jueves, 17 de enero de 2013



Rafita Piedra Santa,
su lucha, su obra, su ejemplo

Hay días en que las noticias, las informaciones, lo que se sabe o se escucha, las opiniones y los comentarios sobre lo que acontece en el país o en otros países, provoca sentimientos y reacciones encontradas. Son esos días en que lo que ocurre o sucede motiva, a su vez, reacciones y sentimientos de indignación o rechazo, malestar o inconformidad o de satisfacción y esperanza, expectativas y entusiasmo. A lo que uno no debe dejar que se le orille es al desconcierto, el desánimo, el pesimismo, la indiferencia o el acomodamiento.

Sentimientos y emociones de lo más encontradas, así como una reacción de pesar y consternación, es lo que experimenté el recién pasado jueves 10 de enero. Apenas si había terminado de enviar el Servicio de Monitoreo y Transcripciones (SMT) en que incluí el extenso e importante artículo de Carles Muntaner, Joan Benach y María Páez Victor y que, con el título de “Los logros de Chávez y la revolución bolivariana”, se publicó en Rebelión, cuando a mi correo electrónico llegó la infausta noticia de que acababa de fallecer Rafita Piedra Santa.

Para quienes tuvimos el privilegio de conocer y reunirnos y conversar con Rafita, es mucho lo que de él pudimos aprender y lo que él nos supo enseñar. Era de lo más vasta y abarcadora su capacidad de análisis y sistematización de los problemas nacionales y su solución así como de los aspectos más relevantes del acontecer internacional. Sus puntos de vista y opiniones y, sobre todo, su posición ideológica y política fue siempre lo suficientemente clara, puntual, precisa, definida.

Política e ideológicamente sostuvo y defendió una posición de lo más respetable. La obra que deja es de obligada consulta para quienes quieran adentrarse, profundizar y enriquecer el pensamiento e ideas de un hombre inclaudicable, de grandes ideales, de un luchador infatigable. Rafita fue alguien que --como pocos, muy pocos--, supo defender y sustentar con honestidad y claridad, solvencia y responsabilidad, lo que pensaba y opinaba. Su rectitud y desprendimiento, su don de gentes y calidad humana, más su rigurosidad científica, son unos de sus rasgos personales y profesionales más característicos. Ello, dignifica y enaltece a quien así se conduce, piensa, opina y trabaja. Es, además, una parte de su hermoso y valioso legado.

A lo anterior hay que agregar que a él le corresponde el mérito y honor de ser uno de los más consecuentes e infatigables, firmes e indoblegables defensores de nuestra soberanía nacional y la salvaguarda de nuestra independencia. Es por ello y mucho más que Rafita Piedra Santa es de los imprescindibles, de los que luchan toda la vida y porque es de quienes, por su consecuencia y lealtad para consigo mismo y para con los demás, merece el mayor de los respetos, el más sentido afecto y la más profunda admiración.

El licenciado Piedra Santa sostenía y era de la opinión que la salvaguarda de la independencia nacional y la defensa de nuestra soberanía es la ruta que viabiliza y hace posible avanzar en la lucha por la equidad y la justicia social, la no discriminación y exclusión económica y política y la erradicación del infame sistema de opresión y explotación neoliberal y globalizador que, en el momento actual, es la causa principal de la cada vez más agravada y prolongada crisis institucional y de gobernabilidad que se inicia en el país a partir de la intervención norteamericana en junio de 1954. 

Ninguna duda tengo respecto a que la mejor manera de respetar y ser fieles a su ejemplo, a sus ideales, a su intachable conducta y ser continuadores consecuentes de su lucha, supone y obliga asumir el compromiso de construir la más amplia unidad social y popular, democrática y progresista, a fin de alcanzar nuestra real y verdadera emancipación nacional y social y que fue por lo que Rafita Piedra Santa luchó toda su vida y dedicó sus conocimientos, capacidad y experiencia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario