miércoles, 17 de junio de 2009

A media semana

Hoy hace 55 años


En la madrugada del 17 de junio de 1954, una "columna" de no más de 64 hombres del llamado Ejército de Liberación, "comandado" desde Honduras por Carlos Castillo Armas, ingresó al territorio nacional al mando de Guillermo Flores Avendaño.

Comenzaban así las "acciones militares" contra el gobierno del presidente Jacobo Arbenz Guzmán, y que culminaron con su renuncia el 27 de junio y la instalación del efímero gobierno de Carlos Enrique Díaz quien, al día siguiente y por órdenes del embajador estadounidense en Guatemala, John D. Peurifoy, se vio conminado a integrarse a la Junta Militar al lado de José Ángel Sánchez y Élfego H. Monzón.

A continuación, voy a referir lo que me consta y recuerdo de los meses que precedieron a la invasión mercenaria y durante los diez días de "acciones militares" en el oriente del país.En enero de 1954 ingresé a la Facultad de Derecho de la Universidad de San Carlos de Guatemala (Usac). Pasé a formar parte del Frente Universitario Democrático (FUD) y continué siendo integrante de la Alianza de la Juventud Democrática Guatemalteca (AJDG).

La Facultad de Derecho era uno de los reductos del Comité de Estudiantes Universitarios Anticomunistas (CEUCA) y de la conspiración contrarrevolucionaria.

En una reunión a la que asistimos varios cuadros y activistas estudiantiles de la facultad y que se realizó a altas horas de la noche en la sede del Partido Guatemalteco del Trabajo, PGT (entonces en la legalidad), se nos informó al respecto y sobre la situación nacional e internacional. A lo nacional se refirió el Secretario General del CC del Partido, compañero Bernardo Alvarado Monzón. La situación internacional la abordó Severo Aguirre del Cristo, quien en aquel momento estaba en el país. Era dirigente del Partido Socialista Popular (PSP) de Cuba.

Entre las conclusiones a que se arribó recuerdo, entre otras, fortalecer y ampliar las medidas de organización, movilización y defensa de la Revolución; reforzar la seguridad, disciplina y vigilancia revolucionaria; denunciar por todos los medios la intervención estadounidense, y dar a conocer las acciones de solidaridad con la Revolución Guatemalteca en distintos países y partes del mundo.Se nos habló de los resultados de la X Conferencia Interamericana de la OEA durante la que se avaló y autorizó multilateralmente la intervención estadounidense al país, y cuya resolución contó con el apoyo de la mayoría de gobiernos de entonces, la abstención del de Argentina y el de México, y el voto en contra de la delegación guatemalteca. En la reunión se acordó dar a conocer el histórico discurso de Caracas pronunciado por el Canciller Guillermo Toriello, y explicarlo en centros de trabajo y estudio y en los barrios.

En aquellos días, los integrantes del FUD participamos en las brigadas juveniles y estudiantiles de Defensa de la Revolución. Se nos dio "instrucción militar" en la Base Militar de La Aurora, y durante las noches teníamos asignados turnos de vigilancia. A ello y al "entrenamiento militar", el cuadro real en el campo de batalla, la conspiración castrense, y a lo que en mi comité de base se decidió que me correspondería hacer a partir de la renuncia de Arbenz, me referiré más adelante.

Por hoy y para terminar, es oportuno traer a cuenta la caracterización de la naturaleza de la Revolución Guatemalteca hecha por el presidente Arbenz. En entrevista concedida a su llegada a México como exilado político al entonces periodista de la Revista Bohemia, Raúl Roa, le dijo que se trató de una revolución antifeudal, democrática y antiimperialista que, en lo nacional, se propuso "abolir la servidumbre mediante una reforma capitalista del régimen agrario de propiedad, elevar las condiciones generales de vida, crear un amplio mercado interno con vistas al desarrollo industrial, rescatar el suelo, el subsuelo y los servicios públicos, democratizar efectivamente la estructura del Estado, codificar las relaciones entre el capital y el trabajo, velar por la salud pública, extirpar el analfabetismo, difundir la cultura y transformar la mentalidad popular en consonancia con las necesidades, intereses y responsabilidades de la Nueva Guatemala".

En lo internacional resumió su propósito diciéndole a quien años después sería Canciller de la Revolución Cubana, el Canciller de la Dignidad, que "fue mantener incólume la soberanía nacional y respetar los derechos de los demás pueblos a fin de ser respetados por ellos".



Diario La Hora, Guatemala,
17 de junio de 2009,

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