América Latina y el Caribe,
antes y ahora
Cuando un proceso revolucionario avanza y tiende a consolidarse o cuando
atraviesa por momentos de dificultad, contradicciones y problemas no resueltos,
los riesgos y peligros a que hay que hacerle frente, superar exitosamente y
derrotar, ponen a prueba la capacidad y audacia, iniciativa y decisión,
combatividad y firmeza y, sobre todo, la inteligencia y cohesión de los
dirigentes revolucionarios y la unidad, apoyo, consecuencia y lucha de las
fuerzas y sectores que los respaldan y en que se apoyan.
En ambos casos, no se puede incurrir en el más mínimo
descuido e imprevisión ni subestimar o ignorar, advertir y desconocer lo que
los adversarios y enemigos maquinan y fraguan, orquestan y ponen en marcha, lo
que inventan y propalan ni sus planes y maniobras desestabilizadoras. Tampoco
hay que dejar de salirle al paso al más mínimo indicio de conspiración, labor
de zapa e infiltración, desconfianza, dudas y vacilación al interior de la
dirigencia revolucionaria.
Se incurre en un error imperdonable cuando se piensa
que en momentos de auge y ascenso, de afianzamiento y consolidación del proceso
revolucionario, los peligros y amenazas tienden a ser menores y más fáciles de
superar que cuando se tienen contradicciones y problemas no resueltos o se
tiene que hacer frente a dificultades y tropiezos propios de la situación y
condiciones en que se está o cuando aparecen manifestaciones de desesperación o
apresuramiento, vacilaciones y desconcierto, falta de confianza en las propias
fuerzas, con las que se cuenta y en las que respaldan y apoyan a la dirección
revolucionaria.
América Latina y el Caribe empezó a dejar de ser el patio trasero del imperio más poderoso
de la historia a partir del triunfo de la Revolución Cubana el 1 de enero de
1959. Intentos anteriores --que aunque no lograron los objetivos que para el
momento en que se dieron eran viables y posibles--, no pueden dejar de tenerse
en cuenta en tanto antecedentes históricos de esa tan desigual lucha por
nuestra real y verdadera independencia, la soberanía nacional y
autodeterminación y de lo que en la actualidad está ocurriendo en los pueblos y
países al sur del Río Bravo, su avance, profundización y consolidación,
perspectivas y tendencia de desarrollo y desenvolvimiento.
Las fuerzas y sectores que se oponen y conspiran
contra los avances de las luchas de los pueblos y países en el hemisferio
occidental, no cejarán en sus propósitos por revertir o contener, liquidar y
ponerle fin a los cambios profundos en la República Bolivariana de Venezuela,
en la plurinacional Bolivia y en la República Ciudadana de Ecuador y --si les
fuera posible--, derrocar a los gobiernos democráticos y progresistas,
revolucionarios y anti imperialistas, legítima y popularmente electos.
Tampoco cejarán en su empeño por interceptar las
luchas populares y sociales en Uruguay, Brasil y Argentina y que han hecho
posible la elección de gobiernos como el del presidente José Mujica y los de
las mandatarias Dilma Rousseff y Cristina Fernández.
América Latina y el Caribe ya no es aquella región en
que los gobernantes estadounidenses imponían sus dictados y las oligarquías
locales y el gran capital transnacional manejaban los asuntos y negocios de la
región como si fueran de su propiedad y a su conveniencia.
La tendencia y perspectiva de los acontecimientos en
esta parte del globo terráqueo marcha en dirección del desarrollo y el progreso
social, la justicia y la equidad, la no discriminación y exclusión por razón de
raza, género o creencias religiosas, la real y verdadera independencia nacional
y social, el rescate de nuestra soberanía, la nueva integración y unidad
regional, y la solidaridad y cooperación fraternal e internacionalista.
Venezuela, marcha cada vez más en pos del sueño del
Libertador Simón Bolívar y por lo que el presidente Hugo Chávez Frías luchó y
dejó consignado en el Programa de la
Patria 1913 – 1919, base y fundamento político e ideológico del proceso
revolucionario bolivariano y de las conquistas y logros del pueblo.
Y, sin ninguna duda,
lo que garantiza y asegura la victoria electoral el 14 de abril y la
continuidad, avance y profundización del proceso revolucionario en la hermana
República Bolivariana de Venezuela, es la organización, la unidad, formación
política e ideológica de la población, su decisión de lucha, movilización, lealtad
y fidelidad al presidente Chávez Frías y el compromiso social y popular,
emancipador, de la dirección chavista.
Amigo Roberto, te mando mensajes a tu cuenta y me los devuelve. ¿La has cambiado?
ResponderEliminarRicardo, joder, jajaja, las prisas.
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