Su labor humanitaria y fraterna,
al servicio de nuestro pueblo
A finales del año pasado se dio a conocer en algunos medios del extranjero una noticia sobre la que en el país nada se dijo. Tampoco se comentó. Si algo se publicó fue, como se dice, a manera de relleno. Tal parece que lo intrascendente, secundario y baladí, es a lo que los medios le dan más espacio y cobertura y, de esa manera, tratan de distraer la atención del lector, el radioescucha o el televidente.
La noticia a la que me refiero y que se ignoró y silenció tiene que ver con la exitosa labor humanitaria y solidaria de la colaboración médica cubana en nuestro país.
La colaboración médica a cargo de la brigada de cooperantes cubanos en Guatemala según consta en el informe de su coordinador nacional, Reinaldo Pons, de octubre de 1998 a finales del año pasado, ha cubierto cuatro importantes fases. A la identificada como inicial, le sucedió la de continuidad; la de continuidad, dio paso al Programa Integral de Salud y, actualmente, se está en la fase de Consolidación.
La brigada de médicos cubanos la integran, ahora, 355 cooperantes. Durante los once meses del año pasado, entre sus realizaciones exitosas cabe destacar el millón 782 mil 545 casos vistos, 238 mil 960 labores de campo y 23 mil 303 intervenciones quirúrgicas.
A ello hay que agregar la labor realizada entre el período que va de 1998 a 2009 y que puede resumirse en los 27 millones 142 mil 135 consultas médicas y las 159 mil 757 cirugías que empezaron a practicarse en 1999. La Operación Milagro registra un acumulado de 65 mil 488 intervenciones quirúrgicas en un período de cuatro años, de 2005 a 2009.
Los integrantes del colectivo médico de cooperantes cubanos tienen presencia en 18 de los 22 departamentos de la República, en 22 de las 29 áreas de salud que funcionan en nuestro territorio, en 146 de los 333 municipios del país y en 20 de los 43 hospitales nacionales. De los cooperantes, 158 son especialistas en medicina general. El resto son licenciados y técnicos medios en enfermería, ginecobstretas, pediatras, microbiólogos, farmacéuticos, radiólogos, ingenieros, economistas, estadísticos y otras especialidades.
En la fase de Consolidación en que se está, según lo manifestó Pons a Prensa Latina y lo publica Granma en su edición del 30 de diciembre de 2010, en 2005 dos son los momentos a destacar: la primera graduación de alumnos guatemaltecos de la Escuela Latinoamericana de Medicina (ELAM) de La Habana y el envío inicial de pacientes con afecciones oftalmológicas para ser operados en La Habana o en Caracas como parte de la Operación Milagro.
Esta labor ya se realiza en Guatemala. En el segundo semestre de 2006 se inauguró el primero de los cuatro centros con que ahora se cuenta y en los que son atendidos y operados los habitantes de escasos recursos. Los centros oftalmológicos están ubicados en Jalapa, San Marcos, San Cristóbal Verapaz y Villa Nueva, en el departamento de Guatemala.
Son éxitos destacados, además, la labor docente a cargo de médicos con rango para ello y con lo cual contribuyen a la superación profesional de los guatemaltecos egresados de la ELAM y el reforzamiento del trabajo de atención primaria en los hospitales desde el primer al tercer nivel. Los 346 jóvenes guatemaltecos que ya concluyeron sus estudios en la ELAM ostentan el título de médicos especializados en medicina general integral.
Para el coordinador nacional del colectivo médico de cooperantes cubanos, el año 2010 termina en un buen momento y, en su opinión, es importante el proceso de acercamiento que existe con la dirección del ministerio de Salud y todo su equipo de dirección.
Mi fraternal y solidario saludo al hermano pueblo cubano en el 52 aniversario del triunfo de su Revolución, lo hago llegar a través del que, a la vez, les envío, por este medio, a los cooperantes cubanos y a quienes les expreso mi solidaridad y reconocimiento por su abnegada, exitosa, ejemplar e infatigable labor.
Su labor es, por principio, solidaria, humanitaria, internacionalista, fraterna. Es, por definición, el gesto más noble de todo un pueblo de compartir lo que se tiene y poner al servicio de los pueblos hermanos los logros alcanzados en lo científico y social a partir del 1 de enero de 1959.
Su importancia hay que verla, además de los resultados alcanzados y los éxitos logrados, por la vocación y abnegación, dedicación y entrega de quienes en los lugares más olvidados de nuestro país, están salvando vidas y previniendo lo que en salud es prevenible. Es una labor que enseña y educa, forma y capacita, y la más alta forma de educar y capacitar, es con el ejemplo.
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