El poder del pueblo y su dirección política
La semana pasada ofrecí que en esta oportunidad me referiría a cuatro de los principales componentes que configuran la nueva situación que se crea en Venezuela a partir del 15 de febrero. Sin embargo, previamente, procede examinar los antecedentes y el escenario en que (en general y en lo nacional e internacionalmente), tiene lugar el referéndum que culmina con el triunfo del sí.
Visto desde aquí, el referéndum del 15 de febrero de 2009 tiene lugar en un escenario no exento de dificultades y problemas que, en su momento, fueron enfrentados y superados exitosamente. Se trató de revertir lo desfavorable en favorable, gracias a una estrategia de dirección política de lo más inteligente y acertada, y que se apoya y sustenta en nuevos elementos y componentes en organización, movilización, agitación, propaganda, educación y capacitación política.
Lo primero que se da es en lo organizativo. La fundación del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) viene a ser el nuevo y más importante componente y factor decisivo de la acción política de todo el pueblo y sobre el que, además del papel de dirección y conducción del proceso revolucionario bolivariano hacia el socialismo que le corresponde, se ha constituido en la fuerza política principal sobre la que recae el peso de una compaña organizadora, movilizadora, agitativa, de propaganda, educación y capacitación política, y que con el apoyo y adhesión de los agrupamientos bolivarianos revolucionarios, democráticos y progresistas, hace viable y garantiza la votación favorable a la enmienda constitucional propuesta al pueblo venezolano.
Política, militar e institucionalmente, la situación en Venezuela no es la misma que existía cuando se produjo el derrotado golpe militar de 2002, ni las que imperaban antes, durante y después del intento por reformar la Constitución en 2007. Además de las ya emprendidas, había que hacerle frente a nuevas y desafiantes tareas.
La dirección política bolivariana lo asimiló rápidamente y rápidamente sacó las conclusiones a poner en práctica a partir de definir con certeza y claridad hacia dónde dirigir el esfuerzo principal, lo que había que crear e institucionalizar, reforzar, fortalecer y consolidar, de lo que había que prescindir y, sobre todo, unitariamente, encaminarse hacia etapas más avanzadas en lo institucional, político, económico, social, solidaria e internacionalmente.
En lo internacional, dos componentes configuran el entorno de Venezuela en estos diez últimos años. Venezuela irrumpe en 1999 con un proceso revolucionario que es en el Continente la continuidad histórica de la triunfante revolución socialista en Cuba, en las condiciones concretas y específicas de la Venezuela de finales del siglo XX y comienzos del siglo XXI. Marca el comienzo, a su vez, de una nueva situación en el sur de América Latina y para otros países y pueblos del Continente y el Caribe.
Ana María Zeceña en uno de sus trabajos más recientes dice que “hace diez años Venezuela emprendió un cambio de ruta que ha marcado profundamente los tiempos latinoamericanos”. Y, en efecto, así es. De ahí que para los gobernantes estadounidenses una de sus prioridades sea el reposicionamiento de su presencia en su otrora “patio trasero”, y que en lo territorial, para el sur del Continente, el puntal principal sea Colombia y para Centro América y el Caribe lo sea Curacao, El Salvador y México. En lo marítimo, pasa por el despliegue y operaciones de su IV Flota.
El referéndum del 15 de febrero se da, entonces, en una situación interna cada vez más favorable a los cambios institucionales de fondo y en un entorno internacional en que así como se acentúa la amenaza de la presencia intervencionista del Pentágono en América Latina y el Caribe, más pueblos y países del Continente, movimientos y fuerzas sociales y populares, pasan a ser protagonistas activos de la lucha por los cambios que pongan fin al neoliberalismo y la globalización, la dominación imperialista y de las grandes transnacionales, el subdesarrollo y el atraso, y por su independencia, soberanía y autodeterminación.
“El equilibrio regional se modifica, dice Ana María Zeceña, mediante la conformación de un pequeño pero muy influyente y significativo bloque contrahegemónico. A Cuba…, se suma Venezuela… y, más recientemente, Bolivia y Ecuador, cada uno con sus especificidades y sus contradicciones, pero encabezando una alternativa no ortodoxa de desarrollo…” El referéndum del 15 de febrero, agrega, “implica mucho más que una enmienda constitucional: están en juego (entre otras cosas) los equilibrios políticos de la región”. (Geopolítica de la enmienda, en TeleSur, Opinión Alternativa, 14 de febrero de 2009).
Tales son, en consecuencia, algunos de los elementos principales y factores nuevos que configuran la situación antes del 15 de febrero en la República Bolivariana de Venezuela y su entorno internacional, y constituyen los antecedentes inmediatos de la nueva situación que se crea a partir de ese momento.
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