jueves, 19 de abril de 2012

A media semana

América Latina y el Caribe: antes,
durante y después de la VI Cumbre



Seis son las Cumbres de las Américas que se han celebrado hasta ahora. La de Cartagena de Indias, Colombia, quizás sea la última. Antes de que se inaugurara el pasado sábado 14 de abril, era fácil presupuestar el fracaso de una Cumbre a la que el gobierno de Estados Unidos y el de Canadá vetó la asistencia de Cuba y no se entró a conocer de asuntos de vital importancia como el caso de las Malvinas, cuya soberanía reclama la República Argentina al Reino Unido.ç

El Presidente Correa de Ecuador, en una decisión valiente y propia de un estadista y mandatario que sabe muy bien en qué consiste la real y verdadera independencia de los pueblos y países de América Latina y el Caribe, optó por no asistir expresando de esa manera su resuelta y firme solidaridad con el pueblo de Cuba y su Gobierno presidido por el General de Ejército, Raúl Castro Ruz.

Previo a la inauguración de la Cumbre de Cartagena se reunieron los Cancilleres del Continente y pese a los esfuerzos que hicieron varios de ellos y entre los que destaca la labor desplegada por el Canciller bolivariano, Nicolás Maduro, no fue posible consensuar un proyecto de Declaración Final a causa de la oposición de Estados Unidos y Canadá. Ello vino a confirmar el ya anunciado fracaso de la VI Cumbre de las Américas.

Según un despacho de AP fechado en La Paz, el Presidente Evo Morales, en conferencia de prensa de ayer, caracterizó el ambiente de la VI Cumbre como “desagradable”. Además, “puso en duda la próxima cita de 2015 a menos que Cuba sea invitada”. En su opinión, a la reunión de Panamá “no sólo no participaremos los países del ALBA”. Según dijo, “también se lo escuchó decir a la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff.

“En otras Cumbres, siguió diciendo el Presidente boliviano, los mandatarios charlan amigablemente en un ambiente distendido”. En su opinión, en Cartagena, había un clima de “desmoralización” y de “rebelión de los países latinoamericanos frente al imperio”. (Diario La Hora, Guatemala, 17 de abril de 2012).

Son varias las conclusiones que deja la fracasada Cumbre de Cartagena. Una de ellas es que el gobierno de Estados Unidos y el de Canadá están cada vez más aislados y solos. Ello es causa y resultado de la errática política exterior de Estados Unidos y su forma de conducirse y tratar a los gobiernos y países y pueblos al sur del Río Bravo. Su política exterior no deja de ser excluyente y discriminatoria, intervencionista y amenazante, abusiva e irrespetuosa, agresiva y prepotente.

La Cumbre de Cartagena de Indias, Colombia, permite confirmar que una nueva correlación de fuerzas está configurándose en nuestro Continente a nivel de gobiernos y Estados y que esta nueva correlación de fuerzas es la tendencia que marca y define las relaciones entre los pueblos y países de nuestro Continente y la Casa Blanca, así como que se cuentan con los dedos de una mano los gobernantes con que Washington cuenta y ve como sus aliados.

El surgimiento e institucionalización de la Alternativa para los Pueblos de Nuestra América (ALBA), de la Unión de Naciones Sudamericanas (UNASUR) y de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), junto a la unidad y lucha de los pueblos de América Latina y el Caribe por su segunda y verdadera independencia, la soberanía y autodeterminación, el progreso y el desarrollo económico y social, forma parte e integra, fortalece y amplía, desarrolla y consolida esa nueva correlación de fuerzas a favor de los pueblos y países de América Latina y el Caribe por un mundo distinto y mejor y sin la amenaza imperialista y neocolonizadora de más guerras de agresión y conquista.

Tal como lo dice el gobierno revolucionario de Cuba en su declaración publicada el día de hoy, “En Colombia, Cartagena de Indias, quedó demostrado que hay un abismo creciente entre ‘Nuestra América’ martiana y ‘el Norte revuelto y brutal que nos desprecia’. Allí se produjo una rebelión de la América Latina y el Caribe contra la imposición de ‘un gobierno y medio’, que ejercía un veto imperial a los párrafos del proyecto de Declaración Final de la llamada Cumbre de las Américas que reclamaban el cese del bloqueo y la exclusión de Cuba de los eventos hemisféricos”.

A tan contundente constatación, en la declaración se agrega: “Nadie olvide en el norte, que hace 51 años, el pueblo cubano defendía ya, a estas mismas horas, una Revolución Socialista en las arenas ensangrentadas de Playa Girón, y que, desde entonces, ‘todos los pueblos de América fueron un poco más libres”. (Granma, La Habana, 18 de abril de 2012).

El cambio de época que se está viviendo en América Latina y el Caribe empieza a configurarse y definir a partir del triunfo de la Revolución Cubana y de la primera gran derrota del imperialismo en Playa Girón

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