¿Podrá prevalecer la sensatez?
Quien piense que la amenaza bélica contra Siria la
inició Washington a partir de lo sucedido el 21 de agosto en un barrio de
Estambul, está desinformado. Nazanin Armanian, se refiere a lo urdido y llevado
a cabo por el Pentágono antes de aquél día.
En su artículo incluido ayer en Rebelión, asegura que los planes de Estados Unidos y sus socios
contra Siria estaban en marcha meses antes de la matanza de Ghuta. El 24 de
marzo se supo que el Pentágono “tenía preparado el uso de tropas en Siria y
realizar una serie de bombardeos aéreos sobre el país”.
Dos meses después, el 16 de mayo, tuvieron lugar ejercicios navales sin precedentes en el Golfo Pérsico en el que participaron
41 países jefeados por Estados Unidos. A la semana siguiente, los senadores
estadounidenses aprobaron una resolución de apoyo a un probable ataque de
Israel contra Irán.
El 15 de junio, 8 mil soldados de 19 países realizaron
maniobras en la frontera jordano-siria en que se utilizaron misiles Patriot y
aviones de combate F-16. A esa operación se le denominó “Eager Lion” (“León
impaciente”). Llama la atención que Lion en árabe significa Asad y Asad es el
apellido del Presidente Sirio.
Después del 21 de agosto se hizo pública la amenaza de
una agresión estadounidense a Siria poniéndose al mundo al borde de una guerra
de exterminio al igual que han sido las de ocupación a Irak y a Afganistán,
para no citar sino sólo a dos de los otros pueblos y países que han sido
víctimas del intervencionismo de la Casa Blanca. En ese marco cabe situar la
amenaza y peligro que se cierne sobre Siria, su pueblo y su gobierno.
Conforme se han ido desenvolviendo los acontecimientos
es posible constatar lo que, por un lado, significa la precipitación del
Presidente Obama al anunciar la inminente guerra de agresión a Siria sin tener
las pruebas suficientes para “justificarla” y, por el otro, la forma como ha
tenido que ir modulando su argumento de fuerza lo que, en nada, disminuye la
amenaza y peligro de semejante insensatez.
Para el 30 de agosto, todo indicaba que de la amenaza
se pasaría a la acción y que luego de la reunión del G-20 en San Petersburgo,
el denominado ataque limitado a tres días se desencadenaría.
A la fecha, las cosas no parecen estar así. Rusia está
tratando de encontrarle un arreglo político a la amenaza. En esa dirección, la
propuesta rusa consiste en someter a control internacional las armas químicas
que se dice posee Siria y posteriormente destruirlas. El gobierno sirio ha
aceptado esta propuesta. En principio hay que ver la aceptación de Siria como
una muestra de buena voluntad y cordura.
Quien no lo ve así es el secretario estadounidense de
Estado. El señor John Kerry no sólo dice desconfiar de la voluntad y
disposición siria sino que insiste en que sólo el uso de la fuerza puede hacer
que Siria deje de ser una amenaza para Estados Unidos y sus aliados. Francia,
por su parte, amenaza con que si Siria no pone sus armas químicas bajo control
internacional y las destruye, se atenga a “graves consecuencias”.
Al Presidente Obama corresponde comprometerse a
encontrarle una salida política, diplomática, al conflicto con Siria. Siria ha
mostrado voluntad y disposición de lograrlo. Persistir en las advertencias y
amenazas a lo Kerry y París, aumenta la tensión y tirantez. Y, de ser así, cabe
presupuestar que la insensatez prevalezca una vez más.
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