Antes, durante y después
del jueves 4 de octubre
No se puede ni se debe estar al margen o permanecer
indiferente ante la situación que se crea a raíz de la ejecución extrajudicial
de cinco comunitarios de Totonicapán, la muerte del padre de uno de ellos, la
desaparición forzada de una persona, los 33 heridos y las lesiones a 13
soldados que dejó como saldo la masacre del 4 de octubre y cuya
responsabilidad, por ahora, se atribuye a un coronel del Ejército y a ocho
soldados bajo su mando.
Tampoco se puede ni se debe estar al margen o
permanecer indiferente ante la apremiante situación y difíciles condiciones a
que se ha orillado al país y que afectan y caen con toda su peso sobre la
mayoría de la población así como dejar de fijar posición y, menos, pasar por
alto la opiniones que ante lo sucedido ha dado a conocer la trasnochada y
recalcitrante derecha, sus oficiosos portavoces y voceros y las presiones y
amenazas de las ocho familias de la cúpula oligárquica que se creen y comportan
como dueñas del país.
De la misma manera, no se puede ni se debe permanecer
indiferente ante la incompetencia puesta de manifiesto por el gobierno antes,
durante y después del jueves 4 de octubre y las irresponsables, cambiantes y
contradictorias declaraciones del presidente de la República, su ministro de la
Defensa, el de Gobernación, el de Relaciones Exteriores y del coordinador del
Sistema Nacional de Diálogo (SND).
No resulta extraño que planteadas las cosas así, haya
quienes estén diciendo que lo que se busca es exacerbar los ánimos de la
población o de polarizar aún más a la sociedad guatemalteca. La exacerbación
del estado de ánimo y disposición de lucha de la población y la polarización de
la sociedad guatemalteca, no depende de lo que se opine o de la posición que se
asuma ante lo que está ocurriendo en el interior del país y en la capital.
Dicho en otras palabras, corresponde a condiciones
concretas y objetivas y éstas, a su vez, dependen y las determina la situación
en que se encuentran los obreros, los campesinos sin tierra, los pueblos
indígenas, los jóvenes, los estudiantes, las mujeres, los niños, los ancianos,
los empleados públicos, las demás capas trabajadoras de la población y los
desocupados y desempleados.
El estado de ánimo y disposición de lucha de la
población y la polarización de la sociedad guatemalteca, está determinado,
además, por la naturaleza y carácter del Estado, el sistema económico
neoliberal y excluyente, la injusticia social, la brecha entre quienes todo lo
tienen y quienes apenas si alcanzan a sobrevivir y, sobre todo, por el sistema
de distribución, tenencia, propiedad y explotación de la tierra, los intereses
de clase de finqueros y hacendados, grandes comerciantes e industriales y los
de las multinacionales de la industria extractiva y generación de energía.
En ese orden de ideas, la reconsideración por parte
del presidente Pérez Molina respecto a que el Ejército continuará apoyando a la
PNC en las tareas de seguridad ciudadana, sólo se puede entender como resultado
de las presiones y exigencias de lo más intransigente de la élite patronal y
empresarial o como un intento por anticiparse o salirle al paso a algo más.
Constituye, a su vez, una descortesía y desatención a la solicitud que le planteó
el Cuerpo Diplomático acreditado en el país durante la reunión del lunes 8 de
octubre en la Cancillería.
Entre tanto, los ejecutados extrajudicialmente el 4 de
octubre y sus deudos, los heridos y sus familias así como los comunitarios de
Totonicapán, continuarán sin que se resuelvan sus demandas y se deduzcan las responsabilidades que corresponde.
El desgaste, desprestigio y pérdida de confianza y
credibilidad a que tan aceleradamente se ha expuesto el gobernante, confirma
que el período presidencial que se inició el 14 de enero, es --como lo preví a
mediados del año pasado--, el último eslabón de la cadena de gobernantes
“electos” a partir de 1985.
Lo peor que podría pasar
es que sus asesores, financistas y allegados al régimen lograran asegurar su
continuidad. Y, si llegara a suceder, que Dios nos agarre confesados.
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