lunes, 18 de mayo de 2009

2008: El año de la recesión

El momento actual


Desde antes que empezara a retomar el tema sobre algunos aspectos de la historia más reciente de nuestro país, comenzaron a perfilarse suficientes factores y elementos que, ahora puede decirse, están reconfigurado el entorno internacional así como que la situación nacional haya llegado a los extremos de gravedad en que está y que no era difícil de prever.

El punto de partida es el viernes 8 de agosto con la inauguración de los más impresionantes Juegos Olímpicos de los últimos tiempos. Simultáneamente, se produjo el desencadenamiento del conflicto bélico en El Cáucaso. Las casualidades no se dan con independencia de la voluntad y decisión de quienes están en las más altas esferas del poder. Tampoco, las coincidencias. En este caso se trata de una más de las aventuras guerreristas que suele urdir el señor George W. Bush cuando así conviene al ala más reaccionaria, conservadora y fundamentalista de la derecha republicana que actualmente gobierna en Estados Unidos.

Todo indica que la República Popular China (RPCh), está en tránsito de dejar de ser una potencia emergente para pasar a constituirse en una de las más grandes potencias del planeta. Ello viene a confirmar que la exitosa edificación del socialismo se da cuando la dirigencia del Partido Comunista en el poder y el gobierno tiene el suficiente realismo y capacidad para percibir, interpretar y concretar los cambios necesarios a fin de afianzar, profundizar y alcanzar nuevos e importantes avances, logros y conquistas en lo económico, político y social.

La exitosa celebración de los Juegos Olímpicos de Beijing, lo confirma. De resultas de ello -lo que se puede percibir desde aquí y los camaradas chinos han procedido a hacer con sensatez y sabido enfrentar y resolver-, es lo mucho que en un momento dado hay que recomponer, redefinir y rediseñar como parte del complejo y no fácil proceso de edificación de la vía socialista de desarrollo, progreso y equidad.

Diversos factores y algunos elementos más, permiten advertir la emergencia de un mundo multipolar en el que la hegemonía imperial estadounidense se debilita y aísla en medio de la crisis general que afecta a las grandes potencias capitalistas. Lo que no hay que perder de vista es que esta crisis a quien más golpea es al pueblo estadounidense, como consecuencia de problemas financieros y bancarios no resueltos, los altos precios de los combustibles y los alimentos, las altas tasas de desempleo de agosto, la sensible reducción de la capacidad adquisitiva de la clase media y el aumento de los índices de pobreza y pobreza extrema de la clase obrera, la población afroestadounidense y los migrantes e ilegales.

De la tan agravada crisis estructural en la metrópoli imperial, no están exentos los pueblos y países del Sur y sus coletazos y consecuencias se sienten con toda crudeza y gravedad.

En un cuadro así, no es de extrañar que los guerreristas del Pentágono hayan acicateado y estén detrás de los reaccionarios y pro occidentales gobernantes georgianos que el mismo 8 de agosto lanzaron una ofensiva militar contra Osetia del Sur y que, al día siguiente, Abkhasia se viera envuelta en el conflicto que tensa y agrava la situación en una área de importancia geoestratégica que enfrenta a Rusia y sus aliados con Occidente.

Al igual que el fascismo, el imperialismo trata de expandirse y sortear sus crisis acudiendo a la guerra y del conflicto en el Cáucaso, como de la guerra en Afganistán e Irak, quienes llevan las de perder, son los gobernantes estadounidenses y sus aliados.

En cuanto a la situación nacional, así como entre 1954 y 1986 y de 1986 a 2008, ha habido gobiernos de lo más nefastos, no sólo hay que calificarlos así sino señalarlos, al igual que a la élite económica local y los neocolonizadores extranjeros, como los principales responsables de que el país esté como está y que hacia donde se le ha llevado es a estar, cíclicamente, cada vez peor.

La ingobernabilidad, la anarquía y el caos, son manifestación y resultado de la acumulación de lo que no se ha resuelto, así como de la incompetencia y errática gestión de quienes han estado a cargo de la administración pública. Lo son, también, la denunciada dilapidación de fondos en el Congreso de la República y el develado espionaje en la Casa Presidencial.

Lo que podría resultar siendo prematuro afirmar es que esté dándose un reacomodo en las alturas y, menos, que sea a la “izquierda”. Lo que es evidente es el cada vez mayor acercamiento y compromisos del gobernante con sus homólogos de El Salvador y Colombia, con la República China de Taiwan, y el enfriamiento de relaciones con la República Bolivariana de Venezuela, con Bolivia y Ecuador y, en cierta forma, con el gobernante hondureño.

No es de extrañar, entonces, que haya quienes opinen que lo que no está resuelto son las disputas por el control del poder, que tendieran a ser cada vez más difíciles de solventar y la pita terminara rompiéndose por lo más delgado.

¿Meros deseos, suposiciones, o riesgo real? El tiempo lo dirá.




Diario La Hora, Guatemala,
0 de septiembre de 2008,
RRR \ cgs

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