jueves, 31 de enero de 2013



José Martí: El político visionario
que se adelantó a su tiempo


La noche de este lunes 28, el día en que hace 160 años nació en La Habana, Cuba, José Martí, el Embajador de la República de Cuba en Guatemala, licenciado Roberto Blanco Domínguez, clausuró las actividades con que en nuestro país se conmemoró el 54 Aniversario del Triunfo de la Revolución Cubana y el 160 Aniversario del natalicio del más universal de los cubanos. El acto tuvo lugar en el Museo Nacional de Arqueología y Etnología de la capital guatemalteca.

En sus palabras de clausura, el Embajador cubano acreditado en nuestro país, manifestó el gran honor y sumo placer que para los cubanos representa haber podido celebrar estas dos magnas fechas en la tierra que acogiera en su seno al Apóstol y Héroe Nacional de la República de Cuba, tierra a la que Martí tanto amó y nos enseñó a querer, dijo el embajador Blanco Domínguez. El diplomático cubano recordó que fue aquí donde Martí se hizo maestro que, como el propio Apóstol lo reconoció, es hacerse creador.

Para los cubanos, enfatizó el embajador, Martí no es sólo el poeta, el periodista, el maestro, el organizador de la guerra para alcanzar la independencia. Es eso y mucho más. Es el Apóstol, el profeta, el combatiente, el político visionario adelantado a su tiempo, el más genuino inspirador de la lucha por la única e irrenunciable independencia, guía de la Generación del Centenario y autor intelectual del asalto al Cuartel Moncada.

La ocasión fue de lo más propicia para hacer un recuento de la cooperación cubana a nuestro pueblo, evaluar lo que se ha avanzado en el intercambio económico y comercial y lo que se puede hacer en beneficio de ambos pueblos. El embajador cubano recordó que en una oportunidad el líder histórico de la Revolución Cubana, Comandante Fidel Castro Ruz, dijo que los cubanos no damos lo que nos sobra sino que compartimos lo que tenemos.

De 1998 a la fecha han pasado por Guatemala más de 3 mil 500 cooperantes del sector médico cubano. Hoy se cuenta con unos 330 cooperantes de la salud. Se han efectuado cerca de 32 millones 500 mil consultas, realizado 214 mil 683 operaciones de diversa índole. Se cuenta con cuatro centros oftalmológicos en todo el país y desde 2006 se han realizado 91 mil 450 operaciones.

A ello hay que agregar que se han graduado más de 800 médicos guatemaltecos en la Escuela Latinoamericana de Medicina (ELAM) y hay, actualmente, más de 300 cursando estudios en sus aulas. Unos 360 médicos, se han graduado en la especialidad de medicina general integral.

Actualmente hay en el país un grupo importante de asesores del programa de alfabetización “Yo sí puedo”. Se cuenta, además, con un grupo de destacados entrenadores deportivos. Cerca de 100 guatemaltecos se han graduado en la licenciatura en deporte.

Acompañado por funcionarios de la Embajada cubana en Guatemala y colaboradores de las misiones médicas, deportiva y educativa, y ante altos funcionarios y autoridades guatemaltecas, Jefes de Misiones y otros funcionarios del Cuerpo Diplomático acreditado en Guatemala y numerosos invitados, el embajador Blanco Domínguez expresó su profundo agradecimiento a todos quienes han apoyado y hecho posible celebrar exitosamente estas inolvidables jornadas.

En el acto de la noche del lunes, el ministro guatemalteco de Cultura y Deporte, Carlos Batzin, tuvo a su cargo las palabras de bienvenida. Hablar de las relaciones entre Cuba y Guatemala, dijo, es hablar de solidaridad y amistad. La vice ministro de Relaciones Exteriores de Guatemala, Rita Claverie, transmitió el saludo de la Cancillería y destacó la labor que desarrollan los médicos cubanos en Guatemala desde 1998.

Anteriormente, se realizaron otras actividades. El 22 de enero, tuvo lugar un acto en la Cancillería guatemalteca; el día 23, se depositó una ofrenda floral en la tumba de María García Granados, “La Niña de Guatemala”; la tarde del 24, en la Embajada de Cuba, se realizó un café-taller literario y la Jornada Científica de las Brigadas Médicas Cubanas; el viernes 25, en la Escuela República de Cuba, se homenajeó al Apóstol y se visitó la casa en que vivió durante su estancia en el país; el mismo lunes 28, en horas de la mañana, tuvo lugar una especial ceremonia frente al monumento que se erige en memoria de Martí en la calzada que lleva su nombre.
 
        En el 54 aniversario del triunfo de la Revolución Cubana y a 160 años del nacimiento de José Martí, se ha puesto de manifiesto una vez más la profunda y firme amistad y solidaridad que une a dos pueblos hermanos: el pueblo de Cuba y el pueblo de Guatemala.

jueves, 17 de enero de 2013



Rafita Piedra Santa,
su lucha, su obra, su ejemplo

Hay días en que las noticias, las informaciones, lo que se sabe o se escucha, las opiniones y los comentarios sobre lo que acontece en el país o en otros países, provoca sentimientos y reacciones encontradas. Son esos días en que lo que ocurre o sucede motiva, a su vez, reacciones y sentimientos de indignación o rechazo, malestar o inconformidad o de satisfacción y esperanza, expectativas y entusiasmo. A lo que uno no debe dejar que se le orille es al desconcierto, el desánimo, el pesimismo, la indiferencia o el acomodamiento.

Sentimientos y emociones de lo más encontradas, así como una reacción de pesar y consternación, es lo que experimenté el recién pasado jueves 10 de enero. Apenas si había terminado de enviar el Servicio de Monitoreo y Transcripciones (SMT) en que incluí el extenso e importante artículo de Carles Muntaner, Joan Benach y María Páez Victor y que, con el título de “Los logros de Chávez y la revolución bolivariana”, se publicó en Rebelión, cuando a mi correo electrónico llegó la infausta noticia de que acababa de fallecer Rafita Piedra Santa.

Para quienes tuvimos el privilegio de conocer y reunirnos y conversar con Rafita, es mucho lo que de él pudimos aprender y lo que él nos supo enseñar. Era de lo más vasta y abarcadora su capacidad de análisis y sistematización de los problemas nacionales y su solución así como de los aspectos más relevantes del acontecer internacional. Sus puntos de vista y opiniones y, sobre todo, su posición ideológica y política fue siempre lo suficientemente clara, puntual, precisa, definida.

Política e ideológicamente sostuvo y defendió una posición de lo más respetable. La obra que deja es de obligada consulta para quienes quieran adentrarse, profundizar y enriquecer el pensamiento e ideas de un hombre inclaudicable, de grandes ideales, de un luchador infatigable. Rafita fue alguien que --como pocos, muy pocos--, supo defender y sustentar con honestidad y claridad, solvencia y responsabilidad, lo que pensaba y opinaba. Su rectitud y desprendimiento, su don de gentes y calidad humana, más su rigurosidad científica, son unos de sus rasgos personales y profesionales más característicos. Ello, dignifica y enaltece a quien así se conduce, piensa, opina y trabaja. Es, además, una parte de su hermoso y valioso legado.

A lo anterior hay que agregar que a él le corresponde el mérito y honor de ser uno de los más consecuentes e infatigables, firmes e indoblegables defensores de nuestra soberanía nacional y la salvaguarda de nuestra independencia. Es por ello y mucho más que Rafita Piedra Santa es de los imprescindibles, de los que luchan toda la vida y porque es de quienes, por su consecuencia y lealtad para consigo mismo y para con los demás, merece el mayor de los respetos, el más sentido afecto y la más profunda admiración.

El licenciado Piedra Santa sostenía y era de la opinión que la salvaguarda de la independencia nacional y la defensa de nuestra soberanía es la ruta que viabiliza y hace posible avanzar en la lucha por la equidad y la justicia social, la no discriminación y exclusión económica y política y la erradicación del infame sistema de opresión y explotación neoliberal y globalizador que, en el momento actual, es la causa principal de la cada vez más agravada y prolongada crisis institucional y de gobernabilidad que se inicia en el país a partir de la intervención norteamericana en junio de 1954. 

Ninguna duda tengo respecto a que la mejor manera de respetar y ser fieles a su ejemplo, a sus ideales, a su intachable conducta y ser continuadores consecuentes de su lucha, supone y obliga asumir el compromiso de construir la más amplia unidad social y popular, democrática y progresista, a fin de alcanzar nuestra real y verdadera emancipación nacional y social y que fue por lo que Rafita Piedra Santa luchó toda su vida y dedicó sus conocimientos, capacidad y experiencia.

jueves, 10 de enero de 2013



El valioso legado de quienes
luchan toda la vida / y 4


La última columna que publiqué el año pasado (19 de diciembre), la dediqué a resaltar el valioso legado de hombres y mujeres, maestros y profesores, profesionales universitarios y científicos sociales sin tacha, personalidades destacadas, líderes populares y democráticos, combatientes revolucionarios y progresistas, y dirigentes obreros y partidarios. Daba continuidad, así, a dos columnas anteriormente publicadas (5 y 12 de diciembre).

 El día de hoy, concluyo lo escrito en homenaje a quienes ofrendaron su vida por los ideales y convicciones ideológicas y políticas y que tan valiente y coherentemente supieron defender y mantener hasta el último momento así como de quienes continúan poniendo lo mejor de su intelecto y capacidad, voluntad y decisión, ideas y esfuerzos al servicio de nuestro pueblo y de la lucha por el desarrollo y progreso, el bienestar y justicia social, la libertad y democracia, la salvaguarda de nuestra independencia y el rescate de la soberanía.

El más preciado legado de quienes luchan toda la vida, es aquél que se puede resumir diciendo que es el de saber defender y mantener incólumes los ideales e ideas, aspiraciones y anhelos e inclaudicable,  firme y consecuentemente luchan por nuestra real y verdadera emancipación nacional y social e internacionalistamente son solidarios con la lucha de los pueblos y países hermanos. 

Es lo que honra y dignifica a dirigentes de la capacidad, decisión, entrega y consecuencia de Bernardo Alvarado Monzón, Huberto Alvarado Arellano, Mario Silva Jonama, Hugo Barrios Klée, Carlos Alvarado Jerez, Carlos René Valle y Valle y Miguel Ángel Hernández. En mi opinión, ellos conformaron la más preclara y lúcida, capaz e inteligente de las direcciones del Partido Guatemalteco del Trabajo (PGT), a todo lo largo de su historia.

Honra y dignifica a militantes y otros dirigentes partidarios que durante la lucha clandestina supieron estar a la altura de sus responsabilidades y de su tiempo. Es el caso de los 28 desaparecidos durante el gobierno de Méndez Montenegro, así como de jóvenes de la decisión y audacia de Edgar Ibarra,  Norita Paiz  Macho Blanco y Boris Arévalo, cuya consecuencia revolucionaria y militante fue ejemplar y a toda prueba. Tanto como lo es el valioso legado de amigos y compañeros como lo fueron Carlos Enrique Forno y Fernando Arce Behrens o el irrepetible y militante comunista y prestigioso humanista y psicólogo Carlos Figueroa y Edna, su tan valiente esposa. 

Como revolucionario de una vasta cultura y amplios conocimientos de historia, militares, políticos y sociales, destaca el dirigente histórico del Ejército Guerrillero de los Pobres (EGP), Comandante Rolando Morán, cuyo fallecimiento marca un antes y un después en el logro de la unificación de las fuerzas alzadas en armas y el destacamento político organizado de la clase obrera guatemalteca, PGT.

Merecen todo nuestro respeto y admiración los destacados, honestos y consecuentes ciudadanos como el coronel Carlos Paz Tejada y como lo fueron y siguen siendo Mario Vinicio Castañeda, Julio Gómez Padilla, Julio Camey Herrera, Carlos Alberto Castañeda (el turco), Waldemar Barrios Klée y líderes y dirigentes democráticos y progresistas de la talla de Adolfo Mijangos López, Manuel Colom Argueta y Alberto Fuentes Mohr. 

Hay que tener muy en cuenta lo que hace, en lo que piensa y trabaja el entrañable y apreciado Ponchito Orantes, radicado en Venezuela desde hace tiempo al lado de su compañera, María Rosa. Del también institutero, Gustavo Adolfo Valdez, no he tenido noticias desde que en 1954 se fue para Argentina.

Y quién no va a tener presente el legado que nos está dejando José Barnoya, el Sordo por siempre huelguero, amigo, hermano y compatriota del tan guatemalteco don Tasso, recientemente fallecido. 

…Los puntos suspensivos con que inicio este penúltimo párrafo, son el simbólico y significativo espacio que queda para que lo ocupen muchos más compañeros y compañeras, amigos y amigas, de quienes tanto aprendí y sigo aprendiendo y porque su legado es, también, ejemplo de consecuencia y lealtad, decisión y firmeza, honradez y dignidad. En diciembre, así decidí rubricar el año que terminó. Hoy, en enero, saludo el arribo del 2013 que puede marcar el comienzo del cambio de época en nuestro país, para nuestro pueblo.

miércoles, 2 de enero de 2013



Palabras expresadas con ocasión del
XVI aniversario de la firma de la Paz

Cuando se me invitó a asistir a la Ceremonia del Cambio de la Rosa de la Paz a realizarse con ocasión del XVI Aniversario de la firma del Acuerdo de Paz Firme y Duradera, pensé que podría tratarse de una ceremonia más como las que han tenido lugar aquí, en el Patio de la Paz del Palacio Nacional de la Cultura. Me pareció, en consecuencia, que no procedía asistir.

Sin embargo, me percaté y comprendí que procedía estar presente en tanto que considero que lo que procede es, en esta ocasión, hacerle entrega, personalmente, al Presidente de la República de Guatemala, señor Otto Pérez Molina, de una carta abierta en la que le doy a conocer mi opinión y posición respecto al estado de los Acuerdos de Paz y lo que considero la ruta a seguir a fin de concertar la construcción de una Nueva Nación, un nuevo País.

Proceder de otra manera, me dejaría al margen del compromiso que adquirí desde el momento en que, junto a los compañeros de la Comandancia General de la Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca (URNG), asumimos la decisión de, por medios políticos, ponerle fin al enfrentamiento armado y discutir y convenir, con el Gobierno de la República, lo que han pasado a ser y constituyen las bases de solución de las causas estructurales e institucionales que le dieron origen. Con mi asistencia a esta ceremonia conmemorativa, ratifico mi compromiso, en mi calidad de ciudadano y signatario de los Acuerdos de Paz, con lo acordado y convenido.

Si en algo hay que insistir a 16 años de la firma de la Paz es que, aunque la situación y condiciones del país en el momento actual no son las mismas que en aquél momento, las causas estructurales e institucionales que dieron origen al enfrentamiento armado están, en su conjunto, pendientes de resolver; sus consecuencias y efectos, continúan siendo motivo de conflictos sociales y exigencias y demandas de los sectores sociales y populares.

El camino recorrido a lo largo del proceso de negociación y conversaciones, nos deja muy valiosa experiencia y ricas enseñanzas. Con base en ellas, habrá que continuar trabajando a fin de que los problemas derivados de la situación y condiciones del momento y su posible desarrollo y desenvolvimiento, se atiendan y resuelvan. El diálogo tiene legitimidad y validez si corresponde a la voluntad y decisión política de conducirse con el propósito de acercar puntos de vista, encontrar en lo que se puede coincidir y que las diferencias no se conviertan en un pretexto para demorar o posponer la solución de lo planteado y no avanzar en lo que se está de acuerdo.

La paz no puede ser posible si los conflictos sociales no se atienden y resuelven oportuna y adecuadamente o si se criminaliza la protesta social y popular. El recurrir a la violencia y a la represión no es el camino a seguir para que en nuestro país se creen las condiciones para una vida mejor, con seguridad, progreso y bienestar, equidad y justicia social. La paz no es firme y duradera si no se salvaguardan y protegen los recursos y riquezas naturales, la independencia y soberanía nacional.

La paz será firme y duradera a partir del momento en que el régimen de tenencia, propiedad y explotación de la tierra deje de ser tan atrasado, caduco y excluyente y que a quienes son los que en realidad la trabajan y hacen producir no se les haga partícipes activos y reconozca su derecho a ser protagonistas y artífices del desarrollo y el progreso, su autosuficiencia alimentaria y nutricional.

La paz no puede ser posible si no se garantiza la seguridad ciudadana y se atacan las causas que son el caldo de cultivo del crimen organizado, el narcotráfico, la trata de personas, el trasiego de armas, el tráfico de influencias, la corrupción y la impunidad. La paz es el más formidable sostén y apoyo para una gestión gubernamental democrática y participativa.

La probidad y honestidad, a su vez, son el baluarte capaz de contener y acabar con cualquier forma o manifestación de corrupción y tráfico de influencias. Y si algo hay que honra al ciudadano es la trasparencia, probidad y honestidad en el manejo y conducción de los asuntos públicos y de Estado. Nuestro país no puede avanzar, desarrollarse y progresar, y se altera la paz y vulnera la institucionalidad cuando lo que prevalecen son los intereses de unos cuantos y no el interés y beneficio del país y la nación y persiste esa grosera e insultante desigualdad económica y social.

En tales condiciones, la construcción y fortalecimiento de la paz firme y duradera, pasa por la institucionalización y legitimación del carácter multiétnico, pluricultural y multilingüe de la Nación guatemalteca, el respeto a los derechos humanos y trabajar incansablemente a favor del desarrollo y progreso del país, la equidad y justicia social, nuestra independencia y soberanía, la reconciliación nacional, la seguridad ciudadana y la democracia real, funcional y participativa, conforme al contenido sustantivo e integral de los compromisos y acuerdos suscritos.