Otoño de 2009, en México
Cuando esta columna se haya publicado, estaré ya de regreso en mi país. No recuerdo haber pasado en el extranjero otro otoño como el que acabamos de disfrutar Ana María y yo al lado de nuestro hijo, Espartaco, de nuestra nuera, Lupita y de nuestro nieto, José Miguel. Un otoño como éste no recuerdo haberlo sentido tanto como otros y logrado acumular experiencias que habrán de serme útil de aquí en adelante.
El otoño no es el mero tránsito de la primavera hacia el invierno ni la estación durante la que los fuertes ventarrones de octubre agitan y golpean los árboles, el frío quema y dora sus hojas y las bota como para alfombrar calles, avenidas y aceras. El otoño es algo tan hermoso como el hermoso poema Les feuilles mortes de Jacques Prévert.
Quizá haya sido por eso que entendí lo que mi nieto me dijo una de las muchas mañanas en que a eso de las siete y media fui con su papá a dejarlo a la escuela en que se queda hasta después de medio día. “No vayamos a pisar las hojas que están en el suelo –me dijo–, esas hojas, abuelo, brillan, parece que se encendieran”. No sólo me sorprendió su percepción sino me di cuenta que tenía razón ya que después de la lluvia de la noche anterior o de la madrugada de ese día, las hojas del otoño brillan y al suave calor del sol que ya alumbraba parecían encenderse y titilar.
De las personas que conocí y con quienes conversé durante esta visita más reciente, las noticias y comentarios que escuché o leí habría mucho que escribir y lo iré haciendo conforme los temas lo vayan permitiendo sin dejar –por supuesto– de referir lo que dejé de hacer, por ejemplo, el no poder contactar a Gil Zu. Espero hacerlo la próxima vez.
Esta oportunidad de estar una vez más en México me ha permitido adentrarme en cuestiones que van más allá de lo que creo estar enterado por lo que aquí leo o escucho. Estar de visita en esta cada vez más inmensa urbe que es el Distrito Federal, le da a uno la oportunidad de ampliar su horizonte.
Lo que acontece en otros lugares enriquece el conocimiento, lo amplía y actualiza. Dota de nuevas herramientas de estudio, análisis y opinión, permite contar con mas elementos acerca de las características y rasgos de la época, lo que está aconteciendo, las diferencias y peculiaridades de cada país, y más de una similitud o semejanza que pueda haber. Es esto lo que diferencia el conocimiento libresco y de gabinete del conocimiento por experiencia e intercambio de opiniones.
Comprar el periódico del día y detenerse en los titulares de los demás así como lo que se destaca en las revistas de opinión y análisis en algo ayuda a formarse una idea aproximada de lo que se informa, opina o analiza. Además, como no creo que haya quien disponga del tiempo para abarcar lo que en México a diario se publica, lo que se alcanza a leer y estudiar resulta siendo básico para comprender la situación en su conjunto.
A esa idea aproximada a que hago referencia, cabe agregar lo fácil que resulta identificar los poderosos intereses que están detrás de buena parte de lo que se informa, opina y comenta, y la posición que sus medios asumen en relación a las cuestiones fundamentales de nuestro tiempo. Y, frente a esa agobiadora ofensiva ideológica, informativa y de opinión, está el tesonero esfuerzo de medios, editores, redactores y columnistas por expresar sus puntos de vista y opinión con entera independencia y sin por ello dejar de estar comprometidos con el cambio de época en que estamos. No lo hacen a la manera de los llamados analistas independientes de nuestro medio.
En el actual momento, si en algo hay coincidencia y conciencia es en ahondar en las causas, efectos y consecuencias de la dispersión y atomización de la izquierda en varios de nuestros países y lo difícil que resulta asimilar que en un momento en que en Venezuela, Bolivia y Ecuador están dándose cambios revolucionarios de tanta trascendencia, la unidad de la izquierda no marche al calor de los acontecimientos que marcan y definen el carácter y contenido de la época, sus antecedentes, desarrollo y probable desenvolvimiento.
En nuestro caso, la atomizada y dispersa izquierda guatemalteca no avanza en el esfuerzo por la reconstrucción de su unidad. No es por desesperación que hay que precipitarla, pero por su urgencia no puede demorarse más. Se puede decir que ayer, talvez no era posible; ahora, es más que necesaria; mañana, podría demorarse aún más.
No puedo concluir sin expresar mis condolencias a la familia Morales Jáuregui por el fallecimiento de Lily Jáuregui de Morales, doña Carmencita, una persona extraordinaria, a quien los que la conocimos tendremos presente siempre.
En la Tesis sobre Feuerbach, Carlos Marx afirmó que a lo largo de la historia, "los filósofos se han dedicado a interpretar el mundo, pero de lo que se trata es de transformarlo". Sirva este espacio para continuar en este esfuerzo permanente por tomar el cielo por asalto.
miércoles, 28 de octubre de 2009
jueves, 22 de octubre de 2009
A media semana
La Agencia y algunas Fundaciones…
del extranjero
Ya hice referencia a los patrocinadores de Reporteros Sin Fronteras entre los que están la Fundación Soros, el Center for a free Cuba (CFC), Open Society Institute (OSI), Overbrook Foundation, la Fundación Nacional por la Democracia (NED), y la Fundación Ford. Además del patrocinio que le dan a esta ONG, no exenta de compromisos sospechosos y aviesos intereses en materia informativa y de opinión, las Fundaciones que la patrocinan despliegan actividades injerencistas en muchos países, promueven a dirigentes proestadounidenses, y están comprometidas en labores de investigación, inteligencia y conspirativas.
En nuestro país es poco o nada lo que se sabe de la NED y el CFC. Al respecto, Maxime Vives, a quien ya cité anteriormente (Diario La Hora, 23 de septiembre de 2009), asegura que “las relaciones casi directas de la NED con la CIA están demostradas de forma irrefutable, e incluso confesadas por los responsables de la organización”. En cuanto al CFC, “tiene la misión de derrocar al gobierno cubano”.
La NED fue creada a principios de los años 60. La traductora del artículo de Vives publicado en Rebelión (6 de septiembre de 2009), en nota al pie de página, hace referencia a que en aquél momento “la violencia militar tomó el lugar de la diplomacia tradicional a la hora de resolver los asuntos internacionales”. A la NED se le asignó patrocinar y ser parte de esa política. Actualmente, lo sigue haciendo.
En 2004, “13 grupos opuestos al gobierno bolivariano recibieron 874,384 dólares de la NED” y, en 2003, “15 grupúsculos opuestos al presidente venezolano se beneficiaron” con sus “subvenciones por un total de 1.046.323 dólares… La NED financió, además, a la oposición venezolana, responsable del golpe de Estado contra el presidente Chávez en abril de 2002”, y lo sigue haciendo hasta la fecha.
Por su parte, el Center for a Free Cuba (CFC), “es una organización de extrema derecha cuyo director, Frank Calzon, es el antiguo director de la Fundación Nacional Cubano Americana (FNCA), una organización responsable de numerosos atentados contra Cuba”.
En cuanto a las cuatro restantes Fundaciones, resumidamente algo se puede decir.
Al frente de la Fundación Soros y su Open Society Institute está George Soros, un potentado de origen húngaro, socio del Carlyle Group, un “nido de republicanos y ex miembros de la CIA”. En el extranjero es de público conocimiento que “Soros salvó a George W. Bush de la quiebra cuando este último dirigía una sociedad de prospección petrolera. Son incontables los países de América Latina y Europa del Este en los que la OSI ha intervenido (con éxito) para favorecer el establecimiento de dirigentes proestadounidenses”.
Franck Altschul es el fundador de la Overbrook Fundation. Para deshilvanar el entramado de la infiltración de la CIA y algunas de las Fundaciones que controla, hay que remontarse a la época de la Guerra Fría y a los años previos a la Segunda Guerra Mundial.
Durante la Guerra Fría la CIA fundó Radio Europa Libre. Simultáneamente, la administración estadounidense “creó una organización formada teóricamente por ciudadanos apolíticos, ‘The Comitee on the Present Danger’… con el fin de preparar a su opinión pública para una eventual intervención contra el bloque socialista europeo”. Uno de sus dirigentes, William J. Donovan, “en vísperas de la Segunda Guerra Mundial, fundó la OSS (Office of Strategic Service), la precursora de la CIA”, y que tuvo a su cargo la formación de sus futuros directores, como William Casey, por cuya recomendación la administración Reagan fundó la NED.
A finales de los años 60, “Raymond Aron cuenta en sus memorias su embarazo cuando se descubrió que el ‘Congreso para la libertad de la cultura’, financiado oficialmente por la Fundación Ford y por algunos créditos europeos,… estaba apoyado entre bastidores por la CIA”. En su momento, el tal Congreso fue considerado como “un movimiento internacional que presuntamente agrupaba, en total independencia, a la flor y nata de la intelectualidad occidental”.
En el cambio de época en que estamos, Fundaciones como las descritas, la ultraderecha republicana, los demócratas conservadores y sus agencias de investigación e inteligencia, no cejarán en sus propósitos por detener, hacer retroceder, neutralizar, interceptar o ponerle fin a los cambios que al sur del Río Bravo están a la orden del día.
Para nuestro caso, no estaría demás informarse respecto a muchas de las Fundaciones, ONGs, y agrupamientos de la llamada sociedad civil, tanto en cuanto a de dónde provienen los fondos que reciben, como también los intereses que defienden y representan.
© RRR \ cgs
del extranjero
Ya hice referencia a los patrocinadores de Reporteros Sin Fronteras entre los que están la Fundación Soros, el Center for a free Cuba (CFC), Open Society Institute (OSI), Overbrook Foundation, la Fundación Nacional por la Democracia (NED), y la Fundación Ford. Además del patrocinio que le dan a esta ONG, no exenta de compromisos sospechosos y aviesos intereses en materia informativa y de opinión, las Fundaciones que la patrocinan despliegan actividades injerencistas en muchos países, promueven a dirigentes proestadounidenses, y están comprometidas en labores de investigación, inteligencia y conspirativas.
En nuestro país es poco o nada lo que se sabe de la NED y el CFC. Al respecto, Maxime Vives, a quien ya cité anteriormente (Diario La Hora, 23 de septiembre de 2009), asegura que “las relaciones casi directas de la NED con la CIA están demostradas de forma irrefutable, e incluso confesadas por los responsables de la organización”. En cuanto al CFC, “tiene la misión de derrocar al gobierno cubano”.
La NED fue creada a principios de los años 60. La traductora del artículo de Vives publicado en Rebelión (6 de septiembre de 2009), en nota al pie de página, hace referencia a que en aquél momento “la violencia militar tomó el lugar de la diplomacia tradicional a la hora de resolver los asuntos internacionales”. A la NED se le asignó patrocinar y ser parte de esa política. Actualmente, lo sigue haciendo.
En 2004, “13 grupos opuestos al gobierno bolivariano recibieron 874,384 dólares de la NED” y, en 2003, “15 grupúsculos opuestos al presidente venezolano se beneficiaron” con sus “subvenciones por un total de 1.046.323 dólares… La NED financió, además, a la oposición venezolana, responsable del golpe de Estado contra el presidente Chávez en abril de 2002”, y lo sigue haciendo hasta la fecha.
Por su parte, el Center for a Free Cuba (CFC), “es una organización de extrema derecha cuyo director, Frank Calzon, es el antiguo director de la Fundación Nacional Cubano Americana (FNCA), una organización responsable de numerosos atentados contra Cuba”.
En cuanto a las cuatro restantes Fundaciones, resumidamente algo se puede decir.
Al frente de la Fundación Soros y su Open Society Institute está George Soros, un potentado de origen húngaro, socio del Carlyle Group, un “nido de republicanos y ex miembros de la CIA”. En el extranjero es de público conocimiento que “Soros salvó a George W. Bush de la quiebra cuando este último dirigía una sociedad de prospección petrolera. Son incontables los países de América Latina y Europa del Este en los que la OSI ha intervenido (con éxito) para favorecer el establecimiento de dirigentes proestadounidenses”.
Franck Altschul es el fundador de la Overbrook Fundation. Para deshilvanar el entramado de la infiltración de la CIA y algunas de las Fundaciones que controla, hay que remontarse a la época de la Guerra Fría y a los años previos a la Segunda Guerra Mundial.
Durante la Guerra Fría la CIA fundó Radio Europa Libre. Simultáneamente, la administración estadounidense “creó una organización formada teóricamente por ciudadanos apolíticos, ‘The Comitee on the Present Danger’… con el fin de preparar a su opinión pública para una eventual intervención contra el bloque socialista europeo”. Uno de sus dirigentes, William J. Donovan, “en vísperas de la Segunda Guerra Mundial, fundó la OSS (Office of Strategic Service), la precursora de la CIA”, y que tuvo a su cargo la formación de sus futuros directores, como William Casey, por cuya recomendación la administración Reagan fundó la NED.
A finales de los años 60, “Raymond Aron cuenta en sus memorias su embarazo cuando se descubrió que el ‘Congreso para la libertad de la cultura’, financiado oficialmente por la Fundación Ford y por algunos créditos europeos,… estaba apoyado entre bastidores por la CIA”. En su momento, el tal Congreso fue considerado como “un movimiento internacional que presuntamente agrupaba, en total independencia, a la flor y nata de la intelectualidad occidental”.
En el cambio de época en que estamos, Fundaciones como las descritas, la ultraderecha republicana, los demócratas conservadores y sus agencias de investigación e inteligencia, no cejarán en sus propósitos por detener, hacer retroceder, neutralizar, interceptar o ponerle fin a los cambios que al sur del Río Bravo están a la orden del día.
Para nuestro caso, no estaría demás informarse respecto a muchas de las Fundaciones, ONGs, y agrupamientos de la llamada sociedad civil, tanto en cuanto a de dónde provienen los fondos que reciben, como también los intereses que defienden y representan.
© RRR \ cgs
viernes, 16 de octubre de 2009
A media semana
Lo que no debería ocurrir
En la décima calle, entre novena y décima avenida de la zona uno de la ciudad capital, a un costado de la facultad de Derecho y casi frente a donde quedaba la Biblioteca Nacional, estaba la redacción, las oficinas y posiblemente también los talleres del periódico Impacto. En una de las salas de esa casa se abrió —en 1956 o 1957— una muestra de una colección de ejemplares de este medio impreso. En uno de los periódicos expuestos, aparecía un artículo que comenzó a llamar la atención.
El artículo era una columna de opinión del agudo, inteligente, ingenioso, audaz y atrevido Cámara Galicia. En aquél momento “gobernaba” Castillo Armas y era arriesgado y peligroso hacer referencia públicamente de la situación del país bajo la dominación extranjera, el carácter dictatorial y entreguista del gobierno impuesto por la embajada estadounidense y, menos, que de alguna forma expresara la indignación y descontento de la población.
Lo publicado por Cámara Galicia no era un artículo más, aunque en apariencia parecía no decir nada de fondo. Leído detenidamente, era una valiente denuncia de lo que pasaba en el país: con la primera palabra de cada uno de sus párrafos se construía una brevísima oración de no más de doce palabras en la que se denunciaba la situación imperante. Mi memoria no llega a tanto como para referir el texto de tan valiente protesta. Lo que sí recuerdo es que con aquél artículo quedó de manifiesto el ingenio y audacia a que se puede acudir en momentos difíciles y adversos, de represión y persecución política.
Aunque la situación de ahora no es la de entonces, todavía no alcanzo a imaginarme lo que van a pensar y opinar, entre diez o quince años, quienes vean que en los medios escritos del país de la semana pasada gran cantidad de columnas de opinión (entre ellas, la mía) aparecieron en blanco y que vino a ser la manera convenida y oportuna de protestar por lo que institucionalmente está aconteciendo.
En estos últimos días se ha puesto de manifiesto, con toda su gravedad y magnitud, la crisis del sistema en su conjunto.
No es sólo el Poder Judicial el que está en crisis. Con igual profundidad y gravedad lo están el Poder Legislativo y el Ejecutivo. Y la crisis de los tres Poderes del Estado es la manifestación más visible del agotamiento y caducidad, repito, del sistema en general.
En una situación así, dos son los probables escenarios en que podría desembocar la crisis (aunque no se pueda asegurar que se vaya a resolver). Las condiciones del momento, con sus características y peculiaridades de ahora, están dadas como para que pudiera suceder algo parecido a lo que ocurrió antes, durante y después del Serranazo de 1993 o, bien, que se produjera una alteración del orden constitucional (no a la manera de los golpes militares), sino a través de otras vías u otras formas, por ejemplo, de un golpe técnico, como ya se ha dicho más de una vez.
La integración de la Corte Suprema de Justicia, CSJ, (tal como quedó por decisión del Congreso de la República a propuesta de la Comisión de Postulación correspondiente) es jurídicamente cuestionable y podría derivar en irregularidades manifiestas en razón de cómo quedó integrada.
Vistas las cosas en su conjunto, la institucionalidad está al borde del colapso y ello favorece al poder conservador y reaccionario tradicional tanto como a los grupos paralelos, el crimen organizado, el narcotráfico y a quienes ante cualquier eventualidad resultarían siendo los beneficiados con los contratos y concesiones a cargo del Estado.
Lo que está en juego es el orden institucional. De eso, no me cabe la menor duda. Lo casuístico e imprevisiones de la Ley de las Comisiones de Postulación, la ineficiencia de estas Comisiones, las elecciones en el Congreso de la República de los magistrados a la CSJ y de las Salas de Apelaciones, el proceder de la CICIG, el accionar de la sociedad civil y las presiones del empresariado organizado (que desde mayo se sabe en qué dirección está moviéndose), más temprano que tarde permitirá identificar lo que ha estado detrás de cada paso dado y los reales y verdaderos intereses alrededor de lo que giró todo.
El país está ante más de un serio y muy grave peligro. Por un lado, a causa de la irresponsabilidad de quienes están en el gobierno y, por el otro, de los que no parecen darse cuenta lo que significaría un viraje más hacia la derecha, y de quienes, a sabiendas de lo que ocurriría, están porque el país retroceda a los funestos años de 1954 a 1985.
Estando en el extranjero, advierto que ni lo uno ni lo otro debería ser lo que ocurriera en mi país.
En la décima calle, entre novena y décima avenida de la zona uno de la ciudad capital, a un costado de la facultad de Derecho y casi frente a donde quedaba la Biblioteca Nacional, estaba la redacción, las oficinas y posiblemente también los talleres del periódico Impacto. En una de las salas de esa casa se abrió —en 1956 o 1957— una muestra de una colección de ejemplares de este medio impreso. En uno de los periódicos expuestos, aparecía un artículo que comenzó a llamar la atención.
El artículo era una columna de opinión del agudo, inteligente, ingenioso, audaz y atrevido Cámara Galicia. En aquél momento “gobernaba” Castillo Armas y era arriesgado y peligroso hacer referencia públicamente de la situación del país bajo la dominación extranjera, el carácter dictatorial y entreguista del gobierno impuesto por la embajada estadounidense y, menos, que de alguna forma expresara la indignación y descontento de la población.
Lo publicado por Cámara Galicia no era un artículo más, aunque en apariencia parecía no decir nada de fondo. Leído detenidamente, era una valiente denuncia de lo que pasaba en el país: con la primera palabra de cada uno de sus párrafos se construía una brevísima oración de no más de doce palabras en la que se denunciaba la situación imperante. Mi memoria no llega a tanto como para referir el texto de tan valiente protesta. Lo que sí recuerdo es que con aquél artículo quedó de manifiesto el ingenio y audacia a que se puede acudir en momentos difíciles y adversos, de represión y persecución política.
Aunque la situación de ahora no es la de entonces, todavía no alcanzo a imaginarme lo que van a pensar y opinar, entre diez o quince años, quienes vean que en los medios escritos del país de la semana pasada gran cantidad de columnas de opinión (entre ellas, la mía) aparecieron en blanco y que vino a ser la manera convenida y oportuna de protestar por lo que institucionalmente está aconteciendo.
En estos últimos días se ha puesto de manifiesto, con toda su gravedad y magnitud, la crisis del sistema en su conjunto.
No es sólo el Poder Judicial el que está en crisis. Con igual profundidad y gravedad lo están el Poder Legislativo y el Ejecutivo. Y la crisis de los tres Poderes del Estado es la manifestación más visible del agotamiento y caducidad, repito, del sistema en general.
En una situación así, dos son los probables escenarios en que podría desembocar la crisis (aunque no se pueda asegurar que se vaya a resolver). Las condiciones del momento, con sus características y peculiaridades de ahora, están dadas como para que pudiera suceder algo parecido a lo que ocurrió antes, durante y después del Serranazo de 1993 o, bien, que se produjera una alteración del orden constitucional (no a la manera de los golpes militares), sino a través de otras vías u otras formas, por ejemplo, de un golpe técnico, como ya se ha dicho más de una vez.
La integración de la Corte Suprema de Justicia, CSJ, (tal como quedó por decisión del Congreso de la República a propuesta de la Comisión de Postulación correspondiente) es jurídicamente cuestionable y podría derivar en irregularidades manifiestas en razón de cómo quedó integrada.
Vistas las cosas en su conjunto, la institucionalidad está al borde del colapso y ello favorece al poder conservador y reaccionario tradicional tanto como a los grupos paralelos, el crimen organizado, el narcotráfico y a quienes ante cualquier eventualidad resultarían siendo los beneficiados con los contratos y concesiones a cargo del Estado.
Lo que está en juego es el orden institucional. De eso, no me cabe la menor duda. Lo casuístico e imprevisiones de la Ley de las Comisiones de Postulación, la ineficiencia de estas Comisiones, las elecciones en el Congreso de la República de los magistrados a la CSJ y de las Salas de Apelaciones, el proceder de la CICIG, el accionar de la sociedad civil y las presiones del empresariado organizado (que desde mayo se sabe en qué dirección está moviéndose), más temprano que tarde permitirá identificar lo que ha estado detrás de cada paso dado y los reales y verdaderos intereses alrededor de lo que giró todo.
El país está ante más de un serio y muy grave peligro. Por un lado, a causa de la irresponsabilidad de quienes están en el gobierno y, por el otro, de los que no parecen darse cuenta lo que significaría un viraje más hacia la derecha, y de quienes, a sabiendas de lo que ocurriría, están porque el país retroceda a los funestos años de 1954 a 1985.
Estando en el extranjero, advierto que ni lo uno ni lo otro debería ser lo que ocurriera en mi país.
jueves, 1 de octubre de 2009
A media semana
28 de septiembre de 1949
El recién pasado 28 no es un día cuya hoja haya que arrancar del almanaque o tachar en el calendario. En mi agenda lo destaco en rojo. El motivo principal de que este lunes no sea una fecha más es porque hay que persistir en el empeño de que lo acontecido, en particular, de 1949 en adelante se mantenga vivo y presente en la memoria de nuestro pueblo, no se distorsione ni tergiverse. El 28 de septiembre de 1949 se fundó el Partido Guatemalteco del Trabajo, PGT.
Conforme avanzo en la elaboración de mis Anotaciones a los Apuntes para la historia del Partido Guatemalteco del Trabajo --que terminara de escribir el compañero Huberto Alvarado a mediados de 1974 y la CP del CC acordó hacer circular en forma clandestina a partir del 28 de septiembre de 1975--, me percato de la importancia de este documento que nos legara quien llegó a ser nuestro Secretario General en 1972 y que fue asesinado, dos años después, por las fuerzas de seguridad del gobernante Kjell Eugenio Laugerud.
Los Apuntes... de Huberto tendrían que ser un documento de estudio y obligada consulta en tanto constituye una interpretación objetiva de la historia más reciente de nuestro país; sobre la clase obrera, el campesinado guatemalteco, la lucha revolucionaria, las clases sociales; la dominación y dependencia del imperialismo estadounidense, y los regímenes conservadores y reaccionarios, militares y de facto, impuestos fraudulentamente o “electos” a partir de junio de 1954.
El partido de la clase obrera guatemalteca, se dice en un correo electrónico que recibí el lunes, fue una fuerza que “acompañó (sic) las luchas del pueblo guatemalteco, desde la clandestinidad en el marco de la guerra Revolucionaria Popular”, y que “con la disolución de las estructuras de dirección de cada una de las organizaciones integrantes de URNG” sus “dirigentes, cuadros y militantes”, pasaron “a formar parte orgánica del actual partido político URNG-MAIZ”.
Es esta una interpretación sesgada, esquemática y redactada a la carrera; es, además de inconsistente, antojadiza. Viene a ser una manera más de simplificar y tergiversar la historia del partido, persistir en errores conceptuales y de práctica que, por lo visto, no fue posible corregir y que se resisten a que se reconozcan, se superen y no volver a incurrir en ellos. Fueron fuente y motivo, a la vez, de divisiones y escisiones en nuestras filas. Quien así ve la historia del partido no se da cuenta que tan complejo y desafiante proceso es imposible resumirlo en cuatro o cinco líneas.
De 1954 al momento que tiene lugar el alzamiento militar del 13 de noviembre de 1960, el partido fue la única fuerza política que desde la clandestinidad más rigurosa y enfrentado a peligros inimaginables, encabezó la lucha de nuestro pueblo contra la intervención norteamericana, las juntas militares impuestas por la Embajada de Estados Unidos, y los gobiernos dictatoriales de entonces.
Para esa etapa, en lo teórico y en la práctica, se resolvieron cuestiones de lo más importante para el avance, desarrollo y profundización de la lucha revolucionaria, democrática y popular. Ello no quiere decir que se haya estado exento de errores y fallas, errores y fallas que autocríticamente se reconocieron y corrigieron a tiempo y que fue lo que permitió avanzar hacia períodos de ascenso revolucionario y cuyos momentos de mayor auge lo constituyeron las manifestaciones de junio de 1956 contra Castillo Armas y las históricas Jornadas de Marzo y Abril de 1962 contra el corrupto gobierno de Ydígoras Fuentes, así como del primer intento en el país de contar con nuestro propio frente guerrillero en Concuá.
Aquella etapa tuvo, a su vez, momentos de reflujo y crisis que se encararon y sobremontaron con esfuerzo, dedicación y tenacidad.
A raíz de la división y sucesivas escisiones en el movimiento revolucionario armado, el destacamento organizado de la clase obrera guatemalteca, no cejó un solo momento en su empeño por organizar y preparar a sus militantes, cuadros y dirigentes para las tareas de la guerra, participar en ellas y trabajar consecuente y tesoneramente a fin de fortalecer la unidad alcanzada a partir del momento de constitución de la Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca, URNG, y su Comandancia General. En 1989, el partido pasó a integrarse a las filas del movimiento revolucionario unitario en armas.
Lo acontecido después del 29 de diciembre de 1996, merece tratamiento aparte. Por ahora, resulta impensable que haya quien reduzca la historia del partido en que milité de septiembre de 1953 a abril de 1997, a una fuerza que se limitó a acompañar “las luchas del pueblo guatemalteco desde la clandestinidad”. Las cosas no son ni fueron así, precisamente.
RRR \ cgs
El recién pasado 28 no es un día cuya hoja haya que arrancar del almanaque o tachar en el calendario. En mi agenda lo destaco en rojo. El motivo principal de que este lunes no sea una fecha más es porque hay que persistir en el empeño de que lo acontecido, en particular, de 1949 en adelante se mantenga vivo y presente en la memoria de nuestro pueblo, no se distorsione ni tergiverse. El 28 de septiembre de 1949 se fundó el Partido Guatemalteco del Trabajo, PGT.
Conforme avanzo en la elaboración de mis Anotaciones a los Apuntes para la historia del Partido Guatemalteco del Trabajo --que terminara de escribir el compañero Huberto Alvarado a mediados de 1974 y la CP del CC acordó hacer circular en forma clandestina a partir del 28 de septiembre de 1975--, me percato de la importancia de este documento que nos legara quien llegó a ser nuestro Secretario General en 1972 y que fue asesinado, dos años después, por las fuerzas de seguridad del gobernante Kjell Eugenio Laugerud.
Los Apuntes... de Huberto tendrían que ser un documento de estudio y obligada consulta en tanto constituye una interpretación objetiva de la historia más reciente de nuestro país; sobre la clase obrera, el campesinado guatemalteco, la lucha revolucionaria, las clases sociales; la dominación y dependencia del imperialismo estadounidense, y los regímenes conservadores y reaccionarios, militares y de facto, impuestos fraudulentamente o “electos” a partir de junio de 1954.
El partido de la clase obrera guatemalteca, se dice en un correo electrónico que recibí el lunes, fue una fuerza que “acompañó (sic) las luchas del pueblo guatemalteco, desde la clandestinidad en el marco de la guerra Revolucionaria Popular”, y que “con la disolución de las estructuras de dirección de cada una de las organizaciones integrantes de URNG” sus “dirigentes, cuadros y militantes”, pasaron “a formar parte orgánica del actual partido político URNG-MAIZ”.
Es esta una interpretación sesgada, esquemática y redactada a la carrera; es, además de inconsistente, antojadiza. Viene a ser una manera más de simplificar y tergiversar la historia del partido, persistir en errores conceptuales y de práctica que, por lo visto, no fue posible corregir y que se resisten a que se reconozcan, se superen y no volver a incurrir en ellos. Fueron fuente y motivo, a la vez, de divisiones y escisiones en nuestras filas. Quien así ve la historia del partido no se da cuenta que tan complejo y desafiante proceso es imposible resumirlo en cuatro o cinco líneas.
De 1954 al momento que tiene lugar el alzamiento militar del 13 de noviembre de 1960, el partido fue la única fuerza política que desde la clandestinidad más rigurosa y enfrentado a peligros inimaginables, encabezó la lucha de nuestro pueblo contra la intervención norteamericana, las juntas militares impuestas por la Embajada de Estados Unidos, y los gobiernos dictatoriales de entonces.
Para esa etapa, en lo teórico y en la práctica, se resolvieron cuestiones de lo más importante para el avance, desarrollo y profundización de la lucha revolucionaria, democrática y popular. Ello no quiere decir que se haya estado exento de errores y fallas, errores y fallas que autocríticamente se reconocieron y corrigieron a tiempo y que fue lo que permitió avanzar hacia períodos de ascenso revolucionario y cuyos momentos de mayor auge lo constituyeron las manifestaciones de junio de 1956 contra Castillo Armas y las históricas Jornadas de Marzo y Abril de 1962 contra el corrupto gobierno de Ydígoras Fuentes, así como del primer intento en el país de contar con nuestro propio frente guerrillero en Concuá.
Aquella etapa tuvo, a su vez, momentos de reflujo y crisis que se encararon y sobremontaron con esfuerzo, dedicación y tenacidad.
A raíz de la división y sucesivas escisiones en el movimiento revolucionario armado, el destacamento organizado de la clase obrera guatemalteca, no cejó un solo momento en su empeño por organizar y preparar a sus militantes, cuadros y dirigentes para las tareas de la guerra, participar en ellas y trabajar consecuente y tesoneramente a fin de fortalecer la unidad alcanzada a partir del momento de constitución de la Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca, URNG, y su Comandancia General. En 1989, el partido pasó a integrarse a las filas del movimiento revolucionario unitario en armas.
Lo acontecido después del 29 de diciembre de 1996, merece tratamiento aparte. Por ahora, resulta impensable que haya quien reduzca la historia del partido en que milité de septiembre de 1953 a abril de 1997, a una fuerza que se limitó a acompañar “las luchas del pueblo guatemalteco desde la clandestinidad”. Las cosas no son ni fueron así, precisamente.
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