miércoles, 28 de mayo de 2014

A media semana

Caducidad gubernamental
y golpes de Estado


Este sábado se estará arribando a un año más de la aprobación de la Constitución Política de la República. El pasado 23, hace 21 años, el presidente Serrano Elías, intentó romper el orden constitucional. La Constitución actualmente en vigor es la cuarta de las Cartas Magnas promulgadas en 70 años. Entró en vigor el 14 de enero de 1986. 

El doctor en derecho, Adolfo Mijangos López, en un valioso ensayo que publicó en México después de la promulgación de la Constitución de 1965, sostiene que la Constitución de 1945 y la de 1956, tuvieron, como promedio, una vigencia de diez años. La de 1945 fue derogada el 29 de junio de 1954; la de 1956, el 31 de marzo de 1963. 

En cuanto a la Constitución de 1965, el doctor Mijangos consideró que podría correr la misma suerte que la de 1956 ya fuera porque se derogara por un golpe de Estado o porque dejara de tener vigencia a causa de su agotamiento o caducidad. Lo primero, es lo que sucedió. Fue derogada por el golpe de Estado del 23 de marzo de 1982.

Una de las características del orden constitucional guatemalteco a partir de 1954, es sus frecuentes rompimientos, estados de sitio, toques de queda, supresión de garantías constitucionales. La gobernabilidad, sucesivamente, se agota, caduca. Del 27 de junio de 1954 al 14 de enero de 1986, el orden constitucional fue roto en tres oportunidades: la primera, el 29 de junio de 1954; la segunda, el 31 de marzo de 1963; y, la tercera, el 23 de marzo de 1982.

Del 29 de junio de 1954 al 1 de marzo de 1956, el país estuvo a cargo de cuatro sucesivas juntas militares y un presidente impuesto plebiscitariamente. Las facultades legislativas asumidas fueron validadas por los constituyentes de 1956. Del 31 de marzo de 1963 al 5 de mayo de 1966, el gobierno estuvo en manos de quien derrocó a Ydígoras y gobernó con base en la Carta Fundamental de Gobierno y decretos-leyes que, igualmente, fueron validados por los constituyentes de 1965. Del 23 de marzo de 1982 al 14 de enero de 1986, los dos gobernantes en el poder ejercieron su mandato mediante decretos-leyes y actos administrativos y de gobierno que, a su vez, fueron aprobados por los constituyentes que emitieron la actual Constitución Política de la República.

En 31 años, seis meses y 17 días, se rompió el orden constitucional en tres ocasiones e, indistintamente y por el equivalente a ocho años, siete meses y cinco días, el país estuvo gobernado bajo disposiciones de excepción, suspensión de garantías constitucionales, estados de sitio, toques de queda, represión y terror gubernamental y de Estado.

El rompimiento del ordenamiento constitucional, en el momento actual es un peligro real. La intención de prorrogar el período presidencial, de diputados y alcaldes, y aprobar la reelección del gobernante, no es una cortina de humo ni un mero distractor. Es mucho más lo que hay detrás. 

Alegar la legalidad o ilegalidad de una disposición, en un momento dado, pierde relevancia, no se acata ni respeta y, menos, cuando, de hecho, no existe la separación de poderes, instituciones independientes están copadas por el partido en el poder y quienes gobiernan, impunemente, violentan y transgreden la ley. Así se gestan las tiranías y dictaduras militares o militarizadas. Lo hizo Barrios, Carrera, Estrada Cabrera y Ubico.

jueves, 22 de mayo de 2014

A media semana



1958 ‒ 1963: el gobierno de

Ydígoras Fuentes


La sucesión presidencial y la gestión de gobernantes anticomunistas a partir de la intervención norteamericana, es un proceso que se inicia con el arribo al poder de los liberacionistas y continúa con la designación como presidente del general Miguel Ydígoras Fuentes y su corrupta administración.

Ydígoras Fuentes fue un militar de carrera que trabajó y estuvo al servicio del dictador Ubico. Antes de su designación como gobernante, participó en dos elecciones. La primera, en 1950. Fue derrotado por el coronel Jacobo Árbenz Guzmán. En la segunda, en octubre de 1957, con el apoyo del partido Reconciliación Democrática Nacional (Redención), perdió ante el candidato oficialista, licenciado Miguel Ortiz Pasarelli.

Las manifestaciones de los en bicicleta que encabezó  en la capital como protesta ante el fraude que denunció haberse cometió en su contra, provocaron la caída del presidente interino, licenciado Luis Arturo González (26 de julio de 1957‒24 de octubre de 1957) y la instalación de una junta militar que, al tercer día de estar en el poder, fue derrocada y sustituida por el coronel Guillermo Flores Avendaño, que gobernó hasta el 2 de marzo de 1958.

En enero, tienen lugar “nuevas elecciones” durante las que Ydígoras Fuentes no logra la mayoría de votos. El Congreso de la República lo designa presidente para un mandato que debió terminar en 1964. El cuartelazo de su ministro de la Defensa, coronel Enrique Peralta Azurdia, lo destituyó la madrugada del 1 de abril de 1963.

El gobierno ydigorista fue un gobierno corrupto: permitió el enriquecimiento desmedido de los allegados y familiares cercanos del presidente. El caso más sonado fue el entonces millonario negocio de las corcholatas (tapitas) para octavos de licor. Además de corrupto, el ydigorismo propició un clima de tensión y tirantez en Centro América y el Caribe. Suspendió las relaciones diplomáticas con el gobierno revolucionario de Cuba.



En 1960, a pedido de Eisenhower, Ydígoras Fuentes autorizó la instalación en la finca Helvetia, Retalhuleu, de una base de entrenamiento de contra revolucionarios cubanos que, financiados y organizados por la CIA, intentaron invadir Cuba por Playa Girón, el 17 de abril de 1961. La invasión mercenaria fracasó: constituye la primera gran derrota militar del imperio en América Latina y un duro revés para el presidente Kennedy.

El ametrallamiento de embarcaciones de camaroneros mexicanos en aguas territoriales guatemaltecas, tensó las relaciones con el gobierno de nuestro vecino país. En otra inopinada e impropia actitud de un gobernante, traspasó la frontera con Belice y desde allí “proclamó” aquél territorio como territorio guatemalteco. Las relaciones con el Reino Unido y el pueblo beliceño, se deterioraron.

Además de lo anterior, vale la pena preguntarse: ¿qué significó para el país el ofrecimiento ydigorista de gobernar con mano de acero inoxidable y su obra y gestión pública?, ¿qué connotación llegó a tener la reconciliación nacional entonces propuesta y la que tiene la que se plantea ahora?, ¿qué hubo detrás del incendio del neuropsiquiátrico en 1960, atribuido al ydigorismo, donde murieron incinerados cientos de pacientes allí hacinados, amarrados y entre rejas?

miércoles, 14 de mayo de 2014


El cuartelazo de 1963 y el primer civil electo

Lo que ya sucedió o esté aconteciendo, hay que examinarlo, interpretar y exponer en su desarrollo y continuidad, contexto y relación. Es necesario verificar sus causas, efectos y consecuencias lo que, a su vez, ayuda a prever el posible desarrollo y desenvolvimiento de los acontecimientos. Es decir, el pasado y lo que esté aconteciendo, se tiene que estudiar, explicar y exponer en su contexto, continuidad e interrelación.

Asumo, por supuesto, que existe el riesgo de caer en el simplismo o error de referirse a los sucesivos períodos de la historia en forma separada, sin tener en cuenta primero, lo que les es común en su relación y continuidad; y, segundo, las diferencias que pudieran haber entre uno y otro. De otra manera no se podría explicar que lo que sucede en nuestro país y en lo internacional tiene antecedentes y es, a su vez, anticipo de lo está por suceder. Corresponde, en consecuencia, poner atención en ese hilo de continuidad e inter relación que se da entre lo que ya pasó, está ocurriendo y lo que va a suceder.

Hasta aquí, algo que había que precisar. Y, en mi empeño por continuar el tratamiento del tema que inicié el 2 de abril, me refiero ahora al período que, del 1 de abril de 1963 al 23 de marzo de 1982, constituye la continuidad del anterior y es, a la vez, antecedente del que le sigue.

Este período se inicia con el cuartelazo que su ministro de la Defensa le da al primer General “electo” después de la intervención norteamericana. Derogada la Constitución de 1956, gobierna según las disposiciones contenidas en un Estatuto de Gobierno y avanza en la implementación de lo que más adelante se institucionalizará como el terrorismo gubernamental y la contrainsurgencia como política de Estado. El coronel golpista se sostiene en el poder hasta el 1 de julio de 1966.

Una Asamblea Nacional Constituyente, “electa” en tales condiciones, sanciona la Constitución de 1965. Además, se convoca a “elecciones” generales durante las que se “elige” a un presidente civil a quien el Ejército condiciona la entrega del poder a que se comprometa y garantice la continuidad del poder militar con un gobernante civil. En este caso, es así como se “restablece” la institucionalidad y “legitima” la democracia formal y representativa.

Luego de cuatro años de gobierno civil, el país pasa a ser gobernado por el primero de los tres Generales fraudulentamente impuestos. A ello, me referiré la semana entrante.

No me equivoco si anticipo que continuar con este tema, molestará y enojará a quien ‒como chicho chichahuate‒ “rubricó” su “comentario” a mi columna de la semana pasada y en el que “opina” que ojalá, alguien en La Hora pida que cambie mi rayadísimo long play. Su abuelo, dice, “era igual, repetía y repetía las mismas historias” y “por cariño, le escuchábamos todos los nietos”.

Por mucho cariño que se le tenga a un abuelo, no es así como se respeta su opinión y, por lo visto, usted, don chicho, no alcanzó a entender lo que el suyo trató de inculcarles. Conocer el pasado, ilustra, enseña. De los errores cometidos es mucho lo que se aprende y, sobre todo, a no repetirlos. Los aciertos, hacen posible y viable que lo que se haga hoy se haga bien y el futuro sea mejor.

A media semana




Elecciones y votaciones, en nuestro país (5)

Con la interrupción del período revolucionario en junio de 1954, se deroga la Constitución de 1945 y son abolidas las conquistas de la Revolución. Se institucionaliza el anticomunismo, la represión y el terror gubernamental contra el pueblo, los toques de queda y estados de sitio. Queda prohibido el funcionamiento de sindicatos, organizaciones campesinas y partidos de la Revolución. Se ilegaliza al Partido Guatemalteco del Trabajo (PGT) que, a partir de ese momento, continúa y encabeza la lucha en la clandestinidad.

Este período se caracteriza por la permanente inestabilidad gubernamental. En su continuidad, se puede resumir de la siguiente manera: El país es "gobernado" por el coronel que sucede al presidente Árbenz y que, un día después de "asumir" el cargo, es obligado a integrarse a una junta militar al lado de dos coroneles. Dos días después, el 29 de marzo, se instala otra junta con tres coroneles la que, a su vez, es sustituida el 3 de julio por otra más, esta vez, compuesta por cinco coroneles y presidida por “el cabecilla” de la invasión mercenaria que ya está en el país.

Esta junta es recompuesta: se reduce a tres coroneles que "gobiernan" hasta la toma de "posesión", el 1 de septiembre de 1954, del además denominado "caudillo de la liberación" que es "electo" mediante un plebiscito durante el que se obliga al ciudadano a que, de viva voz, diga si está de acuerdo o no que el propuesto asuma el "gobierno". Su gestión duró dos años, dos meses y cinco días. A eso de las 21 horas del 26 de julio de 1957, es asesinado en los corredores de Casa Presidencial.

Luego del magnicidio, asume un presidente interino que, tres meses después, es depuesto por una junta integrada por tres coroneles y que "gobierna" del 24 al 26 de septiembre. Tan apremiante situación, obliga a quienes durante este tiempo "mandan" a aceptar que un coronel, en su calidad de designado, "asuma" el cargo el 26 de septiembre de 1957. Su mandato dura cuatro meses y 24 días.

Esta continuada inestabilidad institucional e ingobernabilidad y la deteriorada situación económica y social del país, no se palean ni resuelven con la "elección" de un general cuyo "gobierno" se "inaugura" el 2 de marzo de 1957. Se agravan, aún más, a partir del golpe de Estado encabezado por el ministro de la defensa que sustituye al “mandatario” depuesto, autonombrándose Jefe de Estado.

Durante aquellos ocho años, dos meses y 26 días, la no resuelta crisis institucional y la represión y terror contra el pueblo, sintetizan y son resultado de las contradicciones al interior de la conservadora clase gobernante. Los golpes de Estado (24 de octubre de 1957 y 1 de abril de 1963), a su vez, de las pugnas y disputas entre camarillas en las Fuerzas Armadas y la incapacidad de las juntas castrenses y "presidentes" militares, reaccionarios y anticomunistas, para gobernar el país.

Entre tanto, estudiantes, maestros, obreros, campesinos, trabajadores al servicio del Estado, sectores y fuerzas populares, democráticas y progresistas, se reorganizan y, con sus alzas y descensos, avances y retrocesos, persisten en la lucha, le dan continuidad, fortalecen y amplían, en condiciones difíciles, complejas y adversas. (Continuará).