miércoles, 24 de marzo de 2010

A media semana

Desde el centro izquierda,
se dificulta más la reunificación


Uno es el antecedente inmediato y varios los factores a considerar al momento de abordar lo referente a la dispersión y atomización de la izquierda guatemalteca y las posibilidades reales de su reunificación. La dispersión y atomización es un proceso que se desencadena casi inmediatamente después de la firma de la paz y se hace evidente a partir de las votaciones de 1999. Es resultado, además, de manifestaciones de oportunismo, protagonismos personales y ausencia de liderazgo real.

Durante los trámites para la inscripción de URNG como partido político, fue más notoria la existencia de corrientes y tendencias en sordas disputas por la hegemonía al interior de la dirección. Lo predominante era, por un lado, el corrimiento hacia el centro, desideologización y subestimación de lo organizativo y, por el otro, un radicalismo verbal de izquierda con el que se justificó la ruptura en que terminó la segunda Asamblea Nacional.

Como resultado de la sucesiva renuncia a los principios, planteamientos fundamentales y consecuencia revolucionaria, la unidad de las cuatro organizaciones político militares, forjada durante el conflicto armado interno y en el curso del proceso para la búsqueda de la paz por medios políticos, se tornó cada vez más en aparente que real.

En la práctica, no se acató la decisión de disolverlas. Cada una, por su lado, trató de conservar su espacio, mantener el control de sus bases y, al final de cuentas, las cosas quedaron como si nada se hubiera acordado a principios de 1997. Las mayoritarias, pero hasta entonces no declaradas corrientes de centro izquierda, fueron copando los órganos de dirección.

En tales condiciones, URNG deja sucesivamente de ser lo que había sido en sus mejores momentos, que sí los tuvo. El radicalismo izquierdizante, como respuesta al corrimiento hacia el centro, en lugar de favorecer y afianzar las posiciones revolucionarias, acentuó la división que se prolonga hasta hoy.

La marginal participación y pobres resultados en las votaciones de 2007 --mucho más adversos que los de 2003--, dejan en claro que desde el centro izquierda no es posible convertirse en alternativa real al corrupto sistema electoral y de partidos ni constituirse en la fuerza que políticamente asuma y encabece la lucha por las demandas y reivindicaciones de la clase obrera, el campesinado, los pueblos indígenas, las capas medias empobrecidas, el movimiento social y popular, la población en condiciones de pobreza y pobreza extrema y demás capas trabajadoras de la ciudad y el campo.

En condiciones muy concretas, no sólo es posible sino necesario utilizar la vía institucional para la toma del poder político. Pero supone no pocos riesgos, el principal de los cuales es que lo electoral se absolutice y se abandone el trabajo interno de organización, educación, capacitación y formación política de las bases, la militancia, los afiliados, amigos, simpatizantes y votantes a ganar para la Revolución.

A mí me parece que esto es lo que ha estado ocurriéndole a URNG y a ANN, a Encuentro por Guatemala y a Winaq e, igualmente, le podría pasar al Movimiento Nueva República (MNR), de reciente formación. El Frente Popular (FP – SDS), podría no caer en esta desviación si mantiene la decisión adoptada al momento de su constitución en cuanto al trabajo de organización, formación y capacitación política e ideológica de sus bases y cuadros de dirección.

Para el caso del país, la vía electoral no hay que desestimarla a sabiendas de que el sistema económico social está sumido en una crisis de lo más profunda. Siendo ésta su debilidad principal, la fortaleza y perspectiva de una alternativa democrática y popular pasa por la corrección y superación de los errores del 2003 y 2007 y tener siempre presente que la acumulación de fuerzas para derrotar a los electoralmente adversarios de la derecha y del centro y obtener una votación mayoritaria, democrática, popular, conscientemente avanzada y progresista, depende del trabajo entre el electorado a ganar, movilizar, organizar, unir y cohesionar para la toma del poder político pero, jamás, a costa de abandonar las posiciones revolucionarias de las bases, militantes y afiliados y la lucha por las transformaciones estructurales de fondo que el país necesita.

A los factores que están en la base de la dispersión y atomización de la izquierda guatemalteca, a los que obstaculizan el restablecimiento de su unidad y a los que lo favorecen, así como a por dónde empezar y qué hacer para tratar de alcanzar la reunificación, me referiré la semana entrante.

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