jueves, 25 de febrero de 2010

A media semana

El ordenamiento constitucional vigente
y las reformas propuestas (8)



Luego de lo que hasta aquí llevo dicho, considero necesario precisar que así como la introducción a mi exposición define y enmarca su contenido y desarrollo, los apartados 2 y 3 (estructura y superestructura y examen del ordenamiento constitucional guatemalteco de 1945 a la fecha), son el referente obligado y punto de partida para la definición de las transformaciones a convenir y legitimar a través de la vía constitucional.

Además de lo anterior, lo expuesto en el apartado 4 (los nuevos y valiosos aportes que en lo jurídico en general y en lo constitucional en particular se están dando en varios países hermanos de América del Sur y el Caribe), y la realidad y condiciones concretas de nuestro propio país, confirma la validez y necesidad de contar con un ordenamiento constitucional nuevo, superior al vigente, que corresponda al cambio de época que caracteriza a este siglo, y legitime los cambios que Guatemala necesita en lo económico, político, social e institucional.

En consecuencia, el camino a seguir y mi posición ante las reformas propuestas por proReforma y la bancada Lider la sustento en los siguientes puntos:

1) Las propuestas no superan la precariedad, agotamiento, caducidad y crisis del ordenamiento constitucional vigente. Al contrario, reproducen, acentúan y perpetúan su precariedad, agotamiento, caducidad y crisis.

2) No van al fondo de los cambios institucionales que hay que promover a fin de cambiar radicalmente la realidad del país, la Nación, el Estado y la República, instaurar un ordenamiento constitucional nuevo, avanzado, superior al actual, que garantice y asegure el desarrollo y bienestar, la prosperidad, el progreso y la equidad, la justicia social e inclusión, y elimine toda forma de racismo y discriminación.

3) Suponen un retroceso más en el ordenamiento constitucional actual y en nada cambiaría lo de fondo que hasta hoy se ha institucionalizado de hecho; y,

4) La formalidad constitucional no es lo que hay que reformar. Hay que cambiar a fondo lo sustantivo para, a su vez, iniciar las transformaciones que abran paso a los cambios profundos a la agotada, caduca y obsoleta estructura económico-social y su superestructura.

6.- A manera de conclusión: una propuesta a considerar. En conclusión, puede decirse que podríamos estar arribando al momentoerar que con las recon, URNG.e 1996. (e que adolecen los procesos electorales, la participaciiene en aprobar los co de refundar el País, la Nación, el Estado y la República.

Institucionalmente se refunda lo que se asienta sobre cimientos endebles, inconsistentes, insostenibles, no previstos para soportar el paso del tiempo y el curso de los acontecimientos. Es lo que sucede con nuestro ordenamiento constitucional en sus principales componentes: la integración y estructura conservadora de los Poderes del Estado, sus instituciones, atribuciones y funcionamiento, el excluyente y discriminatorio ejercicio del poder político, ciudadano, social y popular y, sobre todo y en lo fundamental, el modelo económico impuesto.

La Nación guatemalteca es una Nación multiétnica, pluricultural y multilingüe y, dentro de la unidad e integridad de nuestro territorio, ha de prevalecer el principio de autodeterminación nacional e internacional.

El Estado ha de ser un Estado legítimamente institucionalizado, participativo, protagónico, incluyente, garante de los derechos humanos, civiles y ciudadanos, que asegure y promueva la prosperidad, el progreso y el bienestar, la equidad y la justicia social, nuestra independencia, soberanía y autodeterminación.

La República, además de libre, soberana e independiente, ha de estar fundada en principios democráticos, la igualdad, equidad, inclusión, justicia social y paz.

No es esto lo que en general y en particular se podría alcanzar con las propuestas de proReforma y la bancada Lider.

El camino a seguir es aquél que viabiliza y legitima superar los rezagos, caducidad, agotamiento y crisis prolongada del atrasado y caduco ordenamiento constitucional, faculta emprender las tareas propias de los cambios que necesita el país, y permite eliminar las barreras y obstáculos con que se tropieza al tratar de resolver las contradicciones antagónicas propias del subdesarrollo, la neodependencia y neocolonización, la globalización neoliberal, la inseguridad e impunidad, la corrupción y tráfico de influencias, la inequidad y exclusión, el racismo e intolerancia, el acaparamiento y concentración de la riqueza y la generalización de la pobreza. (Continuará).

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