jueves, 10 de enero de 2013



El valioso legado de quienes
luchan toda la vida / y 4


La última columna que publiqué el año pasado (19 de diciembre), la dediqué a resaltar el valioso legado de hombres y mujeres, maestros y profesores, profesionales universitarios y científicos sociales sin tacha, personalidades destacadas, líderes populares y democráticos, combatientes revolucionarios y progresistas, y dirigentes obreros y partidarios. Daba continuidad, así, a dos columnas anteriormente publicadas (5 y 12 de diciembre).

 El día de hoy, concluyo lo escrito en homenaje a quienes ofrendaron su vida por los ideales y convicciones ideológicas y políticas y que tan valiente y coherentemente supieron defender y mantener hasta el último momento así como de quienes continúan poniendo lo mejor de su intelecto y capacidad, voluntad y decisión, ideas y esfuerzos al servicio de nuestro pueblo y de la lucha por el desarrollo y progreso, el bienestar y justicia social, la libertad y democracia, la salvaguarda de nuestra independencia y el rescate de la soberanía.

El más preciado legado de quienes luchan toda la vida, es aquél que se puede resumir diciendo que es el de saber defender y mantener incólumes los ideales e ideas, aspiraciones y anhelos e inclaudicable,  firme y consecuentemente luchan por nuestra real y verdadera emancipación nacional y social e internacionalistamente son solidarios con la lucha de los pueblos y países hermanos. 

Es lo que honra y dignifica a dirigentes de la capacidad, decisión, entrega y consecuencia de Bernardo Alvarado Monzón, Huberto Alvarado Arellano, Mario Silva Jonama, Hugo Barrios Klée, Carlos Alvarado Jerez, Carlos René Valle y Valle y Miguel Ángel Hernández. En mi opinión, ellos conformaron la más preclara y lúcida, capaz e inteligente de las direcciones del Partido Guatemalteco del Trabajo (PGT), a todo lo largo de su historia.

Honra y dignifica a militantes y otros dirigentes partidarios que durante la lucha clandestina supieron estar a la altura de sus responsabilidades y de su tiempo. Es el caso de los 28 desaparecidos durante el gobierno de Méndez Montenegro, así como de jóvenes de la decisión y audacia de Edgar Ibarra,  Norita Paiz  Macho Blanco y Boris Arévalo, cuya consecuencia revolucionaria y militante fue ejemplar y a toda prueba. Tanto como lo es el valioso legado de amigos y compañeros como lo fueron Carlos Enrique Forno y Fernando Arce Behrens o el irrepetible y militante comunista y prestigioso humanista y psicólogo Carlos Figueroa y Edna, su tan valiente esposa. 

Como revolucionario de una vasta cultura y amplios conocimientos de historia, militares, políticos y sociales, destaca el dirigente histórico del Ejército Guerrillero de los Pobres (EGP), Comandante Rolando Morán, cuyo fallecimiento marca un antes y un después en el logro de la unificación de las fuerzas alzadas en armas y el destacamento político organizado de la clase obrera guatemalteca, PGT.

Merecen todo nuestro respeto y admiración los destacados, honestos y consecuentes ciudadanos como el coronel Carlos Paz Tejada y como lo fueron y siguen siendo Mario Vinicio Castañeda, Julio Gómez Padilla, Julio Camey Herrera, Carlos Alberto Castañeda (el turco), Waldemar Barrios Klée y líderes y dirigentes democráticos y progresistas de la talla de Adolfo Mijangos López, Manuel Colom Argueta y Alberto Fuentes Mohr. 

Hay que tener muy en cuenta lo que hace, en lo que piensa y trabaja el entrañable y apreciado Ponchito Orantes, radicado en Venezuela desde hace tiempo al lado de su compañera, María Rosa. Del también institutero, Gustavo Adolfo Valdez, no he tenido noticias desde que en 1954 se fue para Argentina.

Y quién no va a tener presente el legado que nos está dejando José Barnoya, el Sordo por siempre huelguero, amigo, hermano y compatriota del tan guatemalteco don Tasso, recientemente fallecido. 

…Los puntos suspensivos con que inicio este penúltimo párrafo, son el simbólico y significativo espacio que queda para que lo ocupen muchos más compañeros y compañeras, amigos y amigas, de quienes tanto aprendí y sigo aprendiendo y porque su legado es, también, ejemplo de consecuencia y lealtad, decisión y firmeza, honradez y dignidad. En diciembre, así decidí rubricar el año que terminó. Hoy, en enero, saludo el arribo del 2013 que puede marcar el comienzo del cambio de época en nuestro país, para nuestro pueblo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario