La crisis política, institucional
y gubernamental actual (1)
A manera
de introducción a lo que ofrecí que empezaría a tratar el día de hoy, me parece
necesario traer a cuenta algunas de las crisis políticas, institucionales y de
gobierno que en el siglo pasado y en lo que va del actual han conmocionado al
país.
La crisis institucional y de gobierno
en las postrimerías de la prolongada dictadura de Manuel Estrada Cabrera
(1898-1920), da paso al repudio y rechazo al tirano que --llegado el momento--
lo obliga a dimitir sin que con su caída nada cambie en el país, a no ser lo
meramente formal.
No sucede lo mismo 24 años después.
En 1944, en 92 días (de1 de marzo al 1
de julio)--, culmina lo que hasta entonces parecía "imposible": la
renuncia de Ubico después de 14 años de dictadura (1931-1944) y que se viera
obligado a "confiar" la continuidad del régimen a un triunvirato de
generales que, 112 días después, el 20 de octubre de 1944, sería depuesto por
la gesta cívico militar que abre el camino a una década de trascendentales
cambios en lo institucional, gubernamental, social, político y económico, sin
precedentes.
En el caso de las crisis políticas,
institucionales y de gobierno de 1963, 1982 y 1993 éstas se dan en condiciones
muy concretas, tienen sus propias causas y su "diferenciado"
desenlace.
La "solución" que los
militares tratan de imponer con el derrocamiento de Ydígoras Fuentes (1963) y
la que también se intenta con el de Lucas García (1982), tienen, en común, el
golpe de Estado castrense.
Tampoco sucede lo mismo en 1993. La
entente económica-militar, secundada por la sociedad civil, creyó
"solventarla" con la defenestración de Serrano Elías y llamar a De
León Carpio para que concluyera el período presidencial.
Lo hasta aquí resumido son los antecedentes
que la historia registra y que muy bien pueden contribuir a entender, explicar
e interpretar lo que está aconteciendo actualmente. La semana pasada decía que
tres son las direcciones del posible desenvolvimiento de los acontecimientos y
tres los probables desenlaces de la crisis. Lo predominante es la indignación
social y popular que en forma tan acelerada y en un período tan corto (del
jueves 16 de abril al día de hoy), agita y conmociona al país.
En ese marco, la manifestación de los trabajadores
del primero de mayo es una demostración más del ya ahora generalizado rechazo a
la corrupción gubernamental, a la impunidad y a la demanda de renuncia de Pérez
Molina y Baldetti Elías.
Especial significación tiene, además,
lo acontecido la mañana del lunes. En efecto, pobladores de los 48 Cantones de
Totonicapán y vecinos de Sololá bloquearon la Ruta Interamericana en la
emblemática Cumbre de Alaska, en Santa Catarina Ixtahuacán, en Cuatro Caminos y
en San Francisco El Alto. Simultáneamente, sus representantes acudieron al
Congreso de la República a solicitar que se le retire la inmunidad a Pérez
Molina y Baldetti Elías para que sean investigados por las denuncias de malos
manejos de fondos públicos. (La Hora y elPeriódico, 4 y 5 de
mayo de 2015, respectivamente).
En tales condiciones, los asesores del
gobernante y la inteligencia civil y militar, no parecen saber qué hacer para
administrar la crisis y, menos, para resolverla. Cada distractor y maniobra a
que recurren, se les revierte. No otro significado tiene lo de la
"comisión de notables" para "reformar la SAT" que anunció
el mandatario. Tres de ellos, habían aceptado el encargo; uno, lo rechazó.
Ahora resulta que ya no será conformada y que, por su lado, "los notables"
definirán una propuesta.
En todo caso, se engañan y equivocan
quienes piensan y quisieran que el tiempo estuviera a favor del gobierno, que
el cansancio acabe por agotar a los manifestantes y que la
indignación y repudio social y popular no pase de ser más que una llamarada de tuzas.
Ya se verá si esto resulta siendo así y
qué es lo que pasará de aquí al 16 de mayo, del 16 de mayo al 6 de septiembre
y... después del 6 de septiembre.
La crisis
política, institucional
y gubernamental
actual (2)
La crisis
actual es parte y continuación de la acumulada y prolongada crisis política,
institucional y gubernamental de las tres décadas más recientes. En lo que va
de este siglo, al igual que la de 2003 y de la de 2009, es de carácter
político, institucional y gubernamental. Lo que la diferencia es que podría
ser, como en reiteradas oportunidades lo he dicho, el último eslabón de "la
transición a la democracia".
Lo
que todavía no es posible prever es hasta dónde puede llegar, cuál puede ser el
posible curso y desenvolvimiento de los acontecimientos y su probable desenlace.
De lo que sí se puede estar seguro es que las cosas ya no podrán seguir siendo como
estaban hasta antes del jueves 16 de abril. Esto, por un lado.
Por
el otro, con la información y opiniones con que se cuenta y, sobre todo, lo que
ocurre a partir del 16 de abril, es posible caracterizar lo que sucede y se
decide en "las alturas" del miércoles pasado al día de hoy, lo que
hay detrás y lo que se trata de conseguir.
Uno,
el empresariado organizado, por encargo de la élite del poder (el G1+8+4 y la
ultra castrense), el pasado miércoles 6, asegura "secundar" el
rechazo a la corrupción y "exige" la renuncia de la vice presidenta;
dos, ese mismo día, la Corte Suprema de Justicia decide darle trámite a la
solicitud de antejuicio contra la señora Baldetti Elías; tres, al día siguiente,
el Congreso procede a integrar la comisión pesquisidora; cuatro, el viernes 8,
en horas de la tarde, se da a conocer la renuncia de la vice presidenta; cinco,
el sábado 9 el Congreso la acepta; y, seis, el día de ayer, el presidente Pérez
Molina modifica la propuesta de terna que había enviado el lunes, para que el
Congreso designe a quien habrá de ocupar la vicepresidencia.
¿Qué
es lo que hay detrás de todo ello y qué es lo que se persigue?
Lo
que está detrás y el gobierno trata de "conseguir" es primero, distraer
la atención de lo principal a resolver; segundo, ganar tiempo; y, tercero, que
nada cambie y todo siga igual, como en 1993. Es resultado, a la vez, de perversas componendas urdidas con el deliberado
propósito de que el descontento e indignación social y popular se aplaque,
diluya y desvanezca. Corresponde, además, a lo que "se recomienda" desde
la casa de la Avenida de la Reforma.
En
tales condiciones, la renuncia de la vice presidenta le da un vuelco a la
situación en general y al momento en particular, acelera y profundiza el
debilitamiento, desprestigio, acorralamiento y desesperación del gobierno, las
contradicciones en el gabinete y el desmoronamiento y debacle del partido
oficial.
En
efecto, a partir de la tarde del viernes 8, lo que comienza el 25 de abril en
la Plaza de la Constitución como una demostración de indignación y repudio a la
corrupción gubernamental, da un salto de calidad y contenido: pasa a ser un
movimiento de lucha política, cívico-ciudadana, antigubernamental, contra la
corrupción, el despilfarro de bienes y recursos del Estado, las mafias y grupos
ilegales paralelos, el sistema político, económico, social, "electoral"
y de partidos, las votaciones convocadas para el 6 de septiembre y por la
depuración del Congreso de la República y el Organismo Judicial.
Lo
que probablemente ya haya decidido el Congreso respecto a quién habrá de ocupar
la vice presidencia, ni resuelve la crisis gubernamental e institucional ni
garantiza el retorno a la estabilidad, la gobernabilidad y el llamado estado de
derecho.
No
son las componendas "en las alturas" lo que va a decidir el curso de
los acontecimientos ni la solución de la crisis. Lo decisivo y determinante, es
la voluntad, conciencia, disposición y decisión de lucha de los indignados en
las calles, avenidas y carreteras del país.
La
experiencia enseña que al fragor de la lucha el liderazgo se gesta, surge y le corresponde
encabezar la hazaña de empezar a construir el otro país posible y garantizar al
pueblo su derecho a una vida mejor, a vivir bien.
La
crisis política, institucional
y
gubernamental (3)
La
semana pasada decía que a partir del viernes 8 de mayo, la situación en general
y el momento en particular, dio un vuelco, que las cosas ya no podían estar
como hasta el jueves 16 de abril y que lo que empezó como una manifestación de
indignación y repudio a la corrupción gubernamental pasó a convertirse en
demostraciones masivas de carácter y contenido anti gubernamental.
Es
esta la tendencia que tiende a acentuarse. Lo confirma la impresionante Marcha
del 16 de mayo en la Plaza de la Constitución y las que tuvieron lugar en doce
de las cabeceras departamentales más importantes del país.
Se
trata de movilizaciones espontáneas, masivas, pacíficas y, en su diversidad,
unitarias, incluyentes. En ellas participan las clases medias, mujeres,
jóvenes, estudiantes, adultos mayores, sectores sociales y populares del campo
y la ciudad, comunidades campesinas y pueblos indígenas que, unánimemente,
exigen la renuncia de Pérez Molina y, como una sola voz, repudian al Organismo
Legislativo y la corrupción en el Poder Judicial, rechazan a candidatos
presidenciales, a los partidos electoreros y a las votaciones convocadas para
septiembre.
Esta
indignación social y popular es un movimiento inédito que tiende a ampliarse y
la exigencia más sentida a centrarse en lo fundamental: el cambio profundo del
sistema.
No
resulta extraño ni sorprende que, en tales condiciones, mediante maniobras
disfrazadas de propuestas haya quienes planteen la reforma de algunas leyes y
aseguren que es así como se "garantiza" el retorno a la gobernabilidad
y a la institucionalidad, la "depuración" de las instituciones y
poderes del Estado y el restablecimiento y consolidación de "la
democracia".
Para
quienes así lo proponen, esto "permitiría" darle una salida
"institucional" a la crisis y quienes los secunden no parecen darse
cuenta que es, además de una propuesta inviable, tramposa.
Cómo
no percatarse de su inviabilidad si las reformas de las leyes en cuestión
quedarían en manos de una de las legislaturas más corruptas de estos 30 años.
Figuradamente puede decirse que equivale a darle la llave al saqueador y
encargarle que "legisle" en favor del manejo probo, honesto y
solvente de los bienes del Estado y que un puñado de tránsfugas
"reforme" la Ley Electoral y de Partidos. Precipitadamente y sin pensarlo
dos veces, los de la bancada Lider, los de la del PP y los de la UNE, aseguran
que cuentan con los votos suficientes para hacerlo.
Está
de lo más claro y es de lo más evidente el deliberado y desfasado propósito de
preservar, darle continuidad y oxigenar el colapsado sistema político,
institucional y gubernamental y que lo así planteado es sólo una parte de la
hoja de ruta trazada en la Casa de la Avenida de la Reforma para paliar la
crisis.
Esta
hoja de ruta arranca con la obligada renuncia de la vice presidente, continúa
con la cuestionada designación de Alejandro Maldonado Aguirre como vice
presidente, prosigue con lo informado por la encargada de prensa de la Embajada
estadounidense acerca de la cancelación de visa a algunos funcionarios y ex funcionarios,
da paso al tardío reconocimiento de Pérez Molina de que "es el sistema lo
que está mal y que es lo que hay que cambiar", a su igualmente tardía
"decisión" de rescindir algunos de los contratos lesivos para el país
y que continuará con lo que el CACIF proponga como "suyo"... y aparecer
así como los que están "decidiendo" el curso de los acontecimientos.
Entre
tanto, la situación para el gobierno es insostenible, mayor su desprestigio,
debilidad y aislamiento. Para el partido oficial, la Asamblea General del
domingo, lo pone al borde del colapso, de su desaparición y ante la
imposibilidad real de seguir gobernando.
Cuando
los acontecimientos están en desarrollo, nada se puede dar por definitivo. En
nuestro caso, los acontecimientos registrados hasta hoy y lo que ocurra de aquí
en adelante, ayudará a definir --para decirlo con palabras de Raúl Zibechi--,
lo que realmente está sucediendo "ante nuestros ojos" y si se está
ante "una crisis mayor" o ante el colapso del sistema. (Continuará)
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