miércoles, 17 de noviembre de 2010

A media semana

Entre un año, tal vez ya se sepa


Empezar a hablar de posibles resultados de unas votaciones a realizarse a un año plazo --si es que no sucede algo antes-- o a quien habrá de gobernar por cuatro años más, es prematuro; además, no deja de ser una pérdida de tiempo y, peor aún, si se hace con base en encuestas encargadas por a quienes más interesa anticiparse o, bien, por lo que informa y comenta la prensa escrita y los noticieros de radio y televisión.

Puntualizo y preciso, empezar a hablar de los posibles resultados y de quien resultará el más votado, es hacerle el juego a la mañosa y anticipada compaña iniciada por los partidos que ya están en eso y a quienes no esconden su interés por figurar como candidatos a un algún cargo o terminar apoyando a quien más les convenga.

Analizar lo de las votaciones del año entrante, es otra cosa y no es lo que se está haciendo. Para hacerlo, en mi opinión, son otros los elementos a considerar e indicadores y referentes y que, a continuación, solamente enumero para, más adelante y en artículos sucesivos, abordarlos y desarrollar. Téngase en cuenta que me estoy refiriendo a lo que a partir de 1954 han sido simple y meramente unas votaciones y no unas reales y verdaderas elecciones. Los siguientes, son los elementos e indicadores y referentes a considerar, analizar y sistematizar:

Uno, lo acontecido en ocasiones anteriores y sus resultados; dos, la tendencia general de los acontecimientos, antecedentes, posible desarrollo, desenvolvimiento y perspectiva; tres, la situación nacional y lo que sucede en el área y en los demás países de América Latina y el Caribe así como en Estados Unidos a causa y como consecuencia de la injerencia e intromisión del departamento de Estado en los asuntos internos del país, a través de su embajada acreditada aquí.

Mucha importancia tiene, además, el estado y situación del sistema electoral y de partidos y la correlación de fuerzas; los intereses de clase a los que sirve, representa y defiende cada fuerza y ellas en su conjunto y los que están detrás de los comicios; rasgos del comportamiento de la ciudadanía; y --sin que esto sea menos importante--, las disputas de la élite económica y social con su sector empresarial organizado, las de la élite económica y social y el empresariado organizado con el poder gubernamental y, además, las que se dan al interior del gobierno y de éste con la llamada oposición.

Como ya queda dicho, a ello me referiré en sucesivos artículos a ser publicados. No me interesa ni soy de la opinión de ocuparme de hacer vaticinios o pronósticos. Ello distrae la atención de lo principal.

De lo que se trata es de ir al fondo de las cuestiones que sí tienen importancia a la hora de abordar lo de las votaciones que se vienen dando cada cuatro años en el país y que para lo único que han servido y son utilizadas es para asegurar la sucesión de lo que parecieran ser fuerzas, movimientos o partidos diferentes.

A manera de introducción a lo que voy a abordar después, me parece oportuno traer a cuenta lo dicho por el rector de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), José Narro Robles, respecto a la crisis actual en lo ético, la falta de valores, el pragmatismo y egoísmo, la competencia destructiva y el individualismo extremo, la acumulación de dinero y de bienes materiales “como símbolo del éxito”.

El pasado 23 de septiembre, la más alta autoridad académica de México expresaba que “la crisis económica actual es una crisis ética, una crisis de valores. El pragmatismo y el egoísmo, subrayó, parecen ganar terreno cuando más necesaria resulta la solidaridad”.

La solidaridad, agregó, “junto con la generosidad o el servicio, ha perdido terreno ante la competencia destructiva y el individualismo extremo, además de que la acumulación de dinero y de bienes materiales se ha convertido en símbolo del éxito.

“Frente a esto, demandó, es necesario afianzar el papel de la educación, universalmente reconocida como herramienta para la formación de valores”. El rector de la universidad mexicana es de la opinión, además, de que “el conocimiento no debe ser neutro, al contrario, debe tener un claro compromiso social.

“Históricamente, precisó, ha sido clave en el desarrollo de la humanidad, siempre ha sido importante, pero en la actualidad es indispensable. Lo es para la economía de las naciones y más para el desarrollo de la sociedad; también para impedir que la naturaleza de lo humano se vea desplazada por las preferencias materiales”. (LaJornada, México 24 de septiembre de 2010).

Hasta aquí y por ahora, es lo que el espacio de que dispongo me permite referir y que considero necesario de tener en cuenta al momento de abordar algunas de las cuestiones cuya importancia radica en que contribuyen a cambiar lo que es necesario cambiar en nuestro país.

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