viernes, 30 de abril de 2010

A media semana

En las postrimerías de abril


El profesor cubano Horacio Díaz Pendás es de la opinión que “La historia… ha de enseñar a tomar posición ante los problemas de la época”, está convencido y cree “en el papel de la memoria histórica en la forja de los pueblos” así como que teme “las nefastas consecuencias que pudiera traer la desmemoria…” A ello agrega que “en la vida de un revolucionario las ideas en las que cree nunca son negociables”. (Joel Mayor Lorán: La historia contada con el alma. En CubAhora, La Habana, 13 de abril de 2010). Al fundado temor del Profesor Díaz Pendás respecto a la desmemoria y sus nefastas consecuencias, cabe agregar las también nefastas consecuencias de la tergiversación de la historia y su descontextualización.

A los dos acontecimientos de abril de 1961 que por su importancia histórica me referí la semana pasada: la proclamación del carácter socialista de la Revolución Cubana y la primera gran derrota militar yanqui en Playa Girón, agrego dos más que, por su estudio, análisis y sistematización, pueden contribuir al esclarecimiento y solución de los complejos y multifacéticos problemas de la lucha revolucionaria en el momento actual: lo escrito por Lenin a partir de su Primer proyecto de las Tesis de abril, 3 (16) de abril de 1917 y que desarrolla, completa y enriquece en Las tareas del proletariado en nuestra revolución, 10 (23) de abril de 1917.

Por aparte, habrá que referirse a la experiencia y significado e importancia histórica del 35 aniversario de la Reunificación de Vietnam, la heroica lucha por la liberación del Sur y la derrota de los agresores y ocupantes yanquis en Saigón.

En un momento tan complicado y difícil como el actual, son muchos y no resueltos los problemas por los que atraviesa la izquierda guatemalteca. Nuestra propia experiencia y la experiencia de otros pueblos y países así como la obligada consulta y estudio de lo más importante escrito sobre las cuestiones fundamentales de la lucha revolucionaria y su aplicación creadora y de acuerdo a las condiciones concretas y específicas de nuestro país y su entorno internacional, habrá de ayudarnos a discutirlos, replantearlos, esclarecerlos e irlos resolviendo.

“La peculiaridad del momento actual en Rusia --decía Lenin en abril de 1917-- es el paso de la primera etapa de la revolución, que ha dado el poder a la burguesía por carecer el proletariado del grado necesario de conciencia de clase y de organización, a su segunda etapa, que debe poner el poder en manos del proletariado y de los sectores más pobres de los campesinos.

“El hecho --subraya-- es que el proletariado no tiene suficiente conciencia de clase ni está lo bastante organizado. Hay que admitirlo: la fuerza material está en manos del proletariado, pero la burguesía se ha mostrado más consciente y mejor preparada…, es necesario reconocerlo con franqueza y abiertamente, y decir al pueblo que no hemos tomado el poder porque estamos desorganizados y poseemos una conciencia insuficiente… (Informe en una reunión de Delegados Bolcheviques a la Conferencia de los Soviets de Diputados y Obreros de toda Rusia, 4 (17) de abril de 1917. (Obras Completas, Tomo 24, segunda edición corregida y aumentada, Ediciones Salvador Allende, México, páginas 429 y 431).

Respecto a la cuestión del poder, Lenin es de la opinión que es “El problema de toda revolución” y que “Si no se comprende este problema, no puede haber participación consciente en la revolución y ni qué hablar (de) conducción de la revolución. En cuanto a la alineación clasista de fuerzas y la tarea inmediata para aquél momento, Lenin plantea que “La burguesía es partidaria del poder exclusivo de la burguesía. Los obreros con conciencia de clase son partidarios del poder exclusivo de los soviets…, del poder… que se alcanzará… esclareciendo la conciencia del proletariado, emancipándolo de la influencia de la burguesía. La pequeña burguesía… vacila, y… entorpece esta labor… Tal es la verdadera alineación clasista de fuerzas que determina nuestras tareas. (El Doble Poder, (9) 22 de abril de 1917, en Obra citada, página 453 y 456).

“Nuestra tarea inmediata --apunta-- no es la ‘introducción’ del socialismo, sino sólo poner enseguida la producción social y la distribución de productos bajo el control de los soviets de diputados obreros”. (Las tareas del proletariado…, ya referido arriba, en Obra citada, página 438). Y, algo de lo más importante, es su afirmación de que “Mientras estemos en minoría, realizaremos un trabajo de crítica a fin de sacar del engaño a las masas. No queremos que las masas nos crean bajo palabra… Queremos que las masas superen sus errores por la experiencia”. (En el Informe arriba citado, página 431).

A su vez, la liberación de Vietnam del Sur y la derrota del imperialismo yanqui hace 35 años, es de las más grandes y heroicas hazañas de todo un pueblo contra la agresión y ocupación yanqui y una experiencia de lo más valiosa a tener en cuenta en un momento como el actual, tan peligroso para la paz, seguridad, independencia y soberanía de los pueblos y países de Nuestra América.

jueves, 22 de abril de 2010

A media semana

Hace 49 años en 23 y 12 y en
Playa Girón, 72 horas decisivas



A mediados de abril de 1961, tuvieron lugar en Cuba dos trascendentales acontecimientos que habrían de marcar con trazo rojo indeleble un antes y un después al proceso revolucionario en marcha y avanzar y darle continuidad, a la vez, a una etapa cualitativamente superior sin precedentes en América Latina y el Caribe: el 16 se proclamó el carácter socialista de la Revolución y el 19 el imperialismo yanqui sufrió su primera gran derrota militar en América Latina.

La proclamación del carácter socialista de la Revolución por el líder máximo de los insurgentes cubanos, Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, tuvo lugar en horas de la tarde de aquél domingo de abril en la céntrica esquina de 23 y 12, en el barrio capitalino de El Vedado, durante las exequias de los cubanos víctimas de los simultáneos ataques que en la mañana del 15 tres escuadrillas de bombarderos estadounidenses B-26 con insignias falsas de la Fuerza Aérea revolucionaria, lanzaron contra los aeropuertos de San Antonio de los Baños y Ciudad Libertad, en La Habana, y en la terminal internacional Antonio Maceo, en Santiago de Cuba.

“Lo que no pueden perdonarnos los imperialistas --dijo Fidel en aquella memorable ocasión--, es la dignidad, el valor, la firmeza ideológica, el espíritu de sacrificio y el espíritu revolucionario del pueblo de Cuba. Eso es lo que no pueden perdonarnos, que estemos ahí en sus narices, ¡y que hayamos hecho una Revolución Socialista en las propias narices de los Estados Unidos!

“Compañeros obreros y campesinos --proclamó--, ésta es la Revolución Socialista y Democrática de los humildes, con los humildes y para los humildes. Y por esta Revolución de los humildes, por los humildes y para los humildes estamos dispuestos a dar la vida”. Informó, además, que aquel ataque “era el preludio de una invasión y dio la orden de movilización general”.

En efecto, en la madrugada del 17 de abril, más de mil mercenarios integrantes de la Brigada 2 506, “reclutados, organizados, entrenados, financiados y dirigidos por la Agencia Central de Inteligencia (CIA), el Pentágono y la Casa Blanca, desembarcaron por Playa Larga y Playa Girón”. En su mayoría “eran… la escoria de la sociedad cubana, que habían encontrado seguro refugio y amparo en la actual República Bananera de Miami”. (Héctor Arturo: Cronología de una hazaña, CubAhora, 14 de abril de 2007).

Respecto a Girón, el Comandante Fidel Castro Ruz dijo: "De Girón se pueden sacar muchas lecciones. Sería imposible enumerarlas todas…, pero sí quiero señalar… que... la importancia de Girón no está en la magnitud de la batalla, de los combatientes, de los hechos heroicos que allí tuvieron lugar; la gran trascendencia histórica de Girón no es lo que ocurrió, sino lo que no ocurrió gracias a Girón." (Discurso con ocasión del XXV Aniversario de Girón).

Antes y después de Girón, y desde el momento mismo de la huida de Cuba del tirano Fulgencio Batista, la Casa Blanca no ha dejado un solo momento de agredir, amenazar, hostigar, provocar y tratar de atentar contra la vida de la dirigencia revolucionaria cubana y, muy especialmente, contra su Comandante en Jefe, Fidel Castro Ruz. Desde hace 50 años, mantiene un criminal bloqueo económico, comercial y financiero contra Cuba.

Luego de tanto fracaso y como parte de su gran contraofensiva ultraderechista y neoconservadora en América Latina y el Caribe, el imperialismo estadounidense ha emprendido una frenética y furibunda campaña mediática de descrédito, calumnias, difamación y mentiras contra la Revolución Cubana. Se trata de una infame campaña de la que forma parte y secunda la Unión Europea (UE), los gobiernos más reaccionarios y conservadores del Continente y de otros países, los grandes medios impresos como el rotativo español El País, la CNN al frente de los consorcios de televisión y las estaciones de radio al servicio del imperio.

Para las fuerzas, organizaciones, movimientos y gobiernos populares, democráticos, revolucionarios y progresistas de todo el mundo, la piedra de toque del internacionalismo solidario es Cuba Socialista y pasa, en el momento actual, por la unidad y lucha a fin de derrotar, descalificar y desmentir la campaña de infamias y calumnias contra Cuba, exigir el cese inmediato e incondicional del criminal bloqueo comercial, económico y financiero, la puesta en libertad de los cinco antiterroristas cubanos que guardan prisión en cárceles estadounidenses, y el encarcelamiento y procesamiento del terrorista Luis Posada Carriles.

En nuestro caso, la solidaridad con el heroico e indoblegable pueblo cubano y su Revolución, es punto de definición y toma de posición y coincidencia para reunificar a la izquierda guatemalteca, enfrentar la campaña mediática del imperio estadounidense y la Unión Europea contra Cuba y divulgar la verdad sobre la realidad cubana y las conquistas y éxitos del socialismo en la Patria de Martí.

miércoles, 14 de abril de 2010

A media semana

De las ficciones
y el imaginario intelectual


En momentos muy concretos y circunstancias determinadas, distintos sectores y miembros de la sociedad se organizan, movilizan, unen y buscan su reconocimiento e institucionalización. En unos casos, los gobernantes los toleran, admiten y utilizan, cuentan con ellos a fin de asegurar su continuidad y sobrevivencia y esperan que les ayuden a administrar las crisis. En otros, son parte de la oposición.

En nuestro caso, los agrupamientos a los que se les identifica como “sociedad civil”, surgen durante los años más cruentos y difíciles del conflicto armado interno y juegan un destacado y relevante papel en defensa de los derechos humanos, contra el genocidio, las desapariciones forzadas, ejecuciones extrajudiciales y demás excesos, abusos y arbitrariedades de las fuerzas represivas, terroristas y contrainsurgentes del Estado.

Su papel durante el proceso para la búsqueda de la paz por medios políticos fue valioso, aunque no hay que dejar de decir que así como en determinadas cuestiones mostraban suficiente flexibilidad y comprensión, la mayoría de las veces sus posiciones eran de lo más radicales e intransigentes, carentes de sustentación y argumentos sólidos e imposibles de negociar y acordar entre las partes.

Luego de la firma de la paz, sus sucesivos reacomodos y reposicionamientos dificultaron que la paz firme y duradera --convenida entre el gobierno de la República y la Comandancia General de la Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca, URNG--, se institucionalizara, fortaleciera y construyera consistentemente.

Además, la mayoría de sus sectores es la que más ha contribuido a la dispersión de lo acordado y la pérdida del contenido sustantivo e integral de los Acuerdos y en lo que a las partes signatarias corresponde igual o mayor responsabilidad. A esto, el empresariado organizado no es ajeno, como no lo fue en el pasado en su propósito por torpedear y hacer fracasar las negociaciones.

Lo cierto, también, es que fueron raros y contados quienes en la Asamblea de la Sociedad Civil se dieron cuenta que así era, no se prestaron al juego de los potentados y ricos locales y advirtieron que podría ser lo que más adelante predominara como, en efecto, lo fue. Quienes no lo percibieron así, se fueron plegando cada vez más a la cúpula empresarial. Ahora, es ella la que les apoya, estimula y acicatea. Los medios de difusión, se encargan de darles relevancia informativa y noticiosa.

Por su composición, objetivos y decisiones, la sociedad civil no es homogénea y las posiciones de quienes forman parte de ella, en unos casos, se aproximan más a las del centro y, en otros, a las de la derecha reaccionaria y conservadora. En su conjunto, los une y caracteriza su inclinación al reformismo y sus planteamientos e iniciativas coyunturalistas nada tienen que ver con los cambios que el país necesita y sí con los que al sistema conviene. Muchos de quienes iniciaron el proceso de su “institucionalización”, han dejado de ser lo que fueron y para lo que surgieron.

Sus objetivos y propósitos, en el momento actual, son --es cierto-- la lucha contra la corrupción, el despilfarro y falta de transparencia en el manejo de los recursos del Estado, a favor del fortalecimiento del sistema de justicia, contra el tráfico de influencias, la impunidad y los poderes fácticos y paralelos lo cual no habría porqué cuestionar si no fuera porque les ha llevado a hacerle el juego, pasar a ser parte y tomar partido en las disputas que por el control del poder político y la administración pública “enfrenta” a distintas facciones tan reaccionarias y conservadoras unas como otras.

Para tener un punto de referencia válido y darle seguimiento a sus posiciones, planteamientos y propuestas, no hay como tener presente, ponerle atención, caracterizar y referir su papel jugado durante el intento de autogolpe del presidente Jorge Serrano Elías (14 de enero de 1991 – 25 de mayo de 1993) y en el curso de la crisis de mayo pasado.

Por otra parte, también, hay que tener en cuenta y considerar el evidente y deliberado propósito de los neopensadores e ideólogos del sistema dirigido a “fundamentar” que quienes forman parte de la sociedad civil suplanten a los reales y verdaderos actores políticos y sociales de la lucha popular así como que --con esa otra ficción del denominado “tejido social”--, se trate de redefinir y reconfigurar la estructura de la sociedad, convencer a la población de la desaparición de las clases sociales y la lucha de clases y del fin de la historia. Por su parte, las ONGs –que dependen de la cooperación del extranjero--, han estado haciendo bastante para despolitizar a importantes sectores de la población, especialmente la rural.

viernes, 9 de abril de 2010

A media semana

Pertenencia e identificación de clase


Para quienes provienen de las capas medias de la población, su situación y perspectiva depende de lo que hacen y se proponen. Son las capas de la sociedad con más arraigado individualismo. Entre los segmentos medios altos, están los que se proponen ascender a toda costa, son arribistas y acomodaticios. Por igual y desesperadamente, tienden a identificarse con los oligarcas y potentados a sabiendas que nunca llegarán a formar parte de sus privilegiados círculos periféricos ni que se los permitirán ni dejarán que lo consigan.

Las capas medias bajas, son las que más parecieran estar condenadas a padecer y soportar ésta su injusta condición social. Son derrotistas, conformistas y pesimistas. Entre los segmentos medios --propiamente dichos--, están quienes van tomando conciencia de que ni el ascenso a como dé lugar y el conformismo, son el camino a seguir y optan por identificarse con la clase obrera y su lucha, proletarizar su manera de pensar y proceder.

Tal es la decisión que asumí en 1951, y empezó a concretarse dos años después con mi ingreso y militancia en el destacamento organizado de la clase obrera del país, el Partido Guatemalteco del Trabajo, PGT.

A las obreras y obreros les son intrínsecas cualidades y virtudes, rasgos y características que les diferencia de las demás clases sociales. Una de ellas es su sentido de organización. En tanto que son objeto de la explotación patronal y laboral, su solidaridad y camaradería los une e identifica como clase. Como dijera Marx, nada tienen que perder a no ser las cadenas de la opresión y explotación capitalista.

Las clases y sectores de la sociedad que más cerca están del proletariado son el campesinado pobre y sin tierra, las y los indígenas discriminados y explotados, la población en situación de pobreza y pobreza extrema, otras capas trabajadoras de la ciudad y el campo, intelectuales y artistas revolucionarios y progresistas, la juventud y el estudiantado.

Es en el curso de la lucha que pasan a ser sus principales aliados y por sus coincidencias y unidad --en lo teórico y en la práctica-- constituyen la fuerza principal de la Revolución social, democrática y popular. Es lo que la teoría indica y la práctica enseña, aunque no sea así como estén las cosas en el país.

La contrainsurgencia como política de Estado, en nuestro caso y en relación al movimiento sindical, alcanzó su objetivo de descabezarlo, dividirlo y obligarlo a replegarse. A una liquidada dirigencia consecuente la sustituyen dirigentes que propician --consciente o inconscientemente y, para el caso, es lo mismo-- el desclasamiento y desideologización de lo que quedó del sindicalismo organizado, limitar su acción y abandonar la lucha política y antipatronal.

Institucionalmente la oligarquía y su empresariado organizado se encargan de algo más: desvirtuar la relación obrero patronal reduciéndola a una relación entre empleado y empleador y cercenar el derecho a su libre e independiente organización. Es lo que en parte explica --más no justifica--, que predominen sindicatos de empleados del Estado, sean contados los sindicatos fabriles, industriales y agrícolas, de servicios y comercio y que, además de su disminuida acción clasista, hayan pasado a constituirse en agrupamientos gremiales de cuello blanco. Son raras pero sí importantes las excepciones.

Este no es un fenómeno que solamente se esté dando en nuestro país. En otros países, tiene sus propios rasgos, características y peculiaridades.

Mayo de 1968, en París, marca uno de los momentos más conflictivos de la lucha de clases en un país capitalista, con una alta dosis de voluntarismo y espontaneidad. En aquél momento --no sin razón-- los privilegiados estratos de la intelectualidad francesa, con el estudiantado como lo más visible, levanta consignas tan impactantes y agitativas, como distractoras. Recuerdo dos. Una, “¡La imaginación al poder!”; la otra, “¡No te fíes de alguien que tenga más de treinta años!”.

Problemas propios de la clase obrera francesa, su debilitamiento y diferencias internas, cuestiones de organización, ideológicas y políticas no resueltas en el Partido Comunista Francés, PCF, la polémica chino soviética, y el eurocomunismo y revisionismo en varios partidos comunistas y obreros de Europa occidental y oriental (empezando por el PCUS), contribuyeron a que al proletariado se le relegue como clase llamada a emancipar a los pueblos y países explotados y oprimidos.

Son estas experiencias y otras más, de las que hay que extraer lecciones y aprender si es que revolucionariamente se está en disposición de corregir el rumbo, no volver a repetir y reproducir errores del pasado, refundar lo que haya que refundar y unir lo que hay que unir, desde la izquierda.