El Héroe de La Higuera,
una luz encendida, siempre
Este fin de semana me di a la grata tarea de revisar varios de los medios escritos y cuatro o cinco sitios web del país para verificar si desde la "izquierda" o desde el centro izquierda o más de alguno de los columnistas y comentaristas, analistas o politólogos independientes se hubiesen referido al 48 aniversario de la caída en combate del Comandante Ernesto Che Guevara. Nada encontré al respecto. En medios del extranjero, es abundante y valioso lo publicado.
A las dirigencias de la "izquierda" institucional electorera en nuestro país no parece interesarles mantener vivo el ejemplo y el legado de tan insigne y destacado revolucionario antiimperialista. Son otras las cuestiones que por ahora ocupan su atención. Ente ellas, la coyuntura "electoral" pero, sobre todo, cómo explicar "su decisión" de a quién de los dos candidatos que lograron pasar a la segunda vuelta van a apoyar.
De los expertos, analistas o politólogos su silencio es explicable; no otra cosa se puede esperar de ellos.
Recordar al Héroe de La Higuera, guiarse por su pensamiento y tener siempre presente su ejemplo de consecuente combatiente internacionalista es un deber de todo revolucionario esté en donde esté, como es un deber, además, tener presente la modesta, digna y ejemplar vida, además de la acción revolucionaria, antiimperialista, firme e inclaudicable, de uno de los hombres cuyos aportes resumen y desarrollan ese ejemplar esfuerzo y empeño por enriquecer y actualizar permanentemente las ideas más avanzadas de nuestro tiempo.
La obra escrita del Che, como lo recordara Guillermo Alvarado en su comentario transmitido en Radio Habana, Cuba, el pasado viernes 9 de octubre, "forma parte del Registro de la Memoria del Mundo de la UNESCO, por su indudable valor universal".
El Che, en efecto, es de los revolucionarios que alcanzó a visualizar con precisión y nitidez incomparables el cambio de época en que ahora nos encontramos. Vivió, luchó y cayó combatiendo convencido y seguro --como consta en uno de sus escritos--, de que "hay que tener una gran dosis de humanidad, una gran dosis de sentido de la justicia y de la verdad para no caer en extremos dogmáticos, en escolasticismos fríos" y que hay que construir el "hombre del siglo XXI en nosotros mismos".
De las virtudes del Che, el 18 de octubre de 1967, el líder histórico y guía de la Revolución Cubana, Fidel Castro Ruz, dijo que "el Che tenía como revolucionario las virtudes de un revolucionario: hombre íntegro a carta cabal, hombre de honradez suprema, de sinceridad absoluta, hombre de vida estoica y espartana, hombre a quien prácticamente en su conducta no se le puede encontrar una sola mancha. Constituyó, por sus virtudes, enfatizó Fidel, lo que puede llamarse un verdadero modelo de revolucionario".
El Che fue un combatiente internacionalista a toda prueba y antiimperialista sin par. Se sintió siempre “tan patriota de Latinoamérica, de cualquier país de Latinoamérica, como el que más y, en el momento en que fuera necesario --así lo dejó escrito--, estaría dispuesto a entregar mi vida por la liberación de cualquiera de los países de Latinoamérica, sin pedirle nada a nadie, sin exigir nada, sin explotar a nadie.”
Llegado ese momento, en su carta de despedida a Fidel, le dice que "Otras tierras del mundo reclaman el concurso de mis modestos esfuerzos. Sépase que lo hago con una mezcla de alegría y dolor, aquí dejo lo más puro de mis esperanzas de constructor y lo más querido entre mis seres queridos… y dejo un pueblo que me admitió como un hijo; eso lacera una parte de mi espíritu. En los nuevos campos de batalla llevaré la fe que me inculcaste, el espíritu revolucionario de mi pueblo, la sensación de cumplir con el más sagrado de los deberes; luchar contra el imperialismo dondequiera que esté; esto reconforta y cura con creces cualquier desgarradura".
Así fue, sigue y seguirá siendo El Héroe de La Higuera: firme y tenaz, indoblegable e incorruptible. Una luz encendida, siempre.