Acumulación de la riqueza
y polarización social
La exacerbación de las contradicciones antagónicas al interior de la sociedad guatemalteca, los problemas pendientes de resolver y los que van surgiendo en cada momento y sucesivamente, son causa y efecto a la vez de un sistema en prolongada crisis de agotamiento y caducidad y no como suelen visualizarlo y definirlo los tecnócratas y burócratas que no atinan o que porque así les conviene no le entran al estudio de en donde está la causa principal y los efectos que se derivan de una crisis estructural no superada y resuelta.
Para los expertos y técnicos internacionales, en Guatemala se está en presencia de un modelo económico fracasado. Es lo que se dice en el Informe de Desarrollo Humano 2007 – 2008 presentado el martes de la semana pasada por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, PNUD. Ésta es una manera “cuidadosa y prudente” de informar -no de interpretar y explicar objetivamente- lo que en realidad viene ocurriendo en Guatemala a partir de 1980 y que está muy lejos de llegar al fondo y la raíz de la crisis estructural que agobia y desespera cada vez más a la mayoría de la población y que -desde hace 20 años- se sabía que habría de ocurrir y que los más beneficiados serían la elite del poder económico y político local, el gran capital, las empresas y consorcios extranjeros y el imperialismo estadounidense.
Los índices de pobreza y de pobreza extrema en nuestro país son, además de indignantes, insultantes. Pero es también de lo más insultante e indignante la acumulación de riqueza en un cada vez más reducido número de potentadas familias de agroindustriales, empresarios, comerciantes y banqueros que constituyen la cúpula del poder económico en el país y que se calcula que no pasan de 20.
Según el estudio Guatemala, desnutrición problema secular, elaborado por el doctor Ramiro Ramírez Morales y publicado por el Departamento de Estudio de Problemas Nacionales “Rafael Piedrasanta Arandi” de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de la Universidad de San Carlos de Guatemala, USAC, (Presencia. Estudios de coyuntura. Época VI, Año 3, Número 11, Noviembre de 2007), la riqueza del país “es acaparada por un escaso grupo de la población y empresas extranjeras. En lo nacional apenas el 3 por ciento se apropia de cerca del 50 por ciento de la misma, mientras que el restante 97 por ciento apenas logra sobrevivir con el otro 50 por ciento”.
Los siguientes datos ilustran más. Según el Informe de Desarrollo Humano 2006 del PNUD, citado por el doctor Ramírez, el “estrato alto” de la población equivalía en el año 2000 al 4.7 por ciento de los habitantes del país. Cuatro años después, este porcentaje ya se había reducido al 3.2, o sea que se contrajo en un 1.5 por ciento. De seguir la tendencia apuntada, se podría calcular que para el presente año ya sólo sería de un 1.7 por ciento. Hay que considerar, además, que no es la totalidad de ese porcentaje el que acumula la mayor riqueza del país: el que la sobreacumula es el cada vez mas reducido número de familias potentadas a que ya hice referencia y las empresas extranjeras que menciona el doctor Ramírez.
No obstante lo anterior, hay quienes siguen insistiendo en que la brecha entre los pocos que tienen todo y la pobreza y pobreza extrema en que está sumida la mayoría de la población, se debe a la “falta de oportunidades” o al “mal aprovechamiento” de las mismas. Un acérrimo defensor del libre mercado decía recientemente que “el objetivo de un sistema económico no debe ser el de la equidad, sino del crecimiento” (Prensa Libre, 11 de noviembre de 2008). ¡Vaya semejante sofisma!
Para el doctor Ramírez, una de las causas de esta cruda realidad -en el sector agrícola- está en “un modelo agroexportador fracasado, que tiene sus bases en la producción monocultivista, utilizando para la misma las mejores tierras del país”, “un coloniaje de nuevo cuño, el neocolonialismo que, a su vez, ha conformado […] una atípica ‘neo servidumbre’ que está en la base del “modo capitalista de producción, que en realidad es el de un incipiente y deformado capitalismo con atavismos de producción feudal”.
En consecuencia, la acumulación y sobreacumulación de la riqueza en un número cada vez más reducido de familias de la cúpula del poder económico en el país, deriva en una polarización social que viene a ser la punta del iceberg de la crisis y descomposición de un sistema que sólo beneficia a unos cuantos, afecta a todos los sectores y capas de la población, y que explica la atomización, dispersión, despolitización, desideologización y cooptación de los referentes de la lucha social y popular.
Felizmente, hoy es un día especial para Ana María, para Espartaco, para Lupita, para mí, y demás familia. Nuestro nieto, José Miguel Rosales Sánchez, está cumpliendo cuatro años. Que haya nacido la víspera de un aniversario del inicio de la Revolución Mexicana de 1810, le da sentido y razón de ser a la dicha de vivir y saber que se puede seguir luchando por un país distinto y mejor. ¡Zapata vive y cabalga con el fusil en alto por las ciudades, planicies, cerros y montañas de nuestra América!
Diario La Hora, Guatemala,
19 de noviembre de 2008
RRR/cgs
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