sábado, 13 de diciembre de 2014

A media semana



La resistencia y lucha contra
el modelo extractivista y explotador


El pasado miércoles 3 de diciembre, se dieron a conocer las conclusiones preliminares a que arribó la Misión Internacional sobre el Derecho a la Alimentación y la Situación de las y los Defensores de Derechos Humanos en Guatemala, durante su tercera visita al país. 

Del 21 de noviembre al 3 de diciembre, la Misión Internacional visitó seis lugares considerados emblemáticos: Camotán, La Puya, La Blanca, San Rafael Las Flores, el Valle del Polochic, y Xalalá. Sostuvo, además, reuniones con entidades del Estado, organismos internacionales y organizaciones de la sociedad civil.

En su nota de prensa, la Misión expresa su profunda inquietud porque Guatemala siga ocupando el primer lugar entre los países de América Latina en desnutrición crónica. Se lamenta, además, del asistencialismo que predomina en programas como el “Plan Hambre Cero”.

Con base en testimonios recibidos, pudo constatar que el “fomento de un modelo de desarrollo basado en los proyectos extractivos”, impide que las comunidades campesinas e indígenas tengan “acceso y control” de recursos naturales y en el caso de la minería y las hidroeléctricas, que las licencias sean otorgadas “sin consulta previa, libre e informada a las comunidades afectadas, o sin respetar el resultado de las mismas”.

El modelo extractivista de desarrollo, en sentido amplio, abarca el monocultivismo agroexportador de alimentos y combustibles, y los proyectos mineros e hidroeléctricos.

La Misión pudo constatar que en San Rafael Las Flores lo que predomina es la falta de “estudios de impacto ambiental, social y de derechos humanos”, y que la falta de “información adecuada” y de consultas hechas como corresponde es lo que está ocurriendo en la “posible implementación del proyecto hidroeléctrico de Xalalá”.

Según la Misión, el monocultivismo agroindustrial y el acaparamiento aceleradamente de tierras, “está desplazando a la agricultura de pequeña escala”, afecta “la soberanía alimentaria y los derechos del campesinado y otras poblaciones rurales”, así como que los desalojos en La Blanca y el ocurrido en el Valle del Polochic dejó a las familias desalojadas sin servicios básicos de salud y educación, y medios de producción.

En el caso de La Puya, a la Misión le preocupa la incapacidad del Estado “de garantizar las condiciones para un diálogo en igualdad de condiciones y de buena fe con las comunidades”, así como que el incumplimiento por parte del Estado de las sentencias de Camotán pone de manifiesto la “ineficacia y falta de coordinación entre las instituciones y estructuras del Estado a nivel nacional y local y de coherencia de las políticas públicas con los derechos humanos”.

Después de su visita en 2010, la Misión constata el aumento de “la estigmatización, amenazas, violencia y criminalización por parte del Estado hacia las personas defensoras de derechos humanos”, y que a causa de la ineficacia y parcialidad del sistema de justicia estos ataques quedan impunes.

En la nota, se llama la atención sobre “el uso excesivo de la fuerza, la militarización y el abuso de estados de excepción, y el involucramiento de fuerzas de seguridad privada en ámbitos de competencia de las fuerzas de seguridad pública” así como la difamación de que son objeto organizaciones internacionales en distintos medios de comunicación.

En opinión de Giorgio Trucchi,  La Misión Internacional reconoció el papel fundamental ejercido por las mujeres en la resistencia ante el modelo extractivista y explotador, al tiempo que las señaló como las principales afectadas por la violación del derecho a la alimentación, a la tierra, al agua, a la vivienda”.

En el curso del primer semestre del año entrante, la Misión elaborará y presentará su informe final.

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