jueves, 3 de mayo de 2012

A media semana

Amancio, Sergio Saúl,
Juan de Dios, Moisés y Hugo


A finales de 2011 empieza a aparecer con toda su crudeza y crueldad, la verdad de sólo una parte de lo que ocurrió en Guatemala a partir del derrocamiento del Presidente Jacobo Arbenz Guzmán, el 27 de junio de 1954. El miércoles 24 de noviembre, la prensa del país informó sobre la identificación de dos de los cuerpos encontrados en una de las fosas del destacamento militar de Comalapa, Chimaltenango.

Se trata de los restos de Amancio Samuel Villatoro y Sergio Saúl Linares Morales. Amancio fue capturado el 30 de enero de 1984 en la 15 calle y 2ª avenida de la zona 1 de la capital; Sergio Saúl, el 23 de febrero de 1984 en la zona 9, en horas de la tarde, cuando salía de las oficinas del entonces Instituto de Fomento Municipal (INFOM), donde laboraba.

A partir del 24 de noviembre de 2011, empezó a darse más información de la que ya se disponía y que, en general, está recogida en el Diario Militar. Ahora se sabe y está comprobado que en lo que fue el destacamento de Comalapa están enterrados 220 cuerpos en 52 fosas y que en la número 39 hay 29 cuerpos. Este destacamento se instaló en 1979 y dejó de operar en 1996. Los trabajos de exhumación se iniciaron en 2003. En 2005 se identificó la osamenta de Maximiliano Cumez, un pastor evangélico secuestrado en Comalapa el 6 de enero de 1981.

Más recientemente, el jueves 22 de marzo, se dio a conocer la identidad de tres cadáveres hallados en la fosa número 9 y que corresponden a los restos mortales de Juan de Dios Velásquez Samayoa, Moisés Saravia López, y Hugo Adaíl Navarro Mérida. Juan de Dios, fue capturado el 2 de marzo de 1984 en la zona 6; Moisés, el 11 de marzo de 1984, en una casa de la zona 11; y, Hugo Adaíl, el 5 de marzo de 1984, enfrente de la Súper Tienda Páiz del Centro Comercial Monserrat de la zona 7. A los cinco los asesinaron el 29 de marzo de 1984. 

Se tiene información, además, de que ya han sido identificadas 10 osamentas más y que sólo están pendientes de confirmación por parte de sus familiares. Se sabe, también, que de las 14 mil exhumaciones practicadas en dos fosas del Cementerio La Verbena, zona 7 de la capital, unas 900 podrían corresponder a víctimas del enfrentamiento armado interno.

En un enfrentamiento armado de larga duración y de la intensidad que tuvo en Guatemala, las fuerzas represivas y contrainsurgentes cometieron crímenes de lo más horrendos. No sólo contra la población civil y militantes clandestinos e insurgentes de la ciudad y cabeceras departamentales y municipales sino, además, contra combatientes en armas, pueblos indígenas y campesinos del interior del país.

Con la documentación con que ahora se cuenta y las investigaciones que se logren hacer, se podrá esclarecer aún más la verdad de lo sucedido en nuestro país durante esta larga etapa de nuestra historia reciente y, además, ampliar mucho más el conocimiento e información acerca del modo de operar de las fuerzas represivas y contrainsurgentes, sus servicios de inteligencia y contrainteligencia, la preparación y capacitación de militares y policías en escuelas del extranjero, la cooperación, apoyo y ayuda dada por los gobiernos de Estados Unidos e Israel y por las dictaduras militares del Cono Sur así como a lo que se prestaron individuos como Carlos Humberto Quinteros García, más conocido como Miguel o El hombre lobo.

La oleada represiva y contrainsurgente que se desencadenó a principios de 1984 y que durante los meses de enero, febrero, marzo, abril y mayo registra una escalada sin precedentes, merece estudiarse y analizar en su contexto y el momento y condiciones en que se encontraba la lucha clandestina y las fuerzas insurgentes en la ciudad, problemas no resueltos, dificultades y limitaciones, su fortalecimiento, desarrollo y ampliación. Los datos e información con que se cuenta son una buena base para empezar a hacerlo.

En enero de 1984 se capturó, asesinó y desapareció a 25 personas; en febrero, a 16: en marzo, a 26; en abril, a 13; y, en mayo, a 34. En total, 123. De los 183 que consta en el Diario Militar que fueron capturados, asesinados y desaparecidos, 104 están registrados como del Partido Guatemalteco del Trabajo (PGT); 33, de la Organización del Pueblo en Armas (ORPA); 29, de las Fuerzas Armadas Rebeldes (FAR); y 9, del Ejército Guerrillero de los Pobres (EGP). De tres, no hay información de su militancia. (La autenticidad del Diario Militar, Secretaría de la Paz, Presidencia de la República, Dirección de los Archivos de la Paz, Guatemala, mayo de 2009, páginas 154 y 155).
         
          A Amancio, Sergio Saúl, Juan de Dios, Moisés y Hugo Adaíl, sus verdugos no lograron doblegarlos y frente a ellos dieron pruebas suficientes de lealtad a la lucha, a sus ideales y convicciones, a sus compañeros y amigos y a sus familias. Son  ejemplo de entereza y firmeza y de los que merecen que se honre su memoria y se les recuerde... ¡siempre!

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