Los mediatizados, ¿referentes
de la lucha social y popular?
Desde hace algún tiempo, abundan los científicos sociales que al referirse a la estructura social, abusan de la retórica y utilizan caracterizaciones que niegan la existencia de las clases sociales y “aseguran” que se les puede “desaparecer”, como por arte de magia. Niegan e ignoran, además, la lucha de clases. La realidad es otra. Las clases sociales están allí y la lucha de clases continúa, aunque sus manifestaciones hayan pretendido ser invisibilizadas.
Para los que siguen y han leído, estudiado y asimilado esos trabajos, puede que resulte comprensible y acepten como “innovador” que se hable, por ejemplo, del “tejido social”. A mí, al menos, esto me parece una manera fácil y engañosa de eludir el estudio serio y a fondo de las clases sociales y la lucha de clases en el momento actual.
También asumo que viene a ser una forma de reinventar referentes sociales y populares que se superponen, suplantan y desnaturalizan lo que está en la base de la estructura social y el papel que podría corresponderles en el marco de la lucha social y popular.
La “sociedad civil” es igualmente una invención más de lo que siempre ha sido la sociedad y sus bien definidas y diferenciadas clases sociales. La “sociedad civil” es una abstracción que desfigura la verdadera y real estructura social de la sociedad. Es una forma más de sustituir a los referentes sociales y populares de la lucha de clases como motor de la historia y que, en nuestro caso, han sido, son y seguirán siendo el movimiento obrero y sindical, el campesinado, las capas medias trabajadoras de la población y los pueblos indígenas.
Lo mismo sucede con la “onogenización”. La “onogenización” de la sociedad viene a ser la forma de organización que suplanta a los referentes de la lucha social y popular.
Esta “innovación” en el pensamiento social, no es algo propio del país. Forma parte de la “corriente modernizante” que en el París de 1968 planteó como consigna “la inteligencia al poder” que suponía la sustitución de la clase obrera y los partidos comunistas y obreros por la intelectualidad y los estudiantes que en aquél momento se erigieron en los referentes “legítimos y representativos” de la lucha social y popular. Aunque es esto, en cierta forma, lo que está en la base de lo que ya era el eurocomunismo, esta corriente revisionista al interior de los partidos comunistas y obreros de Europa occidental (Francia, España e Italia), significó un serio retroceso en la lucha revolucionaria en lo internacional y del que todavía no se ha repuesto la clase obrera en aquellos países. A su vez, puso en cuestión el papel de los partidos comunistas y obreros en los países socialista y es lo que en parte explica lo sucedido en Europa del Este y en la Unión Soviética en 1989 y a mediados de 1991, en el sistema socialista en escala mundial y en el movimiento comunista y obrero internacional.
Para el caso de nuestro país, se incurriría en una ligereza histórica si no se reconociera el papel jugado durante el enfrentamiento armado interno por la “sociedad civil” y sus distintas organizaciones, aunque no está demás decir que ya durante el proceso de negociaciones por la paz hubo señales que dejaban ver que lo que les dio sentido y razón de ser a su lucha, se desdibujaba. Posteriormente, muchas de las organizaciones de la “sociedad civil” y sus dirigencias terminaron integrándose al sistema.
Algo parecido se da al interior del movimiento obrero y sindical que golpeado, disperso y desarticulado por la represión y el terrorismo de Estado, deja de ser el bastión de la lucha obrera y sindical, clasista. La masacre de campesinos indígenas en la Embajada de España constituyó uno de los más duros golpes contra el movimiento campesino y los pueblos indígenas. En el momento actual, se prolonga aún más su dispersión, sectorialismo y disidencias internas.
Sin embargo y con lo que se lleva hasta aquí escrito, no puede concluirse que los problemas que vienen dándose a partir de 1986 al interior de los distintos referentes de la lucha social y popular (y que se acentúan inmediatamente después de la firma de la paz), marquen el agotamiento de sus formas de lucha y organización.
Hay, por supuesto, otros referentes más que al igual que algunas de las organizaciones de la “sociedad civil” y ONGs, varias de las expresiones y agrupamientos del movimiento obrero y sindical, del movimiento campesino y de los pueblos indígenas, reflejan el desclasamiento, desideologización y despolitización que les afecta en unos casos más que en otros. En todo caso, la redefinición e “invención” teórica de estos referentes ha servido para integrarlos al sistema. El sistema, por su parte, hábilmente, ha logrado cooptarlos y utilizarlos.
De los partidos legalmente inscritos (sin ninguna excepción), y en tanto parte del agotado, caduco, desgastado y corrupto sistema político y de votaciones actual, nada hay que los legitime como referentes políticos de la lucha social y popular.
Diario La Hora,
Noviembre 12, 2008
RRR / cgs
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