Medios de comunicación
y revueltas en el Norte de África
No sé si a alguien más le pasa lo que a mí cuando leo las informaciones y opiniones o comentarios que se publican en casi todos los medios del país. Espero que sí. Lo que se informa y opina o comenta me motiva dudas, desconfianza y no pocos cuestionamientos, sobre todo, por cómo se informa y opina o comenta. Subrayo: por cómo se informa y opina o comenta.
Por mi parte, corresponde a una actitud y posición crítica y autocrítica ante lo limitado y sesgado y el tan reducido espacio que se le dedica a lo que se informa y comenta u opina y el desperdiciado y abundante lugar que ocupa el anuncio y la publicidad consumista, además de secciones intrascendentes de las que se podría prescindir sin que nada pasara a no ser la pérdida de tiempo que ocasiona darle vuelta a las hojas en que se incluyen o tenerlas que tirar al cesto de la basura.
Vea usted. Haga la cuenta del espacio, por ejemplo, que tres de los principales y más importantes medios impresos de la mañana le vienen dedicando a las revueltas en el Norte de África y Medio Oriente. Es, según lo que se puede recopilar, reducido, sesgado, tendencioso y parcial. En ello influye y son determinantes las fuentes que se utilizan y que no son otras que los tradicionales despachos, agencias de prensa y medios impresos como El País o El Mundo, ambos de España.
En Prensa Libre.com de ayer martes 1 de marzo se incluyen cuatro despachos, el primero de los cuales remite a 10 vínculos que no se incluyen en su edición impresa. En el Periódico, en una de sus páginas de la sección El Mundo se puede encontrar una nota informativa de su Redacción y en la que se resumen despachos de AP, DPA y algo de lo publicado en El País. En menos de tres cuartos de otra de sus páginas, hay una información más, tomada igualmente de El País.
Por su parte, Siglo XXI.com publica un despacho de AFP y dos de EFE de los cuales sólo uno se incluye en los dos tercios de página de la edición impresa. En el vespertino La Hora se da cabida, en una de sus 32 páginas de la edición de la víspera, a un despacho de AFP emitido en Trípoli y un breve e interesante análisis también de AFP enviado desde Beirut.
En mi opinión, para que se tenga una idea lo más aproximadamente posible de lo que vale la pena leer y conocer hay que acudir a lo que se publica, opina o comenta en algunos de los medios impresos y sitios alternativos que se editan en el extranjero.
LaJornada de México, en su edición del primer día de marzo, incluye seis artículos informativos y un interesantísimo comentario; Público.es, de España, incluye cinco artículos de información suficientemente documentados; Página 12, de Argentina, publica siete artículos; Rebelión, siete de opinión y cuatro informativos, igualmente bien documentados; Democracy Now, de Estados Unidos, publica seis artículos y de las cuatro columnas de los jueves de Amy Goodman correspondientes al mes de febrero, tres las dedica al tema.
Hay otros medios más a los cuales habría que acudir para así poder ampliar y enriquecer la información y opiniones o comentarios, en este caso, sobre los acontecimientos que están teniendo lugar en el Norte de África y Medio Oriente. Los que enumero, puede decirse, son una buena base para empezar.
En consecuencia, depender de lo que se publica y opina o comenta en el país, lo pone a uno ante el riesgo de estar desinformado y aislado, convertido en sujeto manipulable y, lo que es peor, manipulado y sin los elementos suficientes para entender, interpretar, explicarse y opinar sobre lo que en realidad está ocurriendo.
Al respecto, también es necesario preguntarse si con lo que se informa y comenta u opina y cómo se informa y comenta u opina acerca de la realidad y situación del país, permite y es suficiente para disponer y tener al alcance lo que se necesita para estar bien informado y documentado. En mi opinión, considero que no.
En todo caso, la crisis general por agotamiento y caducidad del sistema y los regímenes gobernantes en casi todos los países de aquella parte del mundo, pasa por la solución pacífica, avance y profundización de los cambios estructurales e institucionales ya iniciados, sin injerencia e intervención militar de cualquier país o conjunto de países, decisión internacional o de potencia extranjera, empezando por la imperial y neocolonizadora de Estados Unidos.
Es la alternativa válida, legítima, irrenunciable, soberana, a asumir por los pueblos de la región y sólo por ellos.
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