jueves, 13 de febrero de 2014

A media semana



La paz y cooperación
entre los pueblos y países

Entre quienes tienen a bien leer y me comentan lo que aquí publico, ha habido quienes --con sobrada razón-- me han preguntado que por qué es que he estado insistiendo tanto acerca de los peligros y amenazas que tienen a la humanidad al borde de una tercera conflagración mundial. 

Mi respuesta ha sido que no se trata de exagerar lo que está aconteciendo en lo internacional y, además, que hay que tomar conciencia de lo que en realidad significan esos peligros y amenazas; es decir, hay que situarlos en su justa dimensión y alcances.

En efecto, los nubarrones que ponen en peligro la paz y la seguridad entre nuestros pueblos y países, no son lo que predominantemente caracteriza el momento actual en lo internacional. Ello --quizá-- lo debí puntualizar desde el principio y haber dicho que es sólo una de las dos cuestiones a considerar. 

Inmediatamente después de la disolución de la Unión Soviética y la desaparición del sistema socialista mundial, el mundo devino en un mundo unipolar hegemonizado por la potencia imperial más grande de la historia. Hubo quien --sin meditarlo suficientemente--, "profetizó" el fin de la historia y de las ideologías

Sin embargo, de 1991 en adelante, la situación internacional ha ido cambiando rápida y aceleradamente. El mundo ha dejado de ser el mundo unipolar hegemonizado por el imperialismo estadounidense. Al contrario, se está ante un mundo multipolar en cambio y desarrollo: la historia así lo registra, interpreta y explica. 

Las ideologías, por su parte, enriquecen y fundamentan el qué hacer revolucionario, progresista, social y popular, lo orientan y guían y son, a la vez, síntesis y concreción de la lucha por las transformaciones y cambios estructurales de fondo, económicos, sociales, políticos, institucionales y culturales, por la equidad y el progreso, la no discriminación y el racismo. la independencia, la soberanía y autodeterminación de los pueblos.

Ahora bien, si algo hay que tratar de evitar es esa tendencia a generalizar y absolutizar o equivocadamente hacerse a la idea de que todo marcha sobre ruedas. No. Hay dificultades que no permiten que los cambios por los que se lucha actualmente se desarrollen, amplíen, afiancen y tengan éxito. 

El imperialismo estadounidense dispone de los medios y recursos técnicos, militares, económicos y políticos para interceptar e impedir que las luchas de los pueblos a favor del progreso y su desarrollo avancen y se profundicen, así como para tratar de seguir manteniendo su hegemonía y poder de dominación. Lo que lo hace más peligroso, es la crisis que lo atosiga y desespera y que para resolverla no tiene otro recurso más que el empleo de la fuerza.

Algo de esto es lo que se puede observar que ha estado ocurriendo con la Primavera árabe y el movimiento de los Indignados en Europa y en Estados Unidos. Su guerra de agresión en Irak, en Afganistán y en Siria, sus amenazas y provocaciones a Irán e intervención en Ucrania, son, en este momento, unos de los focos de mayor tensión y tirantez. 

En todo caso, lo positivo es que una segunda oleada de descontento e indignación de los pueblos y países en varias partes del mundo, parece que empieza a caracterizar el momento actual y que la lucha por la paz y la cooperación fraterna y solidaria entre los pueblos y países pasa a ser la alternativa viable, real y posible a la no resuelta crisis imperial, su desbocada carrera armamentista, guerras de agresión y ocupación e intervencionismo en los asuntos internos de otros países.

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