jueves, 18 de abril de 2013



Antes, durante y después
del 14 de abril


La Revolución Bolivariana tomó el poder político en Venezuela mediante la vía electoral. El 6 de diciembre de 1998, el entonces candidato presidencial, Hugo Chávez Frías, ganó las elecciones con el 56.2 por ciento del electorado. A partir de entonces, ha habido cuatro elecciones presidenciales más y tres referéndum, uno de los cuales, el del 2 de diciembre de 2007, le fue adverso al gobierno. 

El proceso revolucionario bolivariano es la continuación de la lucha de los pueblos y países de América Latina y el Caribe por su real y verdadera independencia, el respeto a la soberanía y contra cualquier forma de injerencia o intromisión extranjera en los asuntos internos de nuestros países. Forma parte, integra y amplía el torrente emancipador y libertario inspirado en las ideas y lucha de Martí y de Bolívar.

En una situación así, otros movimientos igualmente emancipadores y libertarios y de acuerdo a las condiciones de sus respectivos países, hace posible y permite que Evo Morales gane las elecciones presidenciales del 19 de diciembre de 2005 en Bolivia y asuma el gobierno de su país. Posteriormente, el 15 de enero de 2007, Rafael Correa asume la presidencia de Ecuador luego de su victoria electoral, en segunda vuelta. 

La situación en nuestro Continente cambia sustancialmente; se mejora la correlación de fuerzas a favor de la lucha por el progreso y el desarrollo, la independencia, la democracia y la libertad. Es lo que hace posible, además, el avance y logros del pueblo brasileño, del pueblo argentino y del pueblo uruguayo que, mediante procesos electorales, ha permitido el ascenso al poder de gobiernos popularmente electos.

En ese marco, situación y condiciones, infortunada y dolorosamente, falleció, el 5 de marzo, el Presidente Hugo Chávez Frías. Su previsión, sagacidad y sabiduría le permitió asegurar la continuidad de la Revolución Bolivariana designando como su sucesor al ahora electo Presidente Nicolás Maduro. 

El margen de votos que el 14 de abril lo separa de su reaccionario contendiente, por estrecho que se dice que es, hay que dimensionarlo en el cuadro de la situación que se crea a raíz de la desaparición física del indiscutido e irrepetible dirigente de la Revolución Bolivariana y de la furibunda, mentirosa e insultante campaña de la oposición contra el candidato bolivariano y el proceso revolucionario venezolano.  

Para los ultra reaccionarios y ultra conservadores estadounidenses, para la Casa Blanca y los cada vez menos aliados que le quedan en América Latina y en otras partes del mundo, la ocasión les era propicia para jugarse el todo por el todo y a que, resueltamente, apoyaran, con todos sus medios y recursos, a su sumiso y servil peón en la tierra del Libertador Simón Bolívar. 

Si se le da una lectura cuidadosa y continuada a lo que la contrarrevolución venezolana urdió y montó antes y durante el 14 de abril y continúa urdiendo y montando a partir del domingo --con el apoyo de sus “socios y amigos” que desde el exterior la utilizan--, es fácil advertir que se trata de la gran conspiración contra el proceso revolucionario bolivariano, su ascenso y avance. Se trata y se está ante un intento desesperado por desestabilizar el país, deslegitimar al Presidente electo, poner a Venezuela al borde de un golpe de Estado, volver al pasado de gobiernos reaccionarios, corruptos, entreguistas y, a partir de allí, liquidar las conquistas alcanzadas por el pueblo venezolano en 14 años de Revolución bolivariana, profundamente democrática y progresista, participativa y protagónica, popular y socialista.

El internacionalismo solidario pasa hoy por el respaldo al gobierno legítimo del Presidente Nicolás Maduro y desbaratar toda maniobra e intento de deslegitimar la institucionalidad democrática y popular refrendada en las urnas el 14 de abril. Pasa, además, por la defensa de la Revolución Bolivariana y el apoyo fraterno al pueblo venezolano. 

El proceso revolucionario en Venezuela continúa, avanza y se profundizará aún más en la Patria de Simón Bolívar. Es la tendencia histórica e irreversible de las luchas de los pueblos y países en el mundo entero en lo que va del siglo XXI.

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