domingo, 4 de septiembre de 2011

A media semana

De las encuestas, foros y medios


Como quien dice nada, se está a 11 días de que no se elegirá sino se escogerá. Se trata de las séptimas votaciones generales a partir de la llamada apertura democrática y política y, al igual que las anteriores, en nada cambiarán la tensa situación y difíciles condiciones en que se encuentra Guatemala desde entonces y, aun, desde antes. Las cosas tenderán a agravarse más --y lo que es peor--, en todos los órdenes: en lo económico, político, social, institucional y gubernamental.

El próximo 11 de septiembre, habrá ciudadanos que se abstengan y los que anularán su voto o dejarán la papeleta en blanco. Tres mil 500, son los cargos “en disputa” y 31 mil 795 los“candidatos”. De los “candidatos” inscritos, 434 son para “diputados” por lista nacional y mil 673 para “diputados” distritales, 560 “titulares y suplentes” al Parlamento Centroamericano, y 29 mil 108 para alcaldes, síndicos y concejales”. Veinte, son los “candidatos” a presidente y vicepresidente del país.

Los 26 años de gobiernos civiles (1986 – 2011) son la continuación y prolongación de los regímenes militares que usurparon el poder durante 32 años (1954 – 1986) y ello confirma que durante esta etapa (1954 – 2011) la política dejó de ser la guía y acción para el buen gobierno y la gestión pública.

Los políticos y sus partidos --conservadores, reaccionarios, anticomunistas, de ultraderecha, derecha y centro derecha--, por los intereses a que obedecen y sirven, representan y defienden, tutelan y salvaguardan, han pervertido la política y al sistema político y de gobierno, de partidos y votaciones, la gestión pública y gubernamental, y los poderes del Estado y las instituciones.

El Diccionario de la Real Academia Española (DRAE) define la perversión como la “acción o efecto de pervertir o pervertirse”. Dice, además, que pervierte y se pervierte el que perturba“el orden o estado de las cosas”. De lo anterior se infiere que, para nuestro caso, las élites patronales son las que han pervertido a los políticos y a sus partidos así como que los políticos y sus partidos son los que, a su vez, se han pervertido.

Desde que se vienen realizando encuestas para “medir” la intención del voto en un momento dado, y los foros entre “presidenciales”, las votaciones se han corrompido mucho más. Con las encuestas se induce al encuestado y se acomodan los datos y resultados al interés de quienes las encargan. Con los foros, quienes los patrocinan, convocan y realizan, favorecen al candidato que les conviene e interesa que resulte“electo”.

La mayoría de medios de comunicación (impresos, radiales o de televisión) no son ajenos a ello, aunque después tengan que “arrepentirse”.

Las encuestas encargadas por dos de los impresos de la mañana (Prensa Libre y elPeriódico), es por demás evidente que fueron levantadas a fin de favorecer a un“presidenciable” en particular y lo mismo sucede con los foros a los que se les dio más cobertura y lograron acaparar mayor audiencia (me refiero al del lunes 22 de la AGG y al del jueves 25 de CNN y Canal 3). Lo que buena parte de la audiencia duda, es si lo pudieron lograr.

Durante su desarrollo fue fácil advertir el sesgo con que se diseñó el formato y el orden y propósito de las preguntas a fin de, en ambos casos e igualmente, favorecer al mismo candidato.

En suma, cada vez me convenzo más que el 11 de septiembre lo que procede es anular el voto.

Es el derecho que como ciudadano me asiste de rechazar el sistema político y gubernamental, de votaciones y partidos, y la perversidad de los políticos y sus partidos y coaliciones electoreras, sus anónimos financistas y los peligrosos grupos paralelos que están detrás de ellos. Es no estar de acuerdo con los “presidenciables”, “candidatos” a diputados y autoridades municipales de ultraderecha, derecha y centro derecha. La abstención y el voto en blanco son, también, una manera de oponerse y de objeción ciudadana.

En política lo que cuenta es la experiencia y los conocimientos, lo que se sabe, aprende, conoce, estudia y analiza; la práctica y el trabajo diario y profesional en lo organizativo, ideológico y político; la dignidad y el decoro; la solvencia y la integridad; el lado del que se está y del deber.

En el político, es su talento e inteligencia, capacidad y competencia, consecuencia y lealtad, idoneidad y solvencia, confianza y entereza, liderazgo y honradez, la lucha que ha librado, libra y habrá de seguir librando a fin de emancipar al país, refundarlo y salvarlo del desastre y el caos.

Además, en política, las intenciones --por buenas que sean-- no cuentan; se quedan en eso: buenas intenciones. Lo decisivo, son los resultados y los resultados se logran si se es capaz de visualizar su viabilidad, advertir sus reales posibilidades y luchar por concretarlos.

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