martes, 29 de diciembre de 2009

A media semana

Un año más que se va y…


El año que está por terminar finaliza, en todo sentido, peor de como empezó. Diciembre se está yendo con todo lo extraño que ha sido: comenzó como un cálido verano, pero a partir del sábado 19 parecía un otoño tardío con viento de noviembre o febrero y también con frío penetrante, además de lo lluvioso que fue el domingo 20 y la inusitada nevada en el Tajumulco. Al final del año, habrá quien haga su propio balance; y no dejan de darse a conocer las noticias más destacadas, los personajes del año y a los pocos que les ha ido bien.

En elPeriódico del pasado 21, a toda página, ya se informó de las cuantiosas utilidades registradas por exportadores, supermercados, pacas, casas de empeño y préstamos, empresas de cobro, y cadenas de comida rápida.

A lo que no se hace referencia --pero si está en otras publicaciones-- es a las exorbitantes ganancias del sistema bancario y financiero, el cual está cada vez más en manos del capital extranjero y que todo ello se da en un país irresponsablemente endeudado, con dos millones de guatemaltecos amenazados por la hambruna (110 mil niños entre ellos), 410 mil personas en estado de inseguridad alimentaria, las reservas de alimentos por agotarse y la pobreza y pobreza extrema aumentando en espiral así como el desempleo y el subempleo.

En lo institucional, a nivel del Ejecutivo, no se ha optado por hacer un alto en el camino, escuchar lo que se sabe y dice sobre cómo está la situación del país en realidad, y tratar de enmendar el rumbo. La justicia está de lo más corrompida y maliciosamente retardada. En la legislatura actual, la bancada oficial es la peor de las que le han antecedido, las alianzas logradas son de lo más funestas y la oposición es tan oportunista como inconsistente e irresponsable.

Identificar el eslabón más débil del poder (el real y el formal), no es difícil. Se trata, en su conjunto, de los tres Organismos de Estado. Y, aunque en la Constitución se diga que entre ellos no puede haber subordinación y que para el ejercicio de la soberanía el pueblo se las delega, esto no es así. La no subordinación es una ficción; el ejercicio de la soberanía, también.

La legislación se emite, el ejecutivo se administra y la justicia se imparte en interés de uno o más de los sectores dominantes o de los que se disputan por serlo y, para escarnio del país, un embajador estadounidense que así como se mete hasta la cocina de Casa Presidencial es muy dado en su embajada a imponer componendas bajo la mesa.

La historia y nuestra realidad actual no hay que verlas al margen o por encima de la lucha de clases y los intereses de clase. Las contradicciones existentes son, en algunos casos, de carácter antagónico. Las no antagónicas, pueden solventarse sin que nada pase. Las antagónicas, al agudizarse, tensan más la situación.

Diciembre ha sido un mes con luces y sombras, emociones y contratiempos, expectativas y desencantos, logros y pesares, consumismo impuesto y violencia incontenible y, según el Informe 2009 de Latinobarómetro, un 50 por ciento de la población que dice que apoyaría un golpe de Estado. Es el mes en que en un día como ayer --hace 13 años-- se firmó una Paz que está pendiente de construir y cuyos acuerdos han sido desvirtuados e incumplidos.

A punto de darle vuelta a la última hoja del almanaque, celebro tener todavía tiempo y salud para acordarme de la primera nevada del invierno de 1964 en Budapest, la víspera del 31 de diciembre. A Ana María y a mi nos sigue pareciendo la postal que no alcanzamos a enviar a los nuestros y que, en mi caso, marca el fin del año en que tomo conciencia de lo que significa ser padre. Pedro, el hijo mayor, nació en julio; su hermano, dos años después, en enero.

La felicidad y los pesares se juntan. Sin duda es por eso que mucha más felicidad habría en nuestra casa con el nacimiento en 1970 de Ernesto, nuestro tercer hijo y de Miguel José, el menor, en 1976. Esta felicidad tan grande resulta imposible separarla del inmenso dolor que su fallecimiento nos causara cuando apenas empezaban a vivir.

En todo caso, el ánimo hay que mantenerlo en alto, siempre en alto, estar de pié y, de frente al sur, saludar el 51 aniversario del triunfo de la Revolución Cubana.

A mi segundo hijo, Espartaco, en su cumpleaños, lo felicito y, con las palabras de Antonino, el poeta, escritas por Otto René Castillo antes de una batalla más, le abrazo diciéndole que “las aves de más dulce canto, defienden su libertad también con garras”.

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