos 23 años de mal llamada apertura política o democrática, la situación del país haya llegado al extremo de precariedad y vulnerabilidad como en el que actualmente se está.

Dicho lo anterior, cabe preguntarse a quién beneficia y a quién perjudica una situación como la descrita y si todavía es posible mantener a flote una institucionalidad a punto de colapsar así como que --si en ese complicado y delicado marco-- se va a poder esclarecer el entramado de los hechos denunciados en el video grabado por el licenciado Rosenberg días antes de ser asesinado y cuyas amenazas de silenciarlo eran del conocimiento, al menos, de quien lo grabó y quien recibió el encargo de darlo a conocer por si algo le pasaba.




Diario La Hora, Guatemala
13 de mayo de 2009,
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lunes, 11 de mayo de 2009

2008: Año de la recesión

Lo que la naturaleza arrasó,
el pueblo lo reconstruye



En esta Guatemala nuestra, dizque independiente desde hace 187 años, conforme avanza el otoño los días se acortan y las noches se alargan. Ayer amaneció a las 05.51 y el sol se puso a las 18.02. El sábado 21 de junio, que es el día más largo en el hemisferio boreal, amaneció a las 06.34 y se puso el sol a las 18.34. Sin embargo, no es a esto a lo que me quiero referir.

Mientras los aguaceros en la costa sur guatemalteca causaron severos daños en un municipio que queda a sólo 35 kilómetros de la ciudad capital, y las torrenciales lluvias en el nororiente del país, desaparecieron del mapa al municipio de La Unión, la temporada ciclónica en el Atlántico y el Caribe apenas está comenzando y ya ha ocasionado severos daños en Haití, Cuba, Texas y Luisiana.

Para valorar los esfuerzos encaminados a reparar los daños y efectos ocasionados por los desastres naturales, hay que partir del sistema que impera en uno u otro país, las políticas y medidas de previsión que las autoridades adoptan, la decisión y voluntad política para ejecutarlas, la participación de la población y las prioridades y objetivos.

Mi percepción es que de manera limitada, asistencialista, tardía e irresponsable, es como se prevén, atienden, enfrentan y reparan las consecuencias de los desastres naturales en países como el nuestro, en Haití o en Estados Unidos. Todo lo contrario sucede en Cuba que con previsión, alto espíritu de solidaridad, organización y participación del pueblo e inmediata y oportunamente se atienden, enfrentan y restañan los daños y afectaciones.

En nuestro país, la noche del jueves 22 de mayo torrenciales aguaceros ocasionaron inundaciones y deslaves en el municipio de Palín, departamento de Escuintla, con el resultado de 30 viviendas destruidas, 44 afectadas y 500 personas evacuadas. A la fecha, los damnificados están a la espera de que los daños sean reparados.

En el nororiente del territorio nacional, a partir del sábado 29 de julio, las fuertes lluvias que cayeron ocasionaron serios estragos en los 10 municipios de Zacapa. Afectaron a mil 38 familias, dejaron tramos carreteros destruidos, hundimientos y deslaves. La Unión fue el municipio que sufrió los mayores daños. A la fecha está considerado como zona de desastre y prácticamente inhabitable.

En ambos casos, se repite la penosa situación de abandono en que están todavía las más de 700 familias de los cantones Panabaj, Panul y Pachicaj, en Santiago Atitlán, que resultaron damnificadas en octubre de 2005 a causa de la tormenta Stan. De la misma manera tengo entendido que siguen sin ser totalmente reparados los estragos dejados por el huracán Katrina que devastó Nueva Orléans hace tres años. No sería de extrañar que lo mismo sucediera ahora en Haití cuyos estragos dejados por los huracanes Gustav e Ike, son cuantiosos y elevadas las pérdidas de vidas humanas y que algo parecido pueda ocurrir en Estados Unidos a raíz del paso del huracán Ike. Esto no está sucediendo en Cuba, en donde los estragos son de lo más cuantiosos.

De acuerdo a la información oficial publicada en Granma de ayer, “la acción combinada de los huracanes Gustav e Ike […] la convierten sin duda alguna en la más devastadora en la historia de estos fenómenos meteorológicos en Cuba con relación a la magnitud de los daños ocasionados”

Las pérdidas se calculan en alrededor de 5,000 millones de dólares y uno de los impactos más letales fue en la vivienda, con más de 444 mil casas dañadas y de ellas 63 mil 249 con derrumbes totales. A estos daños se agregan los ocasionados a los tanques de almacenamiento de agua en los edificios, la infraestructura eléctrica, los cultivos, la avicultura, la producción industrial de alimentos, las fábricas, la radio, la televisión, las telecomunicaciones, los equipos de computación, televisores y videos, las instalaciones de salud, los centros educativos, los puertos, las vías de comunicación, el transporte de pasajeros, los campos deportivos. Nunca como ahora, Cuba ha sido devastada en su infraestructura económica, social y habitacional.

Ante tan dura y difícil prueba, lo que allá prevalece es la confianza en la capacidad de dejar atrás esta compleja situación y bajo la dirección del Partido Comunista se está logrando desarrollar el intenso y efectivo proceso de recuperación y restablecimiento del país, con la convicción de que el deber es vencer. En esta titánica tarea, el hermano pueblo cubano cuenta con el acompañamiento solidario y fraternal de todos los pueblos del mundo.

Por mi parte, el día de ayer me adherí a la campaña internacional que demanda del gobierno de Estados Unidos el levantamiento inmediato e incondicional del criminal bloqueo impuesto a Cuba. El llamamiento de los intelectuales y artistas cubanos, Con Cuba hoy, se puede encontrar en www.concubahoy.cult.cu y para secundarlo dirigirse a concubahoy@uneac.co.cu y concubahoy@cubarte.cult.cu o a Yamila Cohen yamp@min.cult.cu



Diario La Hora, Guatemala,
17 de septiembre de 2008,
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miércoles, 6 de mayo de 2009

A media semana

La re-derechización


El desplazamiento, por la vía electoral, del Partido Republicano del gobierno de Estados Unidos --aunque parezca un contra sentido-- tenderá a favorecer la derechización en América Latina y el Caribe y a envalentonar a las fuerzas conservadoras en general y, en particular, las de los países en donde están en el gobierno.

Y es así porque la extrema derecha estadounidense (desde los centros de poder y decisión que controla) no cejará en su propósito de utilizarlos en su propio interés tanto al interior de la metrópoli imperial como en los países y pueblos latinoamericanos y caribeños. Lo que está aconteciendo a partir del 20 de enero empieza a confirmarlo.

Para lo más reaccionario y conservador de la cúpula imperialista el enemigo principal a vencer es Cuba socialista. Lo ha sido desde hace cincuenta años; lo es ahora y lo seguirá siendo en tanto subsista el capitalismo como sistema opresor y explotador de su propio pueblo y país y de los demás pueblos y países del mundo.

En segundo lugar, no dejará de urdir conspiraciones, provocaciones, acciones desestabilizadoras y terroristas contra la Revolución Bolivariana sabiendo, como sabe, que las condiciones de ahora no son las que le posibilitaron el golpe de Estado del 2002, y cuya derrota fue posible gracias a la unidad del pueblo y la lealtad del Ejército Bolivariano. Ello no quiere decir que desista de sus intentos de derrocar por la fuerza al Presidente Chávez y acabar con las conquistas revolucionarias alcanzadas por el hermano pueblo venezolano.

En Bolivia tratará de que los autonómicos y reaccionarios prefectos de la Media Luna escindan el país, hostiguen, provoquen y saboteen al gobierno del Movimiento al Socialismo, MAS, encabezado por el Presidente Evo Morales. Y, ante la imposibilidad de desprestigiarlo y restarle el apoyo de las bases populares y sociales con que cuenta, ha empezado a dar muestras de estar dispuesto a llegar al magnicidio patrocinando, utilizando y valiéndose de mercenarios y testaferros extranjeros y bolivianos. El primero de estos intentos acaba de ser descubierto y oportunamente desbaratado en Santa Cruz el pasado 16 de abril.

Lo mismo acaba de ser denunciado por el Presidente Correa y por supuesto que ello se da inmediatamente después de la inobjetable victoria electoral alcanzada en los comicios más recientes. Sería absurdo suponer que vaya a desestimar la vía de las elecciones pero su prioridad pasa por el derrocamiento de quien encabeza la primera Revolución Ciudadana en la historia de Ecuador.

Además, para el corto, mediano y largo plazo hay que presupuestar que el objetivo de los halcones estadounidenses para el Continente sea forzar un vuelco a la derecha en países gobernados por el centro izquierda o el centro. A ello, en general, me referí la semana pasada y, antes de que se secara la tinta de lo escrito y publicado, como se dice, empieza a concretarse.

Ya lo logró en Panamá, y los resultados electorales del domingo (mayoritariamente favorables a la empresarial Alianza por el Cambio), no pueden verse sino como el voto de castigo a una gestión gubernamental típicamente centrista que, atrapada por el libre mercado y “sus éxitos” en lo macroeconómico, le da la espalda a los afiliados del oficialista Partido Revolucionario Democrático, PRD, a sus simpatizantes y votantes que hace cinco años llevaron a la presidencia al socialdemócrata Martín Torrijos, y al 30 por ciento de panameños en situación de pobreza.

Lo mismo intentará en Chile el año entrante. Y puede lograrlo ya que trabaja a su favor el desgaste, agotamiento y fracaso de la Concertación gobernante, la dispersión de la izquierda que, acostumbrada a jugar a la segunda vuelta, política y electoralmente se debilita y desgasta cada vez más y, al parecer, el fortalecimiento de la derechista oposición empresarial.

No otro escenario cabe presupuestar para Honduras, en donde lo más probable es que la derecha al interior del Partido Liberal, PL, imponga a su candidato presidencial y se distancie de la orientación centrista del Presidente Manuel Zelaya o que quien gane las elecciones en noviembre sea el candidato de la oposición de derecha. La izquierda y sus distintas expresiones (al igual que aquí, lamentablemente,), ni política ni electoralmente cuentan.

Vistas las cosas así, no es difícil advertir lo que significa y representa para América Latina y el Caribe en general y, en particular en el Cono Sur, para Brasil, Argentina, Uruguay y Paraguay y, en Centro América, para Nicaragua y El Salvador.

A ello me referiré la semana entrante.

lunes, 4 de mayo de 2009

2008: Año de la recesión

Algunos lugares
memorables



Es memorable lo que se tiene presente y recuerda. De ahí que resulte impensable que en la memoria de alguien no haya lugares, fechas y hechos imperecederos, amigos y compañeros entrañables. Si de lugares se trata, lo que para unos puede que signifique mucho, para otros, no.

Recorrer el Centro Histórico es una hazaña, un reto, una osadía. Lo hice con Ana María la víspera de este domingo 28 de septiembre. Fue como adentrarse a calles y avenidas de una ciudad acechada. Aunque no es lo que predomina, en algunas de esas calles y avenidas lo que destaca son casas deterioradas, edificios de lo más feos, puertas que ya no se abren ni se cierran, ventanas que desaparecieron, balcones corroídos por el tiempo, techos que ya no están, zaguanes vacíos y habitaciones desoladas.

Pareciera que este paradigmático reducto de una ciudad tan bella -no carente de contrastes y desigualdades-, hubiera sido asaltado y el abatimiento y la desesperanza lo tuvieran atrapado. Peor aún, está el mapa político e institucional. Más no todo está así. La restauración emprendida está recobrándole la fisonomía y dimensión de lo que años atrás fuera el centro de la ciudad capital.

Lo mismo pasa en caseríos, aldeas, comunidades, poblados, municipios y cabeceras departamentales, donde 64 años de lucha revolucionaria no concluida, son escenario de desiguales batallas en las que, de un lado, están los que se aferran al pasado y, en el otro, quienes luchan por un mundo distinto y mejor.

Entre 1951 y 1954 hubo lugares que para los militantes, cuadros y dirigentes del Partido Guatemalteco del Trabajo (PGT), amigos y simpatizantes, la clase obrera, el campesinado y lo mejor de los sectores populares, democráticos y progresistas, fueron referentes de trabajo, organización, movilización, lucha, unidad, elaboración y acción revolucionaria, de clase.

Uno de ellos fue, en aquellos postreros años de la Revolución del 44, sede de la Dirección Nacional, situada en la séptima calle del ahora Centro Histórico. Allí se reunía el Secretariado, la Comisión Política del Comité Central (CP del CC), el Comité Central (CC) y sus Comisiones; tenían lugar, además, sesiones de estudio y discusión a cargo de dirigentes del Partido con cuadros y activistas. Ahora es la casa 2-36 de la zona 1.

En el centro quedaba también la imprenta del partido. Allí se elaboraba, imprimía y distribuía Tribuna Popular, el órgano de prensa del CC. Se ubicaba a un costado del Palacio Nacional, sobre la séptima avenida. Su entrada era lo que ahora es el zaguán de la casa número 5-57.

La Librería Futuro estaba situada sobre la décima avenida, al final de la sexta calle, el entonces conocido como Callejón del Conejo. Fue la librería del partido y lugar para la venta de literatura marxista y otras publicaciones. Hoy, es la casa 5-43 de la zona 1.

La sede de los intelectuales y artistas quedaba en la novena calle. Su puerta de entraba estaba al lado de la fotocopiadora que está en la esquina de la cuarta avenida, zona 1. Allí se reunía el Saker-Ti, y la dirección y redactores de la Revista de Guatemala. Se reunía, también, el Comité Preparatorio del Festival Nacional de la Juventud y los Estudiantes que se celebró en febrero de 1954 en La Alameda, Chimaltenango, y el Comité Internacional Preparatorio del Festival de la Juventud y los Estudiantes de Centro América y el Caribe por la Soberanía, la Paz y la Amistad, que ya no se realizó a causa de la intervención norteamericana. Ocasionalmente, fue lugar de reunión de la Confederación de Estudiantes de Post Primera (CEPP), formada por los dirigentes de las asociaciones estudiantiles de segunda enseñanza del país.

En la esquina de la once avenida y novena calle de la ahora zona 1, quedaba la sede de la Confederación General de Trabajadores de Guatemala (CGTC), dirigida por el compañero Víctor Manuel Gutiérrez. No conocí en donde estuvo la Confederación Nacional Campesina (CNC) que dirigió el también compañero Leonardo Castillo Flores.

El PGT fue ilegalizado inmediatamente después de la renuncia del presidente Arbenz, en junio de 1954. Desde entonces, luchó en la clandestinidad. El CC, en su Pleno de abril de 1997, acordó la disolución de la organización.

A 59 años de su fundación, se revalida y actualiza la lucha por Guatemala, la Revolución y el Socialismo, en las condiciones -por supuesto- de principios del siglo XXI, la situación en general en América Latina y el Caribe y la de nuestro país, en particular.

Entre tanto, éste 29 de septiembre en Washington y Nueva York, Wall Street, se derrumbó y, para el imperio estadounidense, podría marcar el comienzo del fin de su hegemonía económica y financiera mundial.

A su vez y por otras razones, ese mismo lunes en los alrededores del Palacio Nacional de la Cultura, más de trescientos manifestantes llegados de cuatro departamentos del occidente guatemalteco, coreaban airadamente: “Unidos podemos desestabilizar el mundo”, “Unidos podemos tumbar al Gobierno de Colon” (elPeriódico, 30 de septiembre de 2008).

¿Otra cortina de humo más? ¿Meros deseos, desahogos, ilusión? ¿La chispa que podría incendiar la pradera? Ya habrá tiempo para comentarlo. Por ahora, queda a nivel de interrogante.



Diario La Hora, Guatemala,
1 de octubre de 2008,
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