No es uno; son tres, los que no encuentro
No se vaya a pensar que por lo que he estado publicando últimamente, he
desatendido el seguimiento diario de la situación económica, política, social,
institucional y gubernamental de nuestro país y lo que está aconteciendo en lo
internacional. He continuado haciéndolo y ello me permite estar al día del acontecer
nacional e internacional.
Dicho lo anterior, me permito recordar que la semana
pasada decía que me había avocado a la tarea de encontrar uno de los más
preciados libros que he leído y que, hasta hoy, no he podido localizar. En esta
todavía no bien organizada búsqueda, me percaté que no es sólo uno sino tres
los libros que no he podido encontrar.
Leyenda de amor, de Nazim Hikmet, es el principal; el segundo, El amante de Lady Chatterley, de D. H. Lawrence; y, de Gustave
Flaubert, Madame Bovary, es el
tercero. Mi propósito es releerlos y verificar si siguen teniendo el
significado e importancia que les di la primera vez que los leí.
El de Nazim Hikmet, recuerdo haberlo leído muchas
veces y que cada vez que lo hice sentí la grandeza, profundidad y significado
de la tenacidad en todo aquél que se propone alcanzar lo que al principio le
parece imposible y, al final, lo consigue. Es una de las obras de teatro más
hermosas que he leído y cuyo ejemplar lo adquirí --posiblemente, en 1955--, en
la entonces librería “Minerva” de la 5ª. Avenida y 13 calle de la zona 1.
La semana pasada hice referencia, además, a la
recopilación de las columnas publicadas en 2008. Entre ellas encontré una que
no quiero dejar de referir. Es la publicada el miércoles 7 de octubre con el
título de Lugares memorables.
Decía entonces que hay lugares que son memorables,
históricos, que se tienen presente, se recuerdan y, en algunos casos, fueron
emblemáticos centros de trabajo, organización, movilización, lucha, unidad,
elaboración y acción revolucionaria. Ya vendrá el momento en que se les pueda
rescatar como parte del esfuerzo por la conservación de nuestra memoria
histórica.
Uno de ellos, es la que fuera la sede de la dirección
del Partido Guatemalteco del Trabajo, PGT, durante el gobierno del Presidente
Árbenz Guzmán (1951-1954). Estaba situado en la 7ª. Calle “A” 2-35, zona 1. Fue
clausurado después del 27 de junio de 1954.
Entre los otros cinco lugares a que me referí, hay que
agregar el local de Alianza de la Juventud Democrática, AJD, ubicado en la
Avenida Simeón Cañas, zona 2, así como, además, precisar --en tanto que está
documentado-- que la Escuela “Jacobo Sánchez” se inauguró el 1 de septiembre de
1950 en el primer lugar público del PCG, situado en la Avenida Centro América
entre 17 y 18 Calle, y que ese mismo mes fue clausurada por el gobierno del
Presidente Arévalo y sus más de 50 estudiantes, encarcelados.
Respecta a la Escuela “Claridad”, su clausura ocurrió
el 25 de enero de 1946. Había sido inaugurada en 1945. Para “justificar” su
cierre, el entonces ministro de la Defensa, Coronel Francisco Javier Arana,
argumentó que violaba el Artículo 32 de la Constitución de la República.
Y, en el 53 Aniversario del Alzamiento militar del 13
de Noviembre, corresponde destacar el significado y trascendencia histórica que
tiene para nuestro país. En mi opinión, el legado de Turcios Lima, Yon Sosa y
sus demás compañeros alzados en armas, marca un antes y un después en la lucha
revolucionaria y popular en Guatemala.
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